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¿Sacrificios por la persona equivocada?

Las miradas llenas de odio entre el «coronel» y Talbot eran inconfundibles. La tensión en el aire era palpable. Todos los grupos nos habíamos colocado en posición defensiva, preparados para el enfrentamiento inevitable. Los Cunex controlados estaban listos, esperando la orden de Jonathan, que ahora lucía visiblemente incómodo con la presencia del coronel.

El coronel mantenía su postura firme, como si su sola presencia fuera suficiente para hacer temblar no solo a Jonathan, sino a cualquier ingenuo que pueda retarlo o ponerse en su camino. El hombre emo, siempre inmóvil y silencioso, no se inmutaba. Era como una estatua viviente, observando en silencio, pero sin mostrar ninguna emoción. La situación estaba al borde de estallar, y todos lo sabíamos.

—Así que es verdad. Regresaste, tío. —exclamó el coronel con un tono firme y autoritario, mientras sus soldados empezaron a rodear todo el perímetro.

—El que compartamos sangre no significa que seas de mi familia. Sucio Nefilim. — Mascullo Talbot.

—¿Alguien me puede explicar qué está pasando? Primero veo a un gato transformarse en un ángel de fuego, luego a muchos Cunex convertirse en una pantera gigante, ahora acabo de ver a un Fénix y también a esa cosa— Dijo Bastian, aparentemente por perder la poca cordura, pero antes de que pudiéramos decir algo más, agregó: —Oh claro, como olvidar que ahora ese hombre es un "Nefilim".

—¿Qué es un "Nefilim"? —pregunte, mirando a Bastian.

—El hijo de un ángel y una humana. —respondió Barq tenso y... ¿asustado? — Según el Génesis, son gigantes híbridos provenientes de la unión entre ángeles malvados y mujeres, que causaron el diluvio, Dios se enojó que sus ángeles tomarán mujeres humanas y limpio la tierra con el gran diluvio.

—Eso es una simple especulación, pero tienes razón en algo Barq, tengo sangre celestial. —respondió el coronel.

—¿Cómo sabes...?

—Conozco a todas las criaturas que están dispersas por la creación del todopoderoso, y es mi deber contener y controlar los estragos que ellas provocan. —dijo el coronel extendiendo su mano derecha al cielo.

Todos nos quedamos atónitos al ver cómo el fénix se elevaba hacia el cielo nocturno, transformándose en una inmensa esfera de fuego, tan brillante como el propio sol. La intensidad de su luz era insoportable; tuvimos que apartar la vista, incapaces de soportar su resplandor cegador. Sin embargo, la sorpresa no terminó ahí. La esfera de fuego comenzó a cambiar, tomando la forma de una espada envuelta en llamas que descendió suavemente hasta la mano derecha del coronel.

La espada parecía tener vida propia, vibrando con una energía casi tangible. Sus llamas eran tan poderosas que solo con mirarla sentías un calor abrasador en lo más profundo de tu ser, como si te quemara el alma. Sin duda alguna, era una escena sacada de un libro de fantasía.

—Yo me encargo de ellos. — señaló con su espada a Talbot y al emo. —Ustedes capturen a los Cunex que puedan, si ellos ponen resistencia... mátenlos. No son importantes. —concluyó el portador de la espada ardiente.

Así comenzó todo: un caos de «todos contra todos». Los Cunex zombi se dividieron en cuatro grupos estratégicos. El primero utilizó sus cuerpos como un campo de fuerza, protegiendo a Enma y a Jonathan, creando una barrera viviente. El segundo grupo se fusionó para formar una gigantesca pantera, que rápidamente se lanzó a combatir a los soldados recién llegados. El tercer grupo se unió a la batalla entre Talbot y el coronel, intensificando aún más el enfrentamiento. Mientras tanto, el cuarto grupo fue en ayuda de la primera bestia de Jonathan, intentando reforzar su posición.

CUNEX - DEVORADORES DEL DOLOR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora