✶ׅ 𓄷̸ 𝘍𝘶𝘯𝘴𝘩𝘪𝘯𝘦 𝘹 𝘎𝘳𝘶𝘮𝘱𝘺 ˖ ་ [𝘸𝘦𝘦𝘬]

Dia lluvioso

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Funshine, disfrutaba de una tarde de juegos en la Pradera de Color. Los colores vibrantes y las flores resplandecientes eran el escenario perfecto para su entusiasmo y alegría. Corría, saltaba y reía, sintiendo la brisa cálida y la suave hierba bajo sus pies.

De repente, el cielo comenzó a oscurecerse. Unas gotas de lluvia empezaron a caer, al principio, suaves y refrescantes. Funshine, siempre optimista, se lo tomó a la ligera y siguió jugando. Pero la lluvia pronto se intensificó, transformándose en una tormenta con fuertes vientos y aguaceros. Las flores se agachaban bajo el peso del agua y los colores vibrantes de la pradera se desvanecían bajo el gris del cielo.

Funshine, empapado y temblando, comenzó a correr hacia la ciudad de Quiéreme Mucho, buscando refugio. Mientras corría, escuchó una voz familiar llamando su nombre.

-¡Funshine! -gritó Grumpy desde la puerta de su garaje, abierta de par en par-. ¡Por aquí!

Funshine se dirigió corriendo hacia Grumpy, resbalando ligeramente en el suelo mojado. Al llegar, Grumpy, con su típico ceño fruncido pero con preocupación en sus ojos, lo hizo entrar rápidamente.

-¡Mira en qué estado estás! -regañó Grumpy, sacudiendo la cabeza-. Siempre tan despreocupado, ¿verdad?

Funshine, empapado de pies a cabeza, sonrió débilmente mientras Grumpy lo envolvía en una toalla grande y esponjosa. Sin decir una palabra más, Grumpy comenzó a secar el pelaje de Funshine, frotando con vigor la toalla sobre su cabeza. Al darse cuenta de su gesto, Grumpy se detuvo de repente, aclarando su garganta y alejándose un poco.

-Quédate aquí esta noche -dijo Grumpy, tratando de sonar firme pero con una nota de suavidad en su voz-. No quiero que te enfermes. Quédate al lado del calentador y cúbrete bien.

Funshine asintió, agradecido y con una sonrisa cálida. Se acomodó en el sofá, envuelto en mantas, sintiendo el calor del calentador calmar sus escalofríos. A medida que el calor lo envolvía, sus ojos comenzaron a cerrarse y pronto se quedó profundamente dormido.

Grumpy, observándolo desde la distancia, sintió una mezcla de emociones. Funshine, siempre tan alegre y despreocupado, había traído un rayo de sol a su mundo gris. Se acercó en silencio, contemplando la posibilidad de darle un beso en la frente como muestra de cariño. Sin embargo, a último momento, se detuvo, temeroso de mostrar demasiada vulnerabilidad.

Con un suspiro, Grumpy se retiró a su habitación, dejando a Funshine dormir tranquilamente en el sofá. Esa noche, mientras la tormenta rugía afuera, Grumpy pensó en lo afortunado que era de tener a Funshine como amigo. A pesar de su carácter gruñón, el osito amarillo siempre lograba iluminar sus días.

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Mientras la lluvia golpeaba suavemente las ventanas, Grumpy se acurrucó en su cama, con el corazón un poco más cálido gracias a la presencia de Funshine. En el silencioso refugio de su hogar, ambos ositos se durmieron con una sensación de paz y compañerismo, sabiendo que en el mundo de los ositos cariñositos, siempre se cuidaban unos a otros.