Cita

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Grumpy, estaba en la tienda local comprando algunas cosas para terminar su último invento. Como siempre, estaba concentrado en su lista, buscando las piezas exactas que necesitaba. La tienda estaba tranquila, con solo unos pocos ositos haciendo sus compras matutinas.

De repente, una voz alegre y familiar rompió su concentración. -¡Grumpy! -llamó Funshine, mientras se acercaba con una sonrisa-. ¿Qué haces por aquí?

Grumpy levantó la vista, un poco sorprendido de verlo. -Hola, Funshine. Estoy comprando algunas cosas para mi nuevo invento -respondió, mostrando su lista.

Funshine se inclinó para echar un vistazo. -¡Eso suena genial! Oye, estaba pensando... ¿te gustaría salir conmigo esta tarde? Como amigos, ya sabes, solo para pasar el rato.

Grumpy, siempre el osito reservado, encontró difícil aceptar la invitación. No estaba acostumbrado a las salidas sociales, y prefería pasar su tiempo trabajando solo en sus proyectos. Pero la sincera invitación de Funshine y su eterna sonrisa fueron demasiado difíciles de rechazar.

-Bueno... supongo que podría hacerlo -dijo finalmente Grumpy, tratando de sonar despreocupado.

Funshine aplaudió con entusiasmo. -¡Genial! Nos vemos en la pradera después del almuerzo.

Más tarde, esa misma tarde, Grumpy se dirigió a la pradera donde Funshine lo esperaba. Al llegar, fue recibido con una cálida bienvenida y una energía contagiosa.

-¡Vamos! -dijo Funshine, tomando a Grumpy de la mano y llevándolo hacia los prados.

Comenzaron su tarde paseando por la pradera, disfrutando del suave aroma de las flores y el canto de los pájaros. La conversación era ligera y sin presiones, permitiendo a Grumpy relajarse lentamente. Llegaron a un lago cercano donde jugaron en el agua, salpicándose y riendo como niños.

Después, encontraron unos arbustos llenos de frutas. Funshine, siempre curioso, probó una y exclamó lo deliciosas que eran, animando a Grumpy a hacer lo mismo. Se sentaron bajo la sombra de un gran árbol, comiendo las jugosas frutas y compartiendo historias de sus aventuras.

Con el sol comenzando a ponerse, los dos ositos se acomodaron en una colina con vista al horizonte, observando cómo el cielo se pintaba de tonos naranjas y rosas. La tranquilidad del momento los envolvió, y empezaron a hablar con más confianza.

-¿Sabes, Grumpy? -dijo Funshine, rompiendo el silencio-. A veces, me da miedo la oscuridad.

Grumpy se giró para mirarlo, sorprendido por la confesión. -¿En serio? -preguntó, un poco incrédulo.

Funshine asintió, mirando al suelo. -Sí, sé que suena tonto, pero me pone nervioso no poder ver lo que hay a mi alrededor.

Grumpy, sintiendo la sinceridad de Funshine, decidió compartir su propio temor. -Bueno, supongo que todos tenemos nuestros miedos. A mí... me dan miedo las arañas.

Funshine levantó la vista, sorprendido. -¿De verdad? ¡Nunca lo habría imaginado!

Ambos se miraron y luego empezaron a reír, compartiendo un momento de vulnerabilidad que fortaleció su amistad. Se sentía bien poder ser honestos el uno con el otro, sin juicios ni burlas.

Finalmente, con la noche cayendo, decidieron dar por terminada su salida. Se despidieron con una sonrisa y una promesa de repetirlo pronto. Mientras Grumpy caminaba de regreso a su taller, se dio cuenta de lo mucho que había disfrutado la tarde. Funshine había logrado algo que pocos podían: hacerlo sentir cómodo y feliz en compañía.

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Esa tarde quedó grabada en sus corazones como un recordatorio de que la amistad verdadera podía superar cualquier temor y que incluso los ositos más gruñones podían encontrar alegría y paz en la compañía de buenos amigos.

✶ׅ 𓄷̸ 𝘍𝘶𝘯𝘴𝘩𝘪𝘯𝘦 𝘹 𝘎𝘳𝘶𝘮𝘱𝘺 ˖ ་  [𝘸𝘦𝘦𝘬]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora