✶ׅ 𓄷̸ 𝘍𝘶𝘯𝘴𝘩𝘪𝘯𝘦 𝘹 𝘎𝘳𝘶𝘮𝘱𝘺 ˖ ་ [𝘸𝘦𝘦𝘬]

Helado

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Un día particularmente sofocante había caído sobre Quiéreme Mucho. El sol brillaba con fuerza, y todos los ositos buscaban formas de refrescarse. La pradera estaba llena de risas y juegos, pero el calor empezaba a hacer mella en todos.

Grumpy, estaba especialmente molesto por el calor. El sudor le perlaba la frente y su pelaje se sentía pegajoso. Decidió que lo mejor era ir donde Friend, el osito que tenía un carrito de helados siempre listo para alegrar los días más calurosos.

Con una expresión de esperanza inusitada, Grumpy se dirigió al carrito de helados de Friend. Sin embargo, al llegar, encontró una larga fila de ositos ansiosos por refrescarse. Mientras esperaba su turno, veía cómo poco a poco el suministro de helados se agotaba.

Finalmente, cuando por fin llegó al frente de la fila, Friend, con una expresión de disculpa en su rostro, dijo: —Lo siento, Grumpy, pero se nos acabaron los helados.

Grumpy sintió cómo la frustración se acumulaba en su interior. —¡No puede ser! —exclamó, frunciendo el ceño más que nunca—. ¿Cómo es posible que te hayas quedado sin helados en un día como hoy?

Friend solo pudo encogerse de hombros, apenado. —La verdad, no esperaba que vinieran tantos ositos hoy.

Justo cuando Grumpy estaba a punto de explotar, sintió un toque suave en su hombro. Se giró con brusquedad, listo para desahogar su frustración, pero se encontró con la cálida sonrisa de Funshine, el osito amarillo con un sol radiante en su barriguita.

—Hola, Grumpy —dijo Funshine, extendiendo un helado hacia él—. Pensé que podrías necesitar esto.

Grumpy parpadeó, sorprendido. —¿Para mí? Pero, ¿cómo…?

Funshine se encogió de hombros con una sonrisa. —Bueno, vi la fila y me adelanté un poco. Pensé que te gustaría tener un helado, así que conseguí uno para ti antes de que se acabaran.

Grumpy tomó el helado, sintiendo cómo su enojo se desvanecía lentamente. —Gracias, Funshine —dijo, y aunque le costó un poco, logró esbozar una pequeña sonrisa.

Ambos ositos se alejaron del carrito de helados y se dirigieron hacia su grupo de amigos, que estaban reunidos bajo la sombra de un gran árbol. Al llegar, fueron recibidos con risas y saludos.

—¡Miren! —dijo Cheer, la osita siempre positiva—. ¡Grumpy y Funshine trajeron helado!

Mientras se acomodaban bajo el árbol, disfrutando del refrescante helado, Grumpy se sintió sorprendentemente bien. A pesar del calor y la frustración inicial, la amabilidad de Funshine había cambiado su día. Se sentó junto a sus amigos, escuchando sus charlas y risas, sintiéndose parte de algo especial.

El grupo pasó la tarde conversando y jugando, olvidando el calor sofocante bajo la sombra del árbol. Grumpy, aunque todavía gruñón por naturaleza, no pudo evitar disfrutar del momento. Observó a Funshine, agradecido por el gesto que había tenido con él.

Al caer la tarde, mientras el sol comenzaba a descender y el calor se disipaba lentamente, Grumpy se dio cuenta de lo afortunado que era de tener amigos tan considerados. Aunque a veces le costaba admitirlo, momentos como ese le recordaban que la bondad y la amistad siempre estaban presentes en Quiéreme Mucho.

Funshine se acercó y se sentó junto a él, ambos en silencio por un momento, disfrutando de la paz del atardecer.

—Gracias de nuevo, Funshine —dijo Grumpy finalmente, rompiendo el silencio—. El helado fue justo lo que necesitaba.

Funshine sonrió, su alegría contagiando a Grumpy una vez más. —De nada, Grumpy. Los amigos están para eso, ¿no?

G

rumpy asintió, sintiendo una calidez en su corazón que no tenía nada que ver con el sol.

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Sabía que, sin importar el clima o las circunstancias, siempre podría contar con sus amigos para hacer de cada día algo especial.