✶ׅ 𓄷̸ 𝘍𝘶𝘯𝘴𝘩𝘪𝘯𝘦 𝘹 𝘎𝘳𝘶𝘮𝘱𝘺 ˖ ་ [𝘸𝘦𝘦𝘬]

Sombrero

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Funshine, se despertó una mañana con la luz del sol entrando por su ventana. Estaba emocionado por un nuevo día lleno de posibilidades. Sin embargo, al prepararse para salir, notó algo preocupante: su sombrero rojo favorito, el que siempre llevaba puesto, no estaba en su lugar habitual.

Funshine comenzó a buscar frenéticamente por toda la casa. Revivió cada rincón, levantó cojines, abrió armarios y miró debajo de los muebles. Pero su sombrero rojo no aparecía por ninguna parte. La ansiedad comenzó a apoderarse de él. Sin su sombrero, se sentía incompleto, como si una parte esencial de él faltara. Finalmente, Funshine se sintió tan abrumado que decidió no salir de su casa ese día. Se envolvió en mantas, intentando ocultarse del mundo, y se acurrucó en su sillón, sintiéndose triste y desamparado.

Mientras tanto, en Quiéreme Mucho, los otros ositos se dieron cuenta de la ausencia de Funshine. Se preguntaban dónde podría estar, ya que siempre era el primero en salir a jugar y a compartir su alegría con los demás. Grumpy, notó especialmente la falta de Funshine. Aunque no lo admitía abiertamente, se preocupaba profundamente por sus amigos.

Decidido a averiguar qué le sucedía a Funshine, Grumpy se dirigió a su casa y tocó la puerta. Después de un momento, la puerta se abrió lentamente y apareció Funshine, envuelto en mantas, con una expresión preocupada en su rostro.

-Hola, Funshine -dijo Grumpy, tratando de sonar más amable de lo habitual-. Todos se preguntan dónde has estado hoy. ¿Estás bien?

Funshine evitó la mirada de Grumpy, sintiéndose avergonzado. -Estoy... estoy bien, Grumpy. Solo... no quería salir hoy.

Grumpy, que no era fácil de engañar, levantó una ceja. -¿Seguro? No parece que estés bien. ¿Qué es lo que realmente pasa?

Funshine intentó no hablar de su sombrero, pero su ansiedad era evidente y no sabía mentir bien. Finalmente, suspiró y confesó: -No encuentro mi sombrero rojo. Sin él, me siento... desnudo. No puedo salir sin él, Grumpy. Simplemente no puedo.

Grumpy sonrió suavemente, entendiendo la importancia del sombrero para Funshine. -Está bien, Funshine. No te preocupes. Vamos a buscarlo juntos.

Funshine, sintiéndose aliviado por la comprensión de Grumpy, asintió. Juntos, comenzaron a buscar por toda la casa. Buscaron en cada rincón que Funshine ya había revisado, pero Grumpy, con su ojo observador, sabía que a veces las cosas se esconden en los lugares más obvios.

Después de un buen rato de búsqueda, Grumpy sugirió revisar detrás de la cama. Funshine, aunque dudoso porque ya había revisado ahí, aceptó la sugerencia. Grumpy movió las almohadas y, al fondo, detrás de la cama, encontraron el sombrero rojo de Funshine, enredado entre las mantas.

-¡Aquí está! -exclamó Grumpy, sosteniendo el sombrero.

Funshine se llenó de alegría como nunca antes. Tomó el sombrero, lo sacudió un poco y se lo puso, sintiéndose completo de nuevo. Giró sobre sí mismo unas cuantas veces, dejando que la emoción lo envolviera.

-¡Gracias, Grumpy! -dijo Funshine, abrazando a su amigo con gratitud.

Grumpy, aunque incómodo con las muestras de afecto, devolvió el abrazo con una sonrisa. -De nada, Funshine. Sabía que lo encontraríamos.

Funshine, sin soltar la mano de Grumpy, lo llevó afuera, decidido a disfrutar la tarde que aún les quedaba. Ambos ositos caminaron juntos por Quiéreme Mucho, disfrutando del sol y la compañía mutua.

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Ese día, Grumpy y Funshine demostraron una vez más que, sin importar las dificultades, siempre podían contar el uno con el otro. Juntos, compartieron una tarde llena de risas y momentos especiales, recordando que la verdadera amistad es un tesoro invaluable.