✶ׅ 𓄷̸ 𝘍𝘶𝘯𝘴𝘩𝘪𝘯𝘦 𝘹 𝘎𝘳𝘶𝘮𝘱𝘺 ˖ ་ [𝘸𝘦𝘦𝘬]

Nieve

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En el encantador y colorido mundo de los ositos cariñositos, había caído una nevada suave y blanca, cubriendo todo Quiéreme Mucho con un manto de nieve brillante. Era una tarde invernal perfecta, y mientras la mayoría de los ositos disfrutaban del frío jugando afuera, Grumpy, prefería la calidez de su hogar.

Grumpy se encontraba acurrucado en su sillón favorito, con una taza de chocolate caliente entre las manos, disfrutando de la paz y tranquilidad de la nieve cayendo afuera. Sin embargo, su soledad no duró mucho. Unos suaves golpes en la puerta rompieron el silencio. Con una mezcla de curiosidad y ligera irritación, Grumpy se levantó y abrió la puerta.

Allí, con una gran sonrisa y los ojos brillantes, estaba Funshine.

-¡Hola, Grumpy! -dijo Funshine alegremente, con la nariz roja por el frío-. Quería saber si te gustaría salir a jugar en la nieve conmigo.

Grumpy frunció el ceño, sintiendo el frío aire invernal entrar en su cálido hogar. -No sé, Funshine. Estaba disfrutando de un poco de tranquilidad aquí adentro.

Funshine no se desanimó. Con su habitual entusiasmo, insistió. -¡Vamos, Grumpy! Será divertido. Podemos hacer muñecos de nieve, deslizar por las colinas y tener una guerra de bolas de nieve. Prometo que te lo pasarás bien.

Grumpy suspiró, pero no pudo resistirse a la alegría contagiosa de Funshine. -Está bien, está bien. Supongo que un poco de aire fresco no me hará daño.

Funshine aplaudió y dio un salto de alegría. -¡Genial! Vamos entonces.

La tarde se llenó de risas y juegos. Grumpy y Funshine construyeron enormes muñecos de nieve, cada uno con sus propios toques creativos. Tuvieron una intensa guerra de bolas de nieve, corriendo y esquivando proyectiles mientras la nieve volaba a su alrededor. Se deslizaron por las colinas en deslizadores improvisados, riendo y gritando mientras se deslizaban a toda velocidad.

A medida que el sol comenzó a ponerse y la luz dorada del atardecer se reflejaba en la nieve, ambos ositos se sintieron agotados pero felices. Decidieron regresar a casa de Grumpy para calentarse.

Al entrar en la acogedora casa de Grumpy, el calor y el olor del chocolate caliente los envolvieron. Grumpy sirvió dos tazas de chocolate caliente y se sentaron juntos en el sillón, charlando sobre cualquier cosa y todo. Hablaban de sus aventuras, de sus amigos, y de los pequeños detalles que hacían sus días especiales.

Mientras la conversación fluía, Funshine comenzó a bostezar. Sus párpados se volvían pesados, y pronto cerró los ojos, quedándose dormido rápidamente como solía hacer. Grumpy, sin darse cuenta, sintió el suave peso de la cabeza de Funshine apoyarse en su hombro.

Grumpy miró a Funshine, observando cómo respiraba suavemente, su expresión tranquila y pacífica. Un sentimiento cálido llenó su corazón, y sin poder evitarlo, sonrió. Era raro que Grumpy mostrara su lado más tierno, pero en ese momento, se permitió disfrutar de la compañía de su amigo.

Con cuidado, Grumpy se inclinó un poco, apoyando su cabeza suavemente sobre la de Funshine. La sensación de calidez y cercanía era reconfortante, y pronto, Grumpy también se quedó dormido, sintiendo una paz que rara vez experimentaba.

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Así, bajo la suave luz del atardecer invernal, dos amigos encontraron un momento de serenidad y felicidad, recordando que, a veces, los mejores momentos eran aquellos compartidos en la simplicidad de la amistad y el cariño.