𝑬𝒍𝒆𝒄𝒄𝒊𝒐𝒏 𝒅𝒆 𝒎𝒖𝒆𝒓𝒕𝒆.
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Death cuidó de Uda las siguientes noches hasta que su cuerpo ya había recuperado fuerzas y pudo seguir trabajando en la supuesta fórmula química.
Logró probarla en insectos pequeños y notó que la bacteria podría alterar el sistema nervioso y circulatorio, dejando a los animales muertos con mínimas dosis por unos momentos. Guardó la mezcla en una jeringa, pues si iba a probar debía tener una ventaja sobre los otros.
En la casa dónde vivía era caracterizada por su rapidez e inteligencia. Sus padres normalmente le recalcaban el por qué esmerarse para ser la mejor y darse lujos que otros no tenían, pues los mejores siempre iban en el podio.
Decidió trabajar en más mezclas peligrosas haciendo tres por lo menos dañinas al cuerpo humano, pero no letales.
Ellos querían Hasse, y Uda sabía que si se los daba en bandeja de plata (cosa que ella sí pudo hacer) la consecuencia sería la muerte. Ni Legión, ni el líder tendrían piedad con ella, y quería escapar, pues sus planes nunca fueron quedarse aislada en Nagano hasta su vejez.
Morgan llegó a la propiedad dónde Death se encontraba leyendo bajo la luz del sol un libro.
—¿Qué mierda estás haciendo? —le preguntó Christopher a la mano derecha de su tío, quién se alteró y lo volteó a mirar.
—Legión, yo... pues...
—Perdiendo el tiempo—se molestó.
—No, no, la he estado cuidando, como has mandado.
—Dije, vigilar, no cuidar como si fueras su abuela— apretó la mandíbula— ¿y dónde mierdas está?
Death se levantó, el lugar era mucho más espacioso de lo que se veía a primera vista, habían ciertos arbustos pequeños y el asesino condujo a Christopher por el camino hasta hallarla de espaldas sentada con una ropa nueva.
—Uda, Legión vino a ver los avances.
Ella se giró y el hijo de Alex Morgan dejó de respirar por un momento. Ya no era la misma chiquilla mugrienta que conoció, con el cuerpo sucio o mal oliente. Al levantarse, Christopher pasó los ojos por el cuerpo esbelto y elegante, que irradiaba gracia y belleza. Su cabello, largo y dorado como el sol, caía en suaves ondas hasta su cintura, reflejando la luz que la hacía ver como un ángel.
—¿Qué quieres ver específicamente? —indagó la rubia desplomando a Morgan del embelesamiento que le hizo arder la cabeza.
—A ti no será.
Death apretó los labios y Uda blanqueó los ojos pasando por un lado a Christopher que se quedó estático al sentir el aroma.
—¿De dónde sacaste esa loción? —la siguió.
—La hice yo— le señaló la parte donde estaba trabajando.
—¿Esto también lo hiciste tú? —Christopher miró mal a Death quién desvió los ojos.
Uda se puso de pie junto a una mesa de madera rústica, cubierta con una variedad de herramientas y frascos. Manipuló las hojas, raíces y flores, utilizando morteros y almirez para molerlas en finas pastas y polvos. Cada planta que escogía era meticulosamente estudiada, sus propiedades analizadas y documentadas en un cuaderno de cuero que llevaba siempre consigo.
Tomó las muestras que estaban almacenadas bajo la mesa en una especie de caja, sacó la que tenía números de ocho cifras.
—Esta es la muestra— sacó un poco en un gotero— una porción de diez miligramos genera complicaciones como pérdida de sentidos básicos; olfato, vista, audición, gusto, y tacto, el Hasse logra que se vayan deteriorando con el paso del tiempo.
—¿Es la última versión?
—No, debo hacerle mejoras para volverlo letal, si me das otras semanas será el peor veneno creado—mintió.
Para crear algo así se necesitaban años, pero el tal Legión no parecía entender nada y si ella necesitaba usarlo como colateral para escapar, no dudaría en hacerlo. Christopher pareció dudoso, pero se guardó el objeto en la chaqueta.
—Ya.
—¿Algo más? —lo miró de nuevo al notar que él parecía detallar algo.
Uda sabía que el hombre era algo casi que de otro planeta, tenía un físico innegablemente atractivo y más. Un adonis entero con el cabello oscurecido, los ojos acerados y un poco de barba que le estaba creciendo ya haciéndolo ver mayor.
Él seguía sin responder, Death carraspeó y Uda hizo una mueca de incomodidad.
—No—dijo por fin— vendré dentro de dos días, quiero ver más avances.
—No te voy a tener nada dentro de dos días—replicó ella— es más, ni dentro de cuatro, necesito tiempo si quieren tener algo mortal. Esto debilita, pero no asesina y pueden buscar un contrarrestante.
—Ajá.
—Allá tú si no crees lo que digo—Uda se encogió de hombros— tengo que seguir trabajando en esto, así que estaré ocupada.
El resto de ese día se sintió vilmente observada, estaba incómoda, pues Morgan solo arrastró una de las sillas y la miró trabajar, como si fuera un maestro encargándose de verificar que todo estuviese correcto.
***
Thomas evaluó a la chica que se hallaba detrás de Christopher y delante de Death, pasó sus ojos grises a su pequeña creación y la sacó del recipiente para verterla en otro lado, que tenía varias toxinas. Ella pasó saliva cuando el líquido se tornó rojo.
—Se supone que el Hasse debe responder con un tono transparente— miró a su sobrino— ya han pasado cuatro semanas, ¿qué pasó con lo que se pidió?
—Es complicado hacerlo en un mes— explicó ella— para comprobar si es Hasse necesitaría un cuerpo humano, una persona.
—¿Es eso lo que necesitamos para comprobarlo?
—Sí.
—Ain—llamó a uno de sus hombres—. Traemela.
Uda no entendió en un principio, luego se dió cuenta que Death la miró con algo de pesar cuando Ain la tomó del brazo y la arrastró a la fuerza hasta Thomas.
—De rodillas.
Ain le dio una patada en la pierna obligándola a caer y le levantó la cara.
—Eres tan hermosa—Morgan paseó la aguja por sus mejillas y vio hacía sus ojos que sostenían la mirada del líder del Mortal Cage, algo que Christopher notó— me hubiera gustado aparearme con una así.
Uda no se movió, no le tenía miedo a él, sino a su creación.
—Aún podría, si bajas esos bonitos ojos al suelo.
No lo hizo. Le sostuvo la mirada y Death quién le había tomado cariño, se tensó. Christopher seguía mirando quieto la escena, le daba asco, jamás se le habría pasado por la mente meterse con alguien que podría ser su hija.
—Entonces eliges la muerte. ¿O no?
—Inyectala— la voz de Uda dejó a todos quietos— Inyectala—repitió— que tú a mí, miedo no me das.
Thomas la abofeteó obligando a Death apartar la mirada.
—Muy bien, qué estúpida elección— musitó antes de clavarle la aguja en el cuello y vaciar lo que quedaba en la jeringa dejando a todos pasmados viendo el cuerpo de la joven caer al suelo.
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MORTAL CAGE.
FanfictionChristopher Morgan es un fanatico de las peleas clandestinas, de las carreras ilegales y de todo lo antimoral. Con dieciocho años debe pensar en un futuro, no está dispuesto a renunciar a su apellido, pero tampoco a esclavizarse así mismo a su proge...