MORTAL CAGE.

CAPÍTULO 15

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FEMF.

—Última oportunidad Christopher— siseó una voz luego de que las balas se detuvieron—. Entregame a la chica y todo volverá a ser como antes.

La voz no pertenecía a Antoni, pero si a Thomas. Quién no paraba de insistirle a su sobrino que le diera a Uda.

Ella miró a Morgan quién blanqueó los ojos en un gesto de cinismo.

—¿Y darte mi cabeza en bandeja de plata? —Increpó el mismo—. No gracias.

—Habrías podido evitar todo este daño colateral, te habría dado el Mortal Cage solo para ti, mis planes eran más grandes, pero no, lo tenías que joder, y sí, estuve enfadado, pero vine en son de paz.

Death se posó detrás de Thomas, sosteniendo un rifle de asalto con ambas manos, varios de los mejores hombres estaban en primera línea. Antoni tenía que encargarse de otras cosas y el hecho de que Christopher tuviese tantas escapatorias debido a que su abuela paterna lo apoyaba, le sacaba de quicio. Pese a que era el líder de la mafia, su prometida era algo serio, no solo porque Uda estaba rodeada de belleza, sino por su inteligencia.

Por eso la quería, porque logró hacer varios planes de escape, tanto de la mafia italiana, como del Mortal Cage, algo que lo tenía con la cabeza ardiente. Ella no quería ser dueña de nada, solo quería ser libre, pero la vida y sus giros inesperados nos hacen tomar a todos decisiones que ante otros ojos son incorrectas.

Para Antoni, su escape había sido traición. Ella no debía irse al otro lado del mundo, debía ser una esposa, debía desarmarla y destruirla tanto física como emocionalmente, ella debía obedecer, servirle al cuervo, porque eso hacían las prometidas.

Uda no era para nada eso. Era rebelde, feroz y sobre todo astuta. Le gustaba aprender, amaba retarse así misma por capricho, sabía que su mayor enemigo era ella misma, su mente y quería aprender a controlarse, a ser más inteligente y superar la palabra "suficiente". Para ella, nada era suficiente, si alguien decía que se podía explorar un 20% ella retaba a otros, asegurando que ella podría con el 80%.

Uda se crió en cautiverio, y durante sus primeros años de vida tuvo figura tanto materna como paterna. Personas que la incentivaron a llevar las cosas al límite, pues todo da miedo antes de empezar. Ella se sacó varias veces de esa zona de confort, solo por capricho, solo por retarse así misma.

Veía lo malo como algo bueno, distorsionaba las reglas y sobre todo nunca bajaba la cabeza.

Por esa razón Antoni la veía como un peligro, sumándole a su vieja amistad con Emily Mascherano. La rubia no se iba a quedar quieta, no se iba a rendir tras su objetivo, si libre era lo que se había propuesto así misma, libre sería.

Christopher la miró de nuevo y ella hizo lo mismo señalando que no había escapatoria de ahí.

—¿Viniste en son de paz? Rematando la casa...

—No me habrías abierto la puerta si la tocaba con los nudillos, ¿o sí?

—Podrías hacer algo mejor y meterte las armas por el culo— siseó Christopher—. A Alex no le gustará saber que amenazas a su único hijo.

—Christopher, sal de ahí y dame la cara para hablar tranquilamente— Thomas usó a uno de sus hombres como escudo y empuñó el arma.

Uda le señaló a Morgan el arma que estaba a medio armar, necesitaban más balas, ya que aún desconocían la cantidad de personas que había. Y el reflejo distorsionado de la nevera tampoco daba mucha información.

—Si te la doy me dejas ir— negoció Christopher y la rubia negó con la cabeza.

—Sí.

Ella miró a Morgan de nuevo y este dirigió su mirada al arma. Un truco, Christopher no tenía intenciones de soltarla, no solo por la chispa que había surgido sino porque era su único salvavidas. Uda asintió en un gesto con la cabeza, apretó sus labios y él levantó una comisura antes de levantarse, tomándola del brazo y colocándola como escudo.

Thomas estaba con Antoni, varios cuervos y bestias del Mortal Cage.

Uda tragó saliva sintiendo como Christopher la pegaba contra él.

—¿Por cuánto la tenías? —le preguntó Christopher a Antoni quién no despegó los ojos de ella.

No lucía asustada, de hecho parecía que estaba segura y no por su ex prometido.

—¿Por cuánto dinero la querías vender?

—Jamás la quise vender—le respondió frío— tenía mejores planes.

—La otra noche me contó un par de cosas— soltó Morgan— al parecer no resultas tan habilidoso con la lengua como dices ser, solo me bastó una lamida y se corrió.

Antoni apretó el arma mirando a Uda, quería matar a Christopher, el hecho de acostarse con él no la hacía feliz de ninguna manera, mucho menos cuando era una lucha de egos entre ambos, ahí no importaba lo que ella pensara o sintiera.

Sin embargo, se sentía satisfecha debido a que Antoni no podía hacer más que mirarlo con desprecio y eso reflejaba el sentimiento de inferioridad propia.

—Entiendo ahora muy bien porque la quieres tanto— la soltó antes de tomarle la barbilla y todos se quedaron quietos cuando Christopher con todo el descaro, estrelló su boca contra la de Uda, moviendo sus labios con brusquedad.

Su lengua se movió entre los dientes de la rubia y en medio del desastre su miembro endureció con ganas de sentir los labios de Uda en otra parte. Se apartó luego de un momento dejandola mareada y a Antoni con el arma apuntando a su cabeza.

—¡Sueltala! —exigió el italiano.

—Besa como el cielo y folla de maravilla— le rodeó la cintura con la mano— debiste habérmelo dicho, desde el principio la habría cuidado mejor...

—¡Hijo de puta! —quiso soltar el primer disparo, pero las ventanas se reventaron con el impacto de una granada.

Morgan movió a Uda detrás de él evitando el choque de los vidrios contra ella y entonces vió a varios soldados, con la simbología de la FEMF.

Los halcones no tuvieron tiempo para atacar a Christopher, solo para defenderse de las balas de los soldados que reventaron contra las paredes.

Tironearon al hijo de Alex afuera mientras la rubia derribó a uno de los del Mortal Cage, quitándole el arma antes de intentar volarle los sesos a Antoni, quién fue protegido por Alí Mahala.

La rubia tuvo que retroceder buscando a Morgan quién forcejeaba con la alta guardia, alguien la tomó del cabello y se desplomó tras el pinchazo que le perforó la vena dando paso al líquido que se incrustó en su torrente sanguíneo. 

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