Una sesión inolvidable

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El estudio fotográfico en el corazón de Los Ángeles vibraba con la energía eléctrica de la banda. Era una mañana calurosa de julio de 1987 y el equipo de producción trabajaba sin descanso para preparar todo para la sesión de fotos de Guns N’ Roses. Los reflectores iluminaban la sala, los asistentes corrían de un lado a otro y los flashes de las cámaras capturaban cada instante.

Slash, con su habitual sobrero de copa y su cigarrillo colgando de los labios, observaba a sus compañeros, Axl y Duff, posar junto con sus respectivas novias, Mandy y Erin. Las chicas, vestidas con atuendos provocativos y maquilladas a la perfección, sabían cómo robarse el show. Slash sonrió al pensar en Atenea, su chica, quien debía estar llegando en cualquier momento.

Atenea, era una virtuosa e inteligente ingeniera en sistemas. Había conocido a Slash hace pocos meses durante una de sus presentaciones en el famoso bar "Rainbow", estaban teniendo problemas con los equipos, a lo cual ella se ofreció a ayudarlos aplicando sus conocimientos. Llamando en particular la atención del guitarrista de la banda, empezando así lo que sería el inicio de una linda coincidencia y lo que daría pie a su relación.

Volviendo a la sesión de fotos. Ella no solía frecuentar estos eventos, debido a lo que ella desempeñaba, a su trabajo, pero había accedido a acompañar a su novio para la sesión de fotos. No era la típica chica del rock and roll, con su estilo más sencillo y poco revelador. Sin embargo, hoy había decidido sorprender. Cuando Atenea llegó al estudio, todos los ojos se posaron en ella. Llevaba un vestido ajustado de cuero negro con un escote de corazón, resaltando su pecho y sus curvas de manera elegante y sensual, acompañado de unas botas altas que relucían sus torneadas piernas. Su cabello, normalmente recogido en un moño, caía en suaves ondas sobre sus hombros, y su maquillaje resaltaba sus ojos y labios de manera hipnotizante.

Slash, al verla, quedó completamente embelesado, casi hechizado. Apagó su cigarrillo y se acercó a ella con una sonrisa traviesa, mientras con sus ojos recorría descaradamente su figura.

—Dios, nena, estás... No tenía idea de que tenías ese lado tan... seductor —le susurró al oído mientras la tomaba de la cintura para llevarla al set.

Atenea sonrió, sintiéndose un poco cohibida pero también emocionada por la atención de Slash y de los demás.

—Supongo que quise sorprenderte —respondió, acariciando suavemente su mejilla.

El fotógrafo comenzó a dirigir las poses, y la primera fue sencilla: Slash y Atenea de pie, frente a frente. El guitarrista deslizó una mano por la cintura de su novia, atrayéndola más cerca. Sentía el calor de su cuerpo contra el suyo y no pudo evitar que sus ojos bajaran al escote del vestido.

—¿Sabes, nena? —dijo con voz ronca, sus labios rozando su oído—. Nunca imaginé que pudieras verte tan... provocativa. Luces preciosa.

Atenea sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Slash siempre había sido un maestro del coqueteo, pero hoy había algo diferente, una intensidad que la hacía temblar.

—Cariño, estamos en una sesión de fotos —respondió, intentando mantener la compostura.

—Lo sé, pero no puedo evitarlo —replicó él, sus dedos trazando círculos suaves en su espalda—. Eres una tentación andante.

La siguiente pose era aún más íntima. Atenea estaba sentada en el regazo de Slash, mientras ella agarraba un cigarrillo entre sus dedos y él sostenía un mechero para encenderlo. Él se acercó a su cuello y alzó la mirada, sus ojos oscuros llenos de deseo.

—Dime, bonita —dijo suavemente—, ¿Alguna vez has pensado en lo que haríamos si estuviéramos solos ahora mismo?

Atenea sintió un calor recorrer todo su cuerpo y que calentó sus mejillas.

—Creo que deberíamos concentrarnos en las fotos.

—Me estoy concentrando —respondió él, besando lentamente su cuello—. Solo que mi mente no puede dejar de imaginar todas las cosas que quiero hacerte. —terminó por decir con picardía.

El fotógrafo capturó la tensión palpable entre ellos, la química innegable que los rodeaba. En otra de las poses, Slash se colocó detrás de su novia, sus manos descansando sobre sus caderas, sujetándolas con firmeza y deseo, sus labios apenas rozando su oreja. Mientras ella miraba hacia la cámara.

—Sabes que luces jodidamente sexy, ¿verdad? —murmuró, su aliento cálido enviando escalofríos por la espalda de su novia—. No puedo esperar a que terminemos aquí.

la chica se estremeció, intentando mantener la compostura mientras los fotógrafos seguían capturando la escena.

—Amor, estamos en medio de una sesión de fotos —dijo ella, tratando de mantener la seriedad.

—Y no puedo esperar para tenerte para mí solo después —replicó él, sus manos deslizándose por sus costados.

El fotógrafo capturó el momento, una imagen cargada de pura pasión. A cada oportunidad que tenía, el guitarrista reflejaba la admiración y deseo que sentía por su novia.

En otra de las poses, Atenea tenía la espalda apoyada a una pared con una de sus manos sobre su cabeza, la cual sostenía su novio, mientras la otra estaba puesta en el pecho de este y la mano libre de Slash descansaba sobre su cintura, sosteniéndola con firmeza y posesión, sus labios rozando su cuello. Ella cerró los ojos, disfrutando de la sensación.

—No sé si podré esperar hasta que termine la sesión —susurró Slash en su oído, su voz llena de deseo—. Te quiero ahora.

Atenea abrió los ojos, encontrando los de Slash mirándola con un deseo apenas contenido. La pasión que el reflejaba la hizo temblar de anticipación.

—Entonces, tendrás que ser paciente, querido —dijo, sonriendo seductoramente—. Porque cuando termine, seré solo tuya.

Cuando finalmente terminaron, Slash no pudo contenerse más. Tomó a Atenea en sus brazos y la besó con fervor, olvidándose de todos a su alrededor. Sus labios se movían con urgencia, como si estuviera marcando el inicio de un momento que ambos sabían sería inolvidable.

—Eres increíble —murmuró contra sus labios—. Gracias por esto.

—No es nada —respondió ella, sus ojos brillando con amor y deseo.

Salieron del estudio con la promesa de pasar una tarde intensa, sabiendo que habían dejado una marca imborrable no solo en las fotos, sino también en sus corazones.













Esperen la parte 2 y la parte 4 del shot anterior.

besos lindas♡

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