Halloween

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El apartamento que Guns N' Roses compartía en Los Ángeles era conocido por ser un lugar donde la diversión nunca faltaba. En esta ocasión, la melliza de Steven, Millie, había decidido organizar una fiesta de Halloween y patrocinarla por completo. Todos los integrantes de la banda y sus amigos estaban invitados. Las expectativas eran altas. Millie, era una amante de las festividades y había hecho todo lo posible para asegurarse de que la noche fuera exepcionalmente inolvidable.

La sala de estar se había transformado en un espeluznante salón embrujado, con telas de araña cubriendo los muebles y velas parpadeantes iluminando la habitación con una luz tenue y misteriosa. Un enorme caldero negro lleno de ponche que simulaba ser sangre, junto con una mesa llena de deliciosos bocadillos y alcohol esperaban a los invitados.

Millie había convencido a su novio, Duff, para que se disfrazaran como el Joker y Harley Quinn, respectivamente. Duff, conocido por su estilo bohemio y relajado, accedió a regañadientes ante la insistencia de su novia ante la idea de vestirse como el famoso villano de Batman.

Cuando Duff se puso su disfraz y se miró en el espejo, quedó impresionado. El traje del Joker le quedaba perfecto, y su maquillaje aterrador lo hacía parecer auténtico. Sin embargo, todo palidecía en comparación al traje de Millie.

Ella entró en la habitación con su disfraz de Harley Quinn, y Duff quedó boquiabierto, el chico casi que babeaba al ver a su novia. Millie había elegido un traje muy ajustado y provocativo que mostraba su figura esbelta. Unos cortos shorts de bicolor azul con rojo, ajustaba sus despampanantes caderas y su trasero, seguido de una camisa recortada por encima del ombligo, junto con un pequeño escote, que dejaba a la vista su cintura y parte de su pecho todo esto acompañado de unas botas altas de tacón que relucían sus piernas. Su cabello estaba enmarcado por dos coletas de color azul y rosa, y su maquillaje resaltaba sus ojos y labios de manera seductora. Era evidente que había puesto mucho esfuerzo en su apariencia, y el resultado era espectacular.

—¡Wow! Te ves increíble, nena— exclamó Duff con una sonrisa pícara, sin poder apartar la vista de ella.

Millie sonrió seductoramente y se acercó a él, rodeándole el cuello con los brazos y él por reflejo, la tomó por la cintura. —Gracias, cariño. Te dije que te gustaría mi elección de disfraz.—

Duff tragó saliva y se sintió abrumado por la sensualidad que irradiaba su novia en ese momento. Era como si se hubiera transformado en la auténtica Harley Quinn, con su actitud coqueta y seductora. Luego de su encuentro en la habitación, Duff tomó la mano de su chica para bajar a la fiesta.

Al caer la noche, la fiesta estaba en pleno apogeo cuando los miembros de Guns N' Roses y otros amigos comenzaron a llenar la sala. Axl se había disfrazado de vampiro, con colmillos falsos y una capa negra elegante. Steven, por otro lado, lucía un impresionante disfraz de Frankenstein, con suturas falsas en su rostro y brazos. Izzy iba vestido como un zombie, usando ropa desgastada y sangre falsa cubriendo sus prendas. Por último, Slash, optó por un traje de hombre lobo; orejas, colmillos falsos, la nariz pintada y la falta de una camiseta eran las características de su disfraz, y al igual que ellos, muchos otros disfrazados se acumulaban en la sala de la casa.

El fuerte sonido de la música inundaba la sala  creando la atmósfera perfecta. Duff y Millie se movían juntos en la pista de baile, disfrutando de la música y del ambiente festivo. Millie aprovechaba cada oportunidad para coquetear y seducir a su novio, movía sus caderas sensualmente y él se dejaba llevar por el encanto de su novia y el personaje que representaba.

A medida que avanzaba la noche, la tensión sexual entre Duff y Millie se volvía cada vez más evidente. Los roces accidentales se volvieron más intencionales, y las miradas se volvieron más provocadoras. Duff le lanzaba miradas sugerentes y le susurraba al oído frases llenas de coquetería e insinuación. Ella respondía con una sonrisa juguetona y le devolvía los cumplidos con comentarios traviesos. La química entre ellos era innegable y el ambiente estaba cargado de tensión sexual.

Finalmente, Duff tomó la mano de su novia y la condujo a un rincón alejado del apartamento. El chico la acorraló contra la pared. Se miraron a los ojos, sin decir una palabra, pero sabían exactamente lo que el otro deseaba.

El deseo acumulado explotó en un beso apasionado y ardiente. Se fundieron el uno en el otro, Duff la tomó fuerte de las caderas atrayéndola aún más hacia él y ella hundió los dedos en su cabello mientras acariciaba su nuca, mordió su labio inferior pidiendo permiso para que entrara su lengua a lo que ella aceptó, se desató una batalla por el dominio la cual el varón ganó.

—No tienes idea de lo mucho que te deseo ahora mismo— le susurró Duff con la voz agitada.

Él bajó sus manos a su trasero y lo apretó con deseo haciendo que Millie soltara un jadeo en su boca y tirara suavemente de su cabello. Pronto, Duff bajó sus labios a su cuello atacándolo sin piedad, chupando y lamiendo, mientras tiraba de sus piernas incitándola a que saltara, lo cual la chica entendió y dio un brinco para enrollar sus piernas en su cintura haciendo que ambos soltaran un gemido ahogado por la cercanía. Duff caminaba a tropezones por el pasillo hasta llegar a la habitación para continuar. Ambos dejándose llevar por la química y la atracción irresistible que los había envuelto durante toda la noche.

La fiesta continuó a su alrededor, pero Duff y Millie se perdieron en su propio mundo de placer, entregados el uno al otro. Halloween se convirtió en una excusa perfecta para que ambos exploraran su pasión y se permitieran dejarse llevar sin restricciones.

A medida que la noche avanzaba, la pareja regresó a la fiesta, pero ahora, con una complicidad secreta entre los dos.


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