Un poco de amor

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Más tarde ese día, Chieko ya se encontraba de nuevo en los paneles, con la energía completamente renovada y con más confianza que nunca. Los pequeños maestros aire también estaban allí y Jinora los alentaba a realizar el ejercicio. Daiyu fue la primera en saludar al Avatar, completamente risueña, lo que a Chieko le causó mucha ternura. La niña estaba adelante de todos en la fila y procedió a pasar entre los paneles con la misma facilidad con lo que lo había hecho en la primera sesión de Chieko. Cuando terminó, todos la aplaudieron.

- Espectacular como siempre, Daiyu.- felicitó Jinora, despeinandola con cariño. La castaña miró al Avatar. - ¿Por qué no intentas tú ahora, Chieko?-

Ella asintió. Suspiró y zarandeó sus extremidades en preparación. Relajó su cuerpo tal como le habían enseñado y se puso en pose. Se sintió un poco mejor que la última vez, más liviana y concentrada. Empezó a moverse y se adentró entre los paneles. Se movía con rapidez y dinamismo, sorpresivamente esquivando todos los paneles. Llegó al otro lado ilesa y suspiró cansada sin poder creerlo. Le había requerido mucho esfuerzo y lo había sentido en su cuerpo completamente.

Escuchó aplausos de los maestros aire y Jinora se acercó a ella rápidamente, junto con la pequeña Daiyu.

- Chieko, ¡muy bien! Hay algunas cosas que puedes mejorar, como el hecho de que todavia estabas un poco tensa, pero aún así fue impresionante el cambio. ¡Felicidades! Vas muy bien encaminada.-

- ¡Estuviste genial!- festejó Daiyu.

Chieko les sonrió. Jinora la hizo volver a intentarlo, una y otra vez. Con cada intento le salía mejor y para el final de la lección había logrado pasar exitosamente entre los paneles más de la mitad de las veces. El Avatar estaba extasiada.

- Excelente trabajo, Chieko, sigue así. Terminamos por hoy.- le dijo Jinora.

El Avatar se desplomó en el suelo del cansancio y cerró sus ojos pensativa. Se le vino a la mente la imagen de sus padres y no pudo evitar sonreír. Saber que ellos estaban orgullosos era lo último que necesitaba para seguir.

Abrió sus ojos cuando sintió una presencia posicionarse sobre ella: Yuiuk la miraba tiernamente. Chieko le dedicó una sonrisa y la princesa le ofreció su mano para levantarse. La castaña la aceptó y quedaron frente a frente.

- No descanses mucho, querida, aún tienes que tener tu lección de agua control del día de hoy.- bromeó Yuiuk.

- Debes apurarte, Chieko, sino yo terminaré siendo mejor que tú.- intervino Diki, interponiendose entre ambas chicas.

- ¿Ah, sí?- cuestionó Chieko, aganchandose a la altura del niño. - ¿Tanta confianza tienes, pequeñín?-

Diko sonrió arrogante.

- Pues claro que sí, apuesto que te puedo ganar en una pelea.-

- Wow, estás hablando con el Avatar, niño.- dijo Chieko y Yuiuk rió.

- Hasta el Avatar tiene sus debilidades.- argumentó Diki.

- ¿De dónde sacaste tanta confianza?-

- De mi papá...así conquistó a mamá.-

- ¿Acaso estás tratando de conquistarme?-

- No a ti, a ella.- admitió Diki, señalando a Yuiuk.

Ambas chicas se miraron sorprendidas y estallaron en carcajadas impresionadas. Chieko despeinó a Diki amigablemente y este la miró ofendido.

- Tal vez en unos años lo logres, Diki, sigue intentando.-

- Como sea...- murmuró avergonzado el niño.

La Leyenda de ChiekoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora