Cacería de vampiros II.

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Wednesday.

Dicen que cuando cometes un error es cosa de humanos, pero ahora que lo veo desde cerca; un error como este, tan devastador te convence de que esto solo lo cometería un monstruo sin ley, ni alma.

Al observar los cadáveres de lo que parecían ser una pila de vampiros, ya muertos –Mas muertos de lo que ya estaban por supuesto – me quede perpleja, por fin algo en mi se encendió. Una pequeña gota de humanidad rompió mi negro corazón.

Cruce miradas con la caperucita verde, que me acompañaba. Empuñe mis manos y por poco y rompo la ballesta que me acompañaba.

- ¿Segura te encuentras bien? - Respiro con tranquilidad mi "fiel compañera de aventuras" No sabía muy bien si matarla o dejarla vivir.

Tengo rabia e impotencia, las ganas de derramar unas lágrimas me derriban y mi aura ya no es neutra, claro que no; ahora es puritana y busca la justicia, aunque esta le cueste.

Asentí con resentimiento y caminé a su lado, pero un paso más atrás del de ella; escuché la madera crujir, de los troncos caídos -Ojalá y fueran los vampiros no muertos, y se encargaran de propinarnos la muerte llena de tortura, como lo merecemos- que daban miedo de por sí.

Agudice mi oído y observe el lugar proveniente de este.

Me distraje tanto, que no note, ni siquiera el momento en el que llegamos a nuestro destino. Ella se detuvo delante de mí t me hizo una señal, para que la siguiera.

Nos encontrábamos cara a cara, con lo que parecía una especie de túnel rocoso, húmedo, oscuro y lúgubre en realidad.

Nos adentramos a este lugar y todo se volvió tenue y con la más clara opacidad que puede haber existido en tantos eones.

Caminamos alrededor de quince kilómetros, quizás en este cuerpo renacentista, necesita un poco de cardio o quizá solo este un poco fatigada de pensar en las mil maneras de matar a caperucita verde.

Cuando por fin nos acercamos al gran final del túnel; vislumbre una luz hermosa y radiante –Por fin se acaba mi ceguez- Al terminar nuestro esplendido paseo; la pelirroja me agarro de la mano y avanzamos hasta unos guardias que estaban detenidos con imponencia en la entrada, junto con lo que parecía una especie de reyes de esta época.

-Terminaron con la primera entrega. - Determino con furia e indignación la joven reina de tan solo veinte años -Que hermosa, por cierto- Sus ojos, son oscuros y opacos, sus cejas tenues, pero notables; sus labios son carnosos y rosados, y, su cara es como la de un ángel entrando al mismísimo infierno.

-Misión cumplida. - Afirmo con energía caperucita verde, yo la observe por el rabillo del ojo y luego hice un giro tres, sesenta; tanto que me maree en seguida.

-La mini cazadora no habla. - Curioseo la supuesta reina, -Ahora se atrevía a dirigirme la palabra- la miré de arriba a abajo con desdén y me di por enterada, de que ella era la culpable por la pila de cadáveres que hubo previamente antes de nuestro repentino encuentro con la realeza.

-Uno de esos vampiros la noqueo, pero ella logro convertirlo en polvo. - Miss caperucita, me miro con intriga y le devolvía la mirada a la "reina" como si buscase explicar, con mi confirmación algo que, ni siquiera yo recordaba.

Yo asentí y mire a mi alrededor, tratando de encontrar lo que mi corazonada me gritaba -Alguien nos sigue desde el cementerio de vampiros- sentí un frío en mi nuca y la acaricie con zozobra.

La reina al igual que yo observo a todos los lugares que se permitía tener en frente, cada que volteaba la dirección de su rostro o su mirada.

Caperucita empuñó su cuchillo desollador, al escucha las ramillas de árboles romperse; los guardias que escoltaban a la reina, empuñaron sus espadas y se miraron entre sí.

De un momento a otro , todo se torno oscuro para mí; las personas frente a mi desaparecieron.

-¡Captúrenlos¡- gritaron los intrusos, llenos de odio y despresprecio hacia la reina y sus ayudantes.

Me había confundido, cometí un grave error; uno de los atacantes me sometió a la caída más desastrosa de mi vida.

Sentí caer en un precipicio, pues solo lograba vislumbrar los colmillos de la reina y sus guardaespaldas.

Tras haber caído, me desperté, pero en un campo de batalla infernal; vampiros contra humanos. Todo a mi alrededor estaba encendido en un deslumbrante y hostigamiento fuego, que acababa casi al cien por ciento mi capacidad pulmonar.

-¡Jenny levántate¡- Sobresaltada y con sangre en sus labios la reina, me tendió su mano. Yo la acepte de inmediato, y, me pare de un solo brinco.

Cuando menos nos dimos cuenta, estábamos acorraladas por un conjunto de personas con la malicia en su mirada y antorchas que me hacían comprender lo primitivo de su acto.

-¡Demonios¡

-¡Quémenlos¡- Gritaban los aldeanos enfurecidos, mientras acercaban cada vez más las llamas a nuestra piel.

Me encontraba tan asustada, que no reconocía de donde venían esas extrañas ansias de salir corriendo, pero, por otro lado, me carcomían unas ansias intolerantes, de luchar por lo que quiero y por lo que realmente es justo.

Espalada a espalda, la reina y yo peleamos contra los verdaderos monstruos de la historia.

Los aldeanos, furiosos nos atacaron con cruces, ajos y agua vendita. –Cosas que no me afectaron en nada, pero si a la reina- Todo se nos estaba saliendo de las manos, los humanos o más bien los normies, lograron acabar con la mitad del sequito de vampiros que nos acompañaban.

Todo estaba perdido a nuestro parecer, la reina me mando una mirada de angustia, y, distingue el gesto en su cara; gracias a ella comprendía que estaba llegando nuestro fin.

Los aldeanos se distrajeron por un mínimo instante y la reina, me agarro de las manos, me acerco a ella y acaricio mi mejilla con cierta delicadeza.

-No quiero que te lastimen- Se expreso, poniendo su frente sobre la mía. Nos miramos durante seis breves segundas y cuando sus labios se acercaban cada vez más a los míos, y el caos a nuestro alrededor se reflejaba en sus ojos. Sentí una trinchera atravesar por completo mi pecho.

Y volví a caer, pero con un peso más atroz, como si me hubiera devuelto con algo sobre mi pecho.

Palpé un poco mi pecho, sintiendo como mi sangre desbordar de mi desgarrador corazón. Me sentí perdida y luego todo oscureció. 

NeverMore AcademyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora