Quimeras

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Un abanico de juegos florales se amplían.
Áuricos remansos amparan gorjeos desde las plazas de la aviación.
Aleteos infantes atraviesan bifurcaciones.
Besos de adolescencias desesperadas por velar.
Tal paisaje cenizoso de frenesíes.

¿Cuántos cigarrillos se disipan en este aliento?

Quimeras trazan todo un misterio ante los círculos andantes.
Bancos de niebla que aletargan toda deshora peculiar.
Ángeles aguardan por algún tropiezo desde la sombra de los árboles.
Charcos de ensueño y petricor.
Tales gárgolas inertes se destiñen en la prisma del danzante soñador.

¿Cuántos cafés se destilarán desde esta curtida anatomía?

¿Cómo harás para restallar del lodo un vástago de rosas?

Vertiéndote así,
con épicas lacerantes y pútridas.
Toda la luz de un amanecer se descubre...

Desde la lluvia del invierno más abrasador,
amenizas al viento de aquellas calles tan abandonadas.
Mientras llegas,
desnudando racimos de alba,
a este ritual muy frenético.

Un baldío de sueños sureños se arrecia entre tanta holladura
y sin embargo,
tú, te amaneces sin soberbia,
posándote cándidamente en el celaje del amor.





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