Bad Girl ☆ Bbangsaz & Catnipz g!p

Capitulo 11

La incomodidad se sentía en el aire, en una mesa de una cafetería cercana al campus estaban sentadas Haerin, Minji, Hanni y Danielle, en ese orden.

La mesa era cuadrada por lo que estaba Minji frente a Danielle mirándola duramente, la australiana sólo sonreía.

Le mesera llegó unos minutos después de que se instalaron y procedió a preguntar qué se les ofrecía a cada uno.

—Yo quiero un americano sin azúcar y para ella un frapé de chocolate con fresas y una galleta oreo en la punta, —dijo Minji pidiendo por Hanni quien se sonrojó levemente ante la mirada de todos.

Danielle levantó una ceja pero no dijo nada. Las otras dos chicas pidieron sus cosas y despues de anotar en su libreta la mesera se retiró a buscar lo que ordenaron.

Se quedó nuevamente en silencio la mesa hasta que Haerin habló. —Te agradezco que hayas aceptado, sería estupendo ir en cita doble, ¿no? —dijo con emoción mirando a Danielle y a Hanni quienes sólo le sonrieron.

—Bueno igual si Hanni no se siente cómoda, tampoco podremos hacer mucho —. Dijo Minji sin dejar de mirar a Danielle.

—No tiene que ser precisamente una cita, sólo iremos juntas y podré regresarla a casa en la noche, —dijo Danielle mirando a Hanni con una sonrisa.

Ya se conocían obviamente pero nunca habían tratado tan directamente la una a la otra o habrían tenido momentos a solas, siempre estaba Haerin en medio de ambas así que tampoco estaban tan incómodas.

—Me parece bien —. Hanni dijo mirando a Danielle.

Minji estaba a reventar y era evidente para todos en la mesa que la más alta no estaba del todo de acuerdo con la cita o lo que fuese entre Danielle y Hanni.

La mesera llegó poniendo el café frente a Minji, —aquí tiene. Y para su novia, —dijo poniendo el frapé frente a Hanni. Minji no dijo nada y le dio un sorbo a su café, parece que ni siquiera lo había escuchado.

—Gracias, —alcanzó a decir Hanni con naturalidad, como si no fuese la primera vez que existe esa posibilidad en mesa.

Danielle había accedido a todo esto por un solo motivo, tenía que verlas de cerca, sabía que si Haerin no se había dado cuenta de algo es porque era ciega, sólo bastó una comida con ellas para que estuviese claro que pasaba algo.

—Espero que no los haya incomodado, la gente suele decir eso cuando Minji pide por nosotras y ya nos cansamos de aclarar las cosas, —dijo Hanni mientras comía detenidamente su galleta.

Haerin asintió, —no pasa nada, también me pasa con Danielle.

—Nunca te he preguntado, Hanni, ¿qué estudias? —dijo Danielle mirándola directamente.

Minji interrumpió a Hanni contestando por ella, —literatura.

La chica del cabello rizado asintió lentamente, —¿algún libro que me recomiendes?

Los grandes ojos de Hanni se iluminaron con esa pregunta, —bueno es una pregunta bastante amplia, te puedo recomendar del género que te guste, de arte, de historia, de imaginación, ¿qué te gusta?

Se quedó pensando un segundo Danielle mientras ponia un dedo sobre su barbilla. —Recomiendame uno que pienses que me gustaría.

Hanni sonrió, —Si los gatos desaparecieran del mundo de Genki Kawamura, soy fanática de la literatura japonesa.

—¿Bromeas? Yo igual, tengo un montón de libros en japonés en mi escritorio, —dijo Danielle asombrada por la similitud.

Hablar de libros para Hanni era tener de las mejores platicas, pronto ambas se pusieron a hablar como locas sobre varias obras que compartían en común mientras Danielle le mostraba algunos cuadros que había hecho como inspiración de varios de ellos.

Minji solo las veía con el ceño fruncido sintiéndose tonta, no podía leer más de dos palabras sin aburrirse, por algo estudiaba deportes. Se levantó sin que se dieran cuenta para ir al baño, evidentemente su novia también lo notó levantándose con ella para seguirla.

—¿Qué pasa? —preguntó Haerin abrazándola por detrás y besando su hombro.

—Nada, —dijo Minji lavándose las manos para pasarlas por su cara.

—¿Estás celosa?

No dijo nada por unos segundos hasta que se relajó, —Hanni nunca ha salido con nadie y hace unas semanas me enfrenté a golpes con Danielle, no sé cómo sentirme.

Haerin asintió pasando una mano por sus hombros intentando calmarla, —sé que no amas a Danielle, pero es una buena chica, no conozco a nadie que podría tratarla mejor que ella.

Minji estuvo a nada de decir que ella podría, más bien que ella lo hacía, pero esas palabras se quedaron atascadas en su garganta. Sólo asintió y sin decir nada más regresó a la mesa.

Para terminar de colmar su paciencia seguían hablando como si fuesen mejores amigas, malditos libros, maldita Danielle, pensaba Minji.

—¿Sigues hablando de eso? —preguntó Minji molesta.

—Discúlpanos, se nos olvidaba que tú no sabes leer —, dijo Danielle en tono de burla provocando una pequeña risa por parte de Hanni.

—Yo si leo —. Se defendió haciendo que Hanni casi escupiera su bebida de la risa, empezó a ponerse color rojo de la vergüenza.

—Ay, Minji, tu no lees ni los subtitulo de las películas, ni siquiera tienes lápiz —. Dijo riéndose a más no poder, Danielle la acompañó con una risa escandalosa y sin decir nada se levantó y se fue del lugar.

Haerin miró con mala cara a Danielle y se fue tras ella.

Mash se encongió de hombros y bebió de su té, sin importarles lo que pasó siguieron hablando de varias obras de arte literarias.

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Un chico estaba recargado sobre un poste de luz con cerca de 4 chicos alrededor de él, parecía que estaban bromeando sobre algo que no se lograba a entender, se redujeron las risas cuando una cabellera rizada se posó en medio de ellos.

El chico levantó la ceja, —¿pasa algo?

Danielle volteó a ver a los chicos con los que estaba y pareció entender el mensaje porque con un movimiento de cabeza todos se esfumaron.

Bebió de su refresco de cola que tenía entre las manos y habló, —¿te conozco?

Negó pero se acercó lo más que pudo al chico, —no pero tú conoces a alguien de quien necesito información.

Niki entrecerró los ojos indicandole que tenía que seguir hablando porque no entendía nada. —Hanni y Minji, ¿por qué las odias?

Rió, —no las odio, sólo odio a Minji. Pero, ¿por qué tendría que contarte cosas?

—Porque te voy a pagar, —dijo mostrando un fajo de billetes que estaba dentro de su suéter.

Él mordió su labio y pasó la mano por su cabello rubio, —¿qué quieres saber?

—¿Cuál es la verdadera relación entre esas dos?

—Te contaré todo lo que sé.