Kye se dejó caer pesadamente en una de las sillas altas del bar, dejando escapar un suspiro cargado de frustración. El lugar estaba iluminado tenuemente, la música suave y los murmullos de las conversaciones creando un ambiente que normalmente hubiera disfrutado, pero esta noche no. Esta noche, todo lo que podía pensar era en la pelea que había tenido con Lay.
Ordenó una bebida fuerte, algo que pudiera ahogar momentáneamente el dolor y la rabia. Cada trago parecía quemar, pero bienvenido fuera ese ardor comparado con el nudo en su pecho. ¿Cómo habían llegado a esto? ¿Cómo habían dejado que una discusión tonta se convirtiera en gritos y puertas cerradas de golpe?
Horas después, con la cabeza pesada y los ojos nublados por las lágrimas y el alcohol, Kye decidió que era momento de volver a casa. Las calles estaban vacías y silenciosas, un reflejo de su propia soledad. Tropezó con las escaleras al subir y casi no lograba meter la llave en la cerradura.
Cuando finalmente abrió la puerta, el apartamento estaba en silencio. Lay estaba sentado en el sofá, su expresión serena pero preocupada. Al ver el estado en el que se encontraba Kye, se levantó y se acercó a él con pasos lentos.
-Lo siento... -murmuró Kye, su voz quebrándose-. No debí haber gritado...
Lay no dijo nada. Simplemente lo miró con una mezcla de ternura y compasión. Se acercó y, sin decir palabra, lo abrazó. Kye se derrumbó, el llanto que había estado conteniendo brotando finalmente. Lay lo sostuvo, acariciando suavemente su espalda.
-Vamos, necesitas un baño -dijo Lay con voz suave pero firme.
Kye protestó débilmente, pero Lay lo llevó al baño con cuidado. Lo desvistió con delicadeza, sus movimientos llenos de amor y paciencia. Cuando el agua fría tocó su piel, Kye jadeó, pero poco a poco comenzó a sentirse más claro, más en control.
Lay se quedó a su lado todo el tiempo, asegurándose de que no se resbalara y manteniendo el contacto visual, ofreciendo silenciosamente su apoyo. Kye, aún llorando, se dejó sostener por el calor de su amor y la firmeza de sus brazos.
-Lo siento tanto, Lay -repitió Kye, sus sollozos disminuyendo.
-Shh, ya pasó -susurró Lay, besando su frente-. Estamos bien. Estoy aquí.
Kye asintió, sintiendo el consuelo de esas palabras. Sabía que, sin importar lo que pasara, siempre tendría un refugio en los brazos de Lay. Lay ayudó a Kye a salir de la ducha y lo envolvió en una toalla grande y suave. Con cuidado, lo guió al dormitorio y lo hizo sentarse en la cama. Kye estaba agotado, tanto física como emocionalmente, sus ojos hinchados y enrojecidos por el llanto.
-Espera aquí, voy a buscarte algo de ropa -dijo Lay, apretando suavemente el hombro de Kye antes de dirigirse al armario.
Mientras Lay buscaba un pijama cómodo, Kye se quedó sentado en la cama, su mente llena de pensamientos oscuros y dolorosos. El peso de la culpa y la vergüenza se hacía más pesado con cada segundo que pasaba. Finalmente, no pudo contenerse más.
-Soy un monstruo -murmuró, su voz quebrándose de nuevo-. No merezco tu amor, no después de cómo te traté.
Lay se detuvo, la ropa en sus manos. Se dio la vuelta y caminó de regreso hacia Kye, dejando las prendas a un lado. Se arrodilló frente a él, tomando sus manos temblorosas entre las suyas.
-Kye, mírame -dijo con suavidad, esperando a que Kye levantara la vista-. No eres un monstruo. Todos tenemos momentos difíciles, todos cometemos errores. Lo importante es cómo nos recuperamos de ellos y cómo aprendemos a ser mejores.
Kye bajó la mirada, incapaz de enfrentar los ojos comprensivos de Lay.
-Pero te lastimé... te grité... -sollozó, lágrimas frescas cayendo por sus mejillas-. No puedo perdonarme por eso.
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One-Shots YeosM
FanfictionUna colección de YeosM One-Shots, algunos son continuaciones entre sí. Puedo publicar NSFW, momentos lindos entre personajes o incluso angustia. Si quieres algún tipo de One-Shot, puedes comentar en el libro o incluso enviarme un mensaje en Wattpad...