Las llamas del fuego parpadearon, proyectando sombras sobre las paredes de piedra de la cabaña de Oti. Caminó de un lado a otro, su mente en un torbellino de pensamientos oscuros. Fara llevaba semanas desaparecida y cada día que pasaba sin noticias de su amado fantasma, el corazón de Oti se encogía más.
Oti se sentó en el borde de la cama y se frotó la cara con las manos. Tenía los ojos hundidos, marcados por la falta de sueño. – Por favor, Fara, ¿dónde estás? - murmuró, su voz casi inaudible.
El crepitar del fuego fue la única respuesta. Oti cerró los ojos, intentando recordar el último momento que pasaron juntos. La risa de Fara aún resonaba en su mente, una dulce melodía que ahora parecía un recuerdo lejano. El dolor de la ausencia era insoportable, cada segundo sin Fara se sentía como un golpe directo al corazón.
Oti, exhausto y desesperado, se hundió en la silla junto a la chimenea. Su magia estaba desordenada, incapaz de concentrarse. Intentó innumerables veces usar sus poderes para localizar a Fara, pero cada intento fracasó estrepitosamente. No sabía si era el dolor o la desesperación lo que obstaculizaba sus esfuerzos.
Esa noche, mientras afuera azotaba la tormenta, Oti se sintió más sola que nunca. Estaba a punto de perder la cabeza. El anhelo por Fara era como un veneno que lo devoraba por dentro. El sentimiento de impotencia lo consumía y no sabía qué más podía hacer.
En un acto de desesperación, Oti tomó una de las pocas reliquias que le quedaban a Fara, un amuleto que llevaba. Apretándolo contra su pecho, susurró una oración, una súplica silenciosa. – No me dejes, Fara. Por favor, vuelve a mi. Te necesito.
Las lágrimas corrían libremente por su rostro mientras repetía las palabras como un mantra. La llama de la chimenea parpadeó y, por un breve momento, Oti sintió una presencia familiar. Apenas se notó, pero fue suficiente para encender una pequeña llama de esperanza en su corazón.
– Oti… - susurró una voz suave, tan lejana que casi no podía oírla.
- Fara? - Oti se levantó de un salto, mirando frenéticamente a su alrededor. Pero no había nadie. Sólo el vacío de la cabaña y el eco de su propia angustia. Quería creer que no estaba perdiendo la cabeza, que ese susurro era real. Pero la incertidumbre fue cruel.
Oti sabía que no podía darse por vencido. Fara estaba en alguna parte y haría cualquier cosa para encontrarlo. Incluso si eso significara perderse en su propia búsqueda, no dejaría atrás a Fara. La llama de la esperanza, por pequeña que fuera, todavía ardía en su pecho.
Y así, con el corazón apesadumbrado y la mente sumida en el caos, Oti se prometió a sí mismo que no dejaría que su amor desapareciera. No mientras todavía tuviera fuerzas para luchar. Con cada noche solitaria, cada día desesperado, se aferraba a esa promesa, jurando que no defraudaría a Fara.
– No me dejes – La voz de Fara resonó en su mente, y Oti juró que no lo haría.
Oti pasó días y noches en esa cabaña solitaria, luchando contra la desesperación que amenazaba con consumirlo. Cada momento era una batalla contra la oscuridad que lo envolvía, una lucha por mantener viva la esperanza de encontrar a Fara nuevamente.
Rebuscó en sus grimorios innumerables veces, buscando cualquier pista que pudiera llevarlo al paradero de Fara. Magia tras magia fallaba, y sentía como si estuviera perdiendo no sólo la cabeza, sino también su esencia misma.
La gente del pueblo notó el cambio en Oti. El mago que una vez irradiaba confianza y sabiduría ahora parecía un mero espectro de sí mismo. Sus ojos perdidos reflejaban el dolor de un alma rota, un alma que anhelaba la presencia de quien amaba.
Una noche, mientras Oti contemplaba las estrellas a través de la ventana de la cabaña, sintió una punzada de esperanza. Una sensación inexplicable de que algo estaba a punto de cambiar. La magia que lo rodeaba parecía latir en respuesta a su angustia, como si el universo estuviera susurrando secretos que aún no entendía.
Fue entonces cuando Oti volvió a escuchar esa suave voz, susurrando su nombre al viento. – Oti…- Era Fara. Estaba seguro de ello ahora. Sin dudarlo, Oti agarró el amuleto que siempre llevaba consigo y cerró los ojos con fuerza.
– Fara, dónde estás? - Su voz resonó en la oscuridad, llena de emoción y desesperación.
Una suave brisa comenzó a agitar las cortinas de la ventana, como si Fara estuviera respondiendo al llamado de Oti. – Oti… - La voz se volvió más clara, más definida, como si se estuviera acercando.
El mago sintió un escalofrío recorrer su espalda cuando la presencia de Fara se materializó ante él. Era como si se hubiera levantado un fino velo entre los mundos, permitiéndoles verse nuevamente.
- Fara! - exclamó Oti, con los ojos llenándose de lágrimas de alivio y alegría. Corrió hacia el fantasma que tanto amaba, envolviéndolo en un fuerte abrazo.
Fara sonrió, sus ojos brillaban con la misma intensidad que el primer día que se conocieron. – Oti, te extrañé.
– Yo también te extrañé – murmuró Oti, incapaz de contener la emoción en su voz. – Pensé que nunca te volvería a ver.
Fara acarició suavemente el rostro de Oti. – Pero la Diosa me perdonó, ahora puedo estar contigo.
Los dos permanecieron allí, perdidos en el abrazo del otro, dejando que la calidez del reencuentro disolviera las cicatrices de la separación. Oti sabía que el camino por delante sería desafiante, que habría obstáculos que superar. Pero mientras tuviera a Fara a su lado, afrontaría cualquier adversidad con valentía y determinación.
Y así, en esa noche estrellada, Oti se prometió a sí mismo y a Fara que nunca más los dejaría sufrir separados. Su amor, más fuerte que nunca, fue el ancla que los mantuvo unidos, capeando las tormentas de la vida y el vacío que amenazaba con tragarse sus almas.
– No me dejes – susurró Fara, sus labios rozando suavemente los de Oti.
– Nunca – respondió Oti, acercando aún más a Fara. Y en ese momento supieron que estarían juntos para siempre, unidos por un amor que trascendía todas las barreras y desafíos.
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One-Shots YeosM
Hayran KurguUna colección de YeosM One-Shots, algunos son continuaciones entre sí. Puedo publicar NSFW, momentos lindos entre personajes o incluso angustia. Si quieres algún tipo de One-Shot, puedes comentar en el libro o incluso enviarme un mensaje en Wattpad...