Jaebeom sabía que debía haberse quedado en el Hotel. Podría estar disfrutando la descarga más reciente de su juego favorito de RV. Quizás hasta estaría comiendo una pizza grande de pepperoni y tomándose un refresco. Incluso hubiera podido esconderse y ponerse su pijama suavecito, en lugar del típico uniforme de Asesino.
Nada de eso iba a pasar, sin embargo, porque en ese momento su hermoso culo estaba aplanado contra el banco más frío y mojado por la nieve de toda la ciudad de Flint. Para empeorar las cosas, estaba a cinco pies de un contenedor de basura, y gracias a su aguzado sentido del olfato, podía detectar cada olor fétido que emanaba de esa cosa. Desde la hamburguesa podrida hasta la leche malograda.
Cuando era niño y su amo le dijo por primera vez a Jaebeom, que lo iba a entrenar para convertirlo en Asesino, él había pensado que sería algo glamoroso y emocionante. Esperaba que fuera como en las películas y videojuegos. Jaebeom siempre se había visto de adulto, saltando desde los techos de los edificios, planeando escaleras abajo o acercándose sigilosamente como una sombra por detrás de su objetivo.
Bueno, él hacía la última parte un montón. En cuanto a las otras dos, no mucho. Pasaba el tiempo principalmente, en bares de mala muerte esperando por una pista. También gastaba muchísimo dinero en comida chatarra mientras merodeaba por sucios escondrijos en misiones de vigilancia. Si tenía suerte, quizás matara una persona, tal vez dos, pero eso sólo pasaba en una semana ajetreada.
¿En dónde estaba la gracia? ¿La aventura? ¿La sangre chorreando por todas partes? Suspiró. Así era la vida de un Asesino.
Una gota de moco se escurrió de su nariz. Jaebeom estaba seguro de que lo hacía ver más peligroso todavía. Trató de expulsarla sin éxito. No quería limpiarla con sus guantes, tampoco. Nada se notaba más sobre el negro que el moco. La última cosa que Jaebeom necesitaba era que Seungkwan se burlara de nuevo de él por tener los guantes como un niño de kínder, que todavía tenía que aprender a usar un pañuelo de papel.
Maldito Seungkwan de todas maneras. Jaebeom todavía no sabía por qué dejaban que el cambiaforma Tigre sabelotodo viviera con él. Claro que era un Asesino, como todo el mundo en la Hermandad. Pero, ¿no había algún tipo de reglas? Seungkwan ni siquiera se vestía como un Asesino. Se ponía jeans y camisetas tan ajustadas que eran casi como una segunda piel en él.
Un clic sonó calle abajo sacando a Jaebeom de sus miserables pensamientos. Incluso se atrevió a levantar la nariz para olfatear el aire. Lo que le llegó fue confuso. Era el olor de un cambiaformas, sí. Sólo que Jaebeom no sabía de qué tipo. Él nunca había olido esa raza antes. Era dulce, aunque con un ligero olor a tierra al mismo tiempo.
—Realmente no tengo ni tiempo ni paciencia para esta mierda — murmuró para sí mismo.
Quizás no supiera que clase de cambiaforma había ahí, pero Jaebeom sabía dos cosas. Primera, que el baboso estaba interfiriendo con la verdadera misión de Jaebeom. Segunda, el hijo de puta había estado acechando su culo por más de una hora y Jaebeom ya estaba cansado de jugar. En serio, ¿por qué el tipo simplemente no lo buscaba por Grindr3 y terminaba con esto?
A menos... que el cambiaforma de delicioso olor, estuviera tratando de matar a Jaebeom mientras Jaebeom estaba ocupado tratando de matar a alguien más. Jaebeom sacudió la cabeza. Wow, ese era un trabalenguas que entender -hasta para él, el hombre que amaba los juegos, acertijos y todo ese tipo de mierda.
—Oh, no, no lo vas a hacer —Jaebeom gritó. Cuando todo lo que recibió fue silencio, puso los ojos en blanco—. Sé que estás ahí. Tú, cosa apestosa. Te agarré siguiéndome la cola hace como una hora atrás. Lo que demuestra que no estás listo para jugar con los grandes.
Un hombre delgado, de pelo oscuro, salió de detrás de otro contenedor. El extraño habría sido lindo, si no estuviera apuntándole a Jaebeom con una pistola. En serio. Los labios carnosos del hombre estaban curvados en una sonrisa, mostrando una pizca de unos dientes aún blancos. Sus ojos eran de un penetrante color azul que contrastaba con sus cabellos en alguna forma erótica. Por lo general, Jaebeom prefería a sus hombres más musculosos, pero estaba dispuesto a hacer una excepción por su acosador privado.
ESTÁS LEYENDO
Serie de la HdA 02 - Jaebeom Tiene una Golosina
Fiksi PenggemarSerie de la Hermandad de Asesinos 02 - Jaebeom Tiene una Golosina RESUMEN Los Leopardos no son conocidos por ser amables, cariñosos o generosos. Así que no debía sorprender que el cambiaforma Leopardo, Jaebeom, no quisiera encontrar pareja. Es uno d...