Capítulo 6

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Bambam trató de contener sus nervios mientras entraban al estacionamiento del hotel. Uno, él no quería que Minghao lo sintiera. Dos, él no quería dar la impresión del pobre Petauro que tenía miedo de los grandes y malvados depredadores.

Era difícil, sin embargo. Después de pasar toda una vida escondiéndose de otros cambiaformas, saber que iba a entrar en un grupo de Asesinos era suficiente para orinarse de miedo. Jaebeom tenía suerte de que Bambam fuera lo bastante fuerte como para pisotear sus temores. De lo contrario, el agradable asiento de cuero de Jaebeom tendría un charco.

—Bonito sitio —Bambam dijo lentamente—. ¿Ustedes, chicos, rentan las habitaciones por hora?

Jaebeom estacionó la SUV, luego la apagó antes de girarse para dirigirse a Bambam.

—Tratamos de mezclarnos lo mejor posible. En caso de que no lo hayas notado, este no es el mejor barrio del mundo.

Bambam salió del carro.

—Bueno, están haciendo un gran trabajo. Es sólo que estoy sorprendido que la Brigada Antivicio no esté tocando a la puerta todos los días.

—Apúrate y entra. —Jaebeom suspiró—. Aun cuando estoy bastante seguro de que Ride va a descubrir que ustedes dos están aquí, no queremos difundirlo.

—¡Ajá! —Bambam replicó—. Tenemos que hacerlo trabajar para que lo descubra.

—Ya que nos vio irnos con Jaebeom, estoy casi seguro de que ya lo sabe

—Minghao dijo.

Luego pasó junto a Bambam y se dirigió a la entrada. La acción hirió un poquito a Bambam. Ellos eran gemelos y siempre deberían estar el uno al lado del otro. Especialmente cuando iban a entrar a un Antro de Perdición.

Bambam se dijo a sí mismo que no debía permitir que la actitud de Minghao lo molestara; debería estar acostumbrado a estas alturas y no esperar algo diferente. No es que su hermano fuera todo amor y abrazos. Bambam sabía que jamás verían las maratones de Netflix juntos, tampoco es que lo hubieran hecho, alguna vez. Pero Bambam estaba seguro de que Minghao se preocupaba por él. Era sólo que tenía problemas para demostrarlo.

—Sip, sigue repitiéndote eso todo el tiempo y puede que de hecho se vuelva realidad —Bambam susurró para sí mismo—. ¿Si realmente se preocupara por ti, entonces por qué puso un bloqueo mental?

—¿Dijiste algo? —Jaebeom preguntó.

Bambam dio un brinco sorprendido y avergonzado.

—Sólo estaba discutiendo con la vocecita en mi cabeza. Jaebeom levantó una ceja.

—Estáaa bien, si tú lo dices.

—En serio. Lo triste, es que la vocecita ganó.

Bambam estaba haciendo lo que sabía hacer mejor siempre que se sentía juzgado o que no gustaba. Se apoyaba en el sarcasmo. Eso era como un escudo que usaba para desviar todos los tiros que el mundo le arrojaba. Su manera de decirle al mundo, ¿Ven? No pueden herirme. Siempre estoy feliz y haciendo bromas. ¡Ja, ja, ja! ¡Hijos de puta!

Mientras entraban, Bambam fue gratamente sorprendido. Si bien el lugar nunca sería el Ritz, por dentro se veía mucho mejor que por fuera. Los pisos estaban blancos y brillantes, sin ningún indicio de arañazos. Había varios sofás y mesas acomodadas por todo el vestíbulo.

Había un montón de Asesinos, también. Estaban sentados en pequeños grupos conversando tranquilamente. Y que se detuvieron de golpe cuando vieron a Jaebeom y a Bambam. Bambam buscó a Minghao, preguntándose por qué él, no estaba recibiendo la misma recepción. Entonces vio que un hombre larguirucho y de cabello oscuro tenía a Minghao inmovilizado en el piso.

Serie de la HdA 02 - Jaebeom Tiene una GolosinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora