A la mañana siguiente, Bambam se despertó con la sensación de que alguien lo estaba empujando por el brazo repetidas veces. Ni siquiera tenía que abrir los ojos para saber que era Minghao. Bambam y Minghao no solo tenían la habilidad de saber dónde estaba el otro todo el tiempo, sino que él reconocería el olor de su hermano en cualquier sitio.
Bambam no entendía cómo es que siempre sabían la ubicación del otro.
Quizás era una cosa de gemelos o una habilidad de cambiaforma. Todo lo que sabía, era que aunque estuvieran a millas de distancia, podía darse cuenta de lo que estaba pasando con Minghao. Era más que un GPS doble, podían, también, saber lo que el otro estaba sintiendo: si estaban con dolor, incluso si estaban con hambre.
A veces, su regalo, como su abuelo lo había llamado, era útil. Pero la mayoría de las veces era condenadamente molesto. Ya era bastante difícil tener que lidiar con sus propias emociones, por no hablar de la carencia que tenía Minghao. Quizás era Minghao en su "modo robot" o, había descubierto cómo bloquear a Bambam. El vacío en donde debían estar sus emociones debería haber desequilibrado a Bambam.
—¿Qué quieres? —Preguntó Bambam.
—Saber por qué hueles a Leopardo —Minghao replicó.
¡Atrapado! ¡Jodidamente atrapado! Bambam abrió los ojos mientras la culpa lo invadía. Así como un poco de pánico, mientras se apresuraba a inventar una historia.
—Por supuesto que tengo que apestar así. Te dije que acepté la recompensa por la cabeza de Jaebeom —Bambam dijo.
Minghao se quedó mirando a Bambam.
—Te das cuenta de que puedo saber cuándo me ocultas información.
Maldita sea esa estúpida conexión de gemelos. Regresaba a darle una patada en el culo a Bambam.
—Además, deberías haberle disparado con la ballesta y acabado con eso. —Minghao señaló.
—Fallé y nos peleamos en un combate cuerpo a cuerpo.
Al menos esa parte era cierta. Pero ni así no pareció satisfacer a Minghao, sin embargo. Levantó una ceja.
—¿Fallaste? Eso jamás había pasado antes.
—Sí, bueno, nunca me había cruzado con alguien tan hábil como Jaebeom antes. Deberías haber visto sus movimientos. Fueron increíbles.
Bambam se sentó, contento de que el movimiento no causara que su migraña regresara. Odiaba esas malditas cosas. La de la noche anterior le había causado varias horas de agonía.
—Lo admiras —Minghao dijo.
Era una afirmación, no una pregunta, porque Minghao sabía condenadamente bien lo que Bambam sentía. El muy bastardo.
—Espera. —Minghao negó con la cabeza—. Es más que eso. Te gusta.
Bambam salió de la cama y caminó a la cocina. Mientras más rápido pusiera espacio entre los dos, mejor. Bueno, no es que fuera a parar a Minghao de querer saber cómo se sentía Bambam, pero al menos no iba a tener que ver la mirada evaluadora de su hermano.
—Sabes que es como maleducado de tu parte estar dando vueltas en mi cabeza, cuando a mí me impides hacer lo mismo. Algunos incluso dirían egoísta de mierda —Bambam dijo.
—¿Entonces esa es la razón por la que no lo pudiste atrapar anoche? ¿Porque te sentiste más que superado por una cara bonita?
Bambam se detuvo, y dramáticamente se puso el dorso de la muñeca en la frente.
—¡Sí! Finalmente me atrapaste. Tan sólo soy una pobre chica buscando un semental que me aleje de mi triste y monótona vida.
—El abuelo siempre nos advirtió de no apegarnos a ninguno de nuestros objetivos. Esa es una buena manera de que nos maten.
ESTÁS LEYENDO
Serie de la HdA 02 - Jaebeom Tiene una Golosina
FanfikceSerie de la Hermandad de Asesinos 02 - Jaebeom Tiene una Golosina RESUMEN Los Leopardos no son conocidos por ser amables, cariñosos o generosos. Así que no debía sorprender que el cambiaforma Leopardo, Jaebeom, no quisiera encontrar pareja. Es uno d...