☽ ♡ " Deserta todas tus vidas pasadas
Y si no te reconoces
Eso significa que lo hiciste bien"
♡ Todos tenemos secretos, algunos más profundos que otros. Pero todos son importantes, porque no seríamos na...
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La primera vez que Jisung fue a un recital de ballet fue cuando tenía cinco años. Estaba bastante aburrido, pero su hermana mayor se presentaría por primera vez desde que sus padres la inscribieron a la clase, así que estaba ahí por ella.
Era su hermana la más grande, para ser claros, Jiho. Sus otras hermanas mayores, Jihu, Jimin, y Jiwoo se veían igual o peor de aburridas que él, y su hermana menor esperaba cómodamente en los brazos de su madre, puesto que solo tenía un año.
Oh, sí, y si Jisung y sus otras hermanas hubieran sido buenos en el ballet también estarían ahí, pero ni él ni ninguna resultó ser bastante brillante, por lo que solo Jiho conservó el título de la bailarina de la familia.
De no ser porque se lastimó la rodilla en algún momento de su adolescencia, Jisung estaba seguro de que ella habría sido una gran bailarina de clase mundial.
A pesar de eso, la pasión de su hermana no se detuvo y siguió estudiando el arte de la danza hasta que ya no le quedó más por aprender. Jisung creció viéndola bailar, y cuando se mudaron desde Malasia su hermana no tardó en abrir su propio estudio de danza, donde empezó a dar clases.
Él nunca se vio muy entusiasmado por ir.
Pero ahora le temblaba cada extremidad del cuerpo de la emoción.
Minho no bailaba Ballet, pero algo dentro de Jisung le decía que lo haría genial. Lo supo desde la primera vez que lo vio bailar en la audición del club de baile, la gracia con la que se movía, la precisión de sus movimientos y la exactitud de los pasos.
Le faltaba la técnica, pero la disciplina ahí estaba.
—¿Es aquí? —Se detuvieron unas calles después. Minho había dejado de estar molesto después de un rato. Parecía confundido.
—Sí —volteó a verlo, sonriendo. De verdad no cabía en su alegría.
—¿Por qué querías venir aquí? ¿Tomas clases de ballet? —Le preguntó el mayor.
—¿Qué? No. Es decir, mis padres lo intentaron, pero no era bueno... Mi hermana, por supuesto, es excelente —empezó a caminar a la entrada. —Quería traerte. Ven, entra conmigo.
El lugar era lindo, con aparadores enormes, un mostrador grande y una sala de espera para las mamás que aguardaban por sus hijas, en tonos beige y blancos, bastante elegantes. En su mayoría, eran chicas las que tomaban clases, aunque su hermana no se cerraba a la posibilidad de aceptar chicos en el estudio, no es que ellos tuvieran el interés.
No era algo que los chicos hicieran.
Cuando entraron, la recepcionista lo reconoció de inmediato. Minho se colocó justo detrás de él, esperando por lo que fuera que Jisung quería mostrarle.
