Mientras sus brazos me envolvían, no podía evitar sentir una mezcla de emociones. La adrenalina del momento, el deseo aún latente y la incertidumbre de lo que acababa de suceder se entremezclaban en mi mente. El calor de su cuerpo contra el mío me reconfortaba, pero también me hacía cuestionar lo que esto significaba para nosotros.
-Richard -susurré, casi temiendo romper el hechizo de la intimidad que nos envolvía
—, ¿qué hacemos ahora?
Él no respondió de inmediato, solo me abrazó más fuerte, su respiración suave en mi cuello.
—No lo sé —dijo finalmente—, pero quiero estar contigo.
Esas palabras resonaron en mi cabeza mientras mis ojos se cerraban lentamente.
En ese momento, decidí dejar de lado mis dudas y entregarme al presente, permitiendo que el silencio y la oscuridad de la habitación nos envolvieran en un abrazo cómplice.La mañana siguiente, desperté sintiendo el peso de Richard todavía a mi lado.
Su brazo estaba firmemente alrededor de mi cintura, su aliento cálido en mi cuello. Me quedé unos momentos quieta, disfrutando de la paz y la intimidad del momento, antes de moverme lentamente para no despertarlo.
Salí de la cama y me dirigí al baño, necesitaba aclarar mi mente. Mientras el agua de la ducha caía sobre mi cuerpo, no podía dejar de pensar en lo que había pasado la noche anterior. ¿Qué significaba esto para nosotros? ¿Y cómo reaccionaría mi familia si se enterara? Una mezcla de excitación y miedo recorría mi cuerpo.
Al salir del baño, me encontré con Richard ya despierto, apoyado en el marco de la puerta del baño, observándome con una sonrisa perezosa.
—Buenos días —dijo, su voz ronca y suave.
—Buenos días —respondí, tratando de no parecer demasiado afectada por su presencia.
Él se acercó y me abrazó por detrás, su cuerpo desnudo y cálido contra el mío. Me giré y lo besé suavemente, saboreando el momento antes de que la realidad se entrometiera.
—Anoche fue increíble —susurró, sus labios rozando los míos—. No quiero que esto sea solo una noche.
Lo miré a los ojos, buscando alguna señal de duda o arrepentimiento, pero todo lo que vi fue sinceridad.
—Yo tampoco —admití finalmente.
Pasamos el resto de la mañana juntos, hablando y riendo, tratando de ignorar el mundo exterior. Eventualmente, supe que teníamos que enfrentar la realidad. Nos vestimos y, con un último beso, Richard se fue. Sabía que tenía que hablar con mi hermana .
Más tarde, llame a mi hermana por videollamada y ella me contestó con una sonrisa
—¿Y cómo estuvo tu noche? —preguntó, con un brillo de complicidad en los ojos.
No pude evitar sonrojarme.
—Bueno, en realidad... —empecé, sin saber cómo seguir.
—Daniela , sé que tú y Richard tienen algo . De hecho, no podría estar más feliz por ustedes dos.
La miré, completamente sorprendida.
—¿En serio? ¿No estás molesta?
—Molesta —dijo, riendo suavemente—, he visto cómo se miran desde hace tiempo cuando me llanas por videollamada . Siempre supe que había algo especial entre ustedes. Solo estaba esperando a que se dieran cuenta.
Sentí un enorme alivio al escuchar sus palabras.
—Gracias, Significa mucho para mí.
—Solo quiero que seas feliz —respondió ella, Y creo que Richard puede hacerte muy feliz.
Esa tarde, le conté a richard y él estaba feliz de que ella nos apoyara
—Esto es solo el comienzo, Daniela —dijo Richard con voz suave—. Vamos a ser felices, te lo prometo.
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mi niñero || richard rios
RomanceEn un tranquilo barrio residencial, la vida de Daniela, una adolescente vivaz y curiosa, da un giro inesperado cuando sus padres se van de viaje por dos meses, dejándola al cuidado de Richard Ríos, un joven y carismático niñero hijo de un amigo de l...