El Castillo Potter

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1985

El castillo estaba situado en una colina rodeada de bosques mágicos, sus torres y muros de piedra se elevaban majestuosamente hacia el cielo. Sassha, su fiel serpiente familiar, estaba a su lado, ofreciéndole consuelo y guía.

“Es... es hermoso”, susurró Harry al ver el castillo por primera vez. El aire estaba lleno del aroma de los árboles y las flores, y la brisa llevaba consigo un toque de magia antigua.

“El Castillo Potter ha estado aquí por siglos”, dijo Sassha. “Es tu hogar legítimo, maestro.”

A medida que se acercaban, las puertas principales del castillo se abrieron lentamente, como si el edificio mismo le diera la bienvenida. Harrison sintió una calidez en su corazón, una sensación de pertenencia que nunca había sentido antes.

“Bienvenido, joven amo”, dijo una voz desde uno de los retratos colgados en las paredes del vestíbulo principal. Era un hombre con una barba larga y blanca, vestido con túnicas antiguas. “Soy Fleamont Charlus Potter, tu abuelo. Nos complace verte aquí.”

“Es un honor conocerlo”, dijo Harry, sorprendido y emocionado al mismo tiempo. “No sabía que los retratos podían hablar.”

“En el mundo mágico, muchas cosas son posibles”, explicó Fleamont. “Este castillo está lleno de magia y secretos que esperan ser descubiertos por ti.”

Harrison pasó las siguientes horas explorando cada rincón del castillo. Cada habitación tenía su propia historia y encanto. En el primer piso, encontró un salón de duelos, equipado con maniquíes encantados y armas antiguas.

“Este era el lugar donde tu padre practicaba sus hechizos”, dijo Fleamont desde otro retrato. “Era muy talentoso, al igual que tú.”

“Quiero aprender todo lo que pueda”, dijo Harry, decidido. “Quiero ser tan fuerte y valiente como él.”

En el segundo piso, descubrió la biblioteca. Era una sala enorme con estanterías que se extendían hasta el techo, llenas de libros antiguos y pergaminos. Harry sintió una oleada de emoción al ver los libros, sabiendo que contenían conocimientos valiosos sobre magia.

“La biblioteca contiene siglos de sabiduría mágica”, le explicó Sassha. “Aquí encontrarás todo lo que necesitas para tu educación.”

Harrison pasó horas explorando la biblioteca, leyendo sobre hechizos, pociones, criaturas mágicas y la historia de su familia. Encontró un libro que pertenecía a su madre, Lily, con notas y comentarios en los márgenes.

“Mi madre era muy inteligente”, pensó Harry en voz alta. “Puedo aprender mucho de ella.”

Cada noche, Harry se retiraba a su dormitorio en la torre más alta del castillo, en el dormitorio principal del señor. La habitación estaba decorada con muebles antiguos y tapices que contaban la historia de los Potter. Desde su ventana, podía ver los bosques mágicos que rodeaban el castillo, iluminados por la luz de la luna.

“Este lugar es increíble”, dijo Harry a Sassha. “Siento que finalmente he encontrado mi hogar.”

“Y apenas has comenzado a descubrir sus secretos”, respondió Sassha. “Hay mucho más por aprender.

Al siguiente día, mientras exploraba una de las cocinas, Harrison se encontró con cinco elfos domésticos. Eran pequeñas criaturas con orejas grandes y ojos saltones, vestidos con túnicas sencillas blancas con el escudo de potter en ellas. Al ver a Harrison, hicieron una profunda reverencia.

“Bienvenido, joven amo”, dijo uno de los elfos, con una voz temblorosa pero llena de respeto. “Somos tus elfos domésticos. Mi nombre es Dobby, el elfo principal y estos son Winky, Kreacher, Hokey y Binky. Estamos aquí para servirte y cuidar del castillo.”

Lord Potter BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora