Los Primeros Encuentros con el Mundo Mágico

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1988

A medida que Harry continuaba su educación en el Castillo Potter, no pasó mucho tiempo antes de que otros magos y brujas comenzaran a visitarlo. Al principio, las visitas fueron esporádicas, pero con el tiempo, se volvieron más frecuentes. Algunos eran amigos de su familia, ansiosos por conocer al joven prodigio y ofrecerle su apoyo. Otros eran simplemente curiosos, atraídos por las historias que habían oído sobre el talentoso heredero de las casas Potter y Black.

Un día, mientras estaba en el salón principal, practicando encantamientos, Harry oyó un ruido en la entrada. Al girarse, vio a un hombre alto con cabello canoso y una sonrisa cálida.

“¿Eres Harrison Potter?”, preguntó el hombre.

“Sí, soy yo”, respondió Harry, bajando su varita. “¿Quién es usted?”

“Soy Remus Lupin”, dijo el hombre, extendiendo la mano. “Era un buen amigo de tus padres. He venido a conocerte y ver cómo estás.”

Harry estrechó la mano de Lupin con entusiasmo. “Es un honor conocerlo, señor Lupin. He oído muchas historias sobre usted de los retratos de mis padres.”

“Por favor, llámame Remus”, dijo Lupin con una sonrisa. “¿Puedo pasar? Me encantaría saber más sobre cómo has estado.”

Mientras Lupin se acomodaba en una de las sillas del salón, Dobby le ofreció una taza de té por orden de Harry. “Gracias, Harry”, dijo Lupin, aceptando la taza. “Debo decir que este castillo es impresionante. No había estado aquí desde que tus padres estaban vivos.”

“Ha sido un refugio maravilloso para mí”, dijo Harry. “Estoy aprendiendo mucho sobre magia y sobre mi familia.”

“Eso es bueno”, dijo Lupin, asintiendo. “Tus padres estarían muy orgullosos de ti. Pero, ¿cómo te sientes estando aquí solo?”

“No estoy realmente solo”, explicó Harry. “Tengo a Sassha y a los elfos domésticos que me ayudan. Además, los retratos están ahi para hablar cuando lo necesite ”

Lupin sonrió. “Me alegra escuchar eso. He oído que has estado haciendo un progreso increíble con tus estudios.”

“Sí, estoy tratando de aprender todo lo que pueda”, dijo Harry. “Quiero ser fuerte y sabio para proteger a mi familia y a mis amigos.”

Las visitas continuaron, y cada nuevo visitante traía consigo historias y conocimientos valiosos. Un día, mientras estaba en la biblioteca, Harry recibió la visita de una bruja de mediana edad con cabello rizado y ojos brillantes.

“Buenos días, Harry”, dijo la bruja con una sonrisa. “Soy Andromeda Tonks, prima de tu padrino. He venido a conocerte y a ofrecerte mi apoyo.”

“Es un placer conocerla, señora Tonks”, dijo Harry, devolviendo la sonrisa. “Por favor, siéntese. Me encantaría escuchar más sobre nuestra familia.”

Andromeda se sentó junto a Harry y comenzó a contarle historias sobre su madre y su infancia. “Lily era una bruja increíblemente talentosa y una amiga maravillosa”, dijo Andromeda. “Siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás y tenía un corazón de oro.”

“Quiero ser como ella”, dijo Harry, con los ojos brillantes. “Quiero hacer una diferencia en el mundo mágico.”

“Y lo harás”, dijo Andromeda con convicción. “Tienes el potencial para ser un gran líder, Harrison. Y siempre estaré aquí para ayudarte en lo que necesites.”

Mientras tanto, en Hogwarts, Albus Dumbledore estaba cada vez más frustrado por su incapacidad para encontrar a Harry. Había enviado a varios de sus contactos en el Ministerio de Magia y en otros lugares para rastrear al joven mago, pero todos sus esfuerzos habían sido en vano.

“Esto no puede seguir así”, murmuró Dumbledore, golpeando su escritorio con ira contenida. “Necesito recuperar el control sobre Harry antes de que sea demasiado tarde.”

Dumbledore comenzó a reestructurar sus planes, buscando nuevas formas de manipular la situación a su favor. Sabía que debía actuar con cautela, pero también con rapidez.

“No puedo permitir que todo lo que he trabajado se desmorone”, dijo Dumbledore para sí mismo. “Harry debe estar bajo mi tutela, de una forma u otra.”

Un día, mientras estaba en el jardín del castillo, Harry recibió la visita de un mago joven y rubio que parecía tener la misma edad que él.

“Hola”, dijo el joven mago con una sonrisa tímida. “Soy Draco Malfoy. Mi padre me envió para conocerte y ofrecer nuestra alianza.”

Harry levantó una ceja, intrigado. “¿Draco Malfoy? He oído hablar de tu familia. ¿Por qué querrías formar una alianza conmigo?”

“Mi padre cree que juntos podemos ser más fuertes”, explicó Draco. “Las casas Malfoy y Potter tienen mucho en común, y podríamos beneficiarnos mutuamente.”

“Interesante”, dijo Harry, considerando la propuesta. “¿Y tú qué piensas, Draco? ¿Quieres esta alianza?”

Draco pareció dudar por un momento antes de responder. “Creo que podríamos aprender mucho el uno del otro. Además, no estoy seguro de estar de acuerdo con todas las ideas de mi padre.”

Harry sonrió. “Bueno, siempre estoy dispuesto a hacer nuevos amigos. Vamos a conocernos mejor y ver qué podemos lograr juntos.”

Las visitas continuaron, y cada nueva amistad y alianza que Harrison formaba fortalecía su posición en el mundo mágico. Se dio cuenta de que, aunque estaba aprendiendo mucho por su cuenta, la sabiduría y la experiencia de otros magos y brujas eran invaluables.

Sin embargo todos aquellos que visitaban el castillo, cuando salieran no recordarian ni la ubicación de este, ni sus alrededores, ya que tenía hechizos protectores que impedía el conocimiento común de la ubicación del castillo Potter y la filtración de información.

Mientras tanto, Dumbledore seguía trabajando en sus planes. Había decidido que, si no podía controlar a Harry directamente, encontraría una manera de influir en él a través de otros medios.

“Necesito asegurarme de que Harry vuelva a Hogwarts”, murmuró Dumbledore. “Es la única manera de garantizar que puedo mantener un ojo en él y guiarlo en la dirección correcta.”

Dumbledore comenzó a enviar mensajes a sus contactos, preparando el terreno para traer a Harry de vuelta a la escuela. Sabía que debía actuar con cuidado, pero también con determinación.

“No puedo permitir que todo mi trabajo se deshaga por culpa de un niño”, pensó Dumbledore. “Harry volverá a Hogwarts, y cuando lo haga, estaré listo para guiarlo.”

Un día, mientras exploraba el castillo, Harrison encontró una sala oculta llena de artefactos mágicos. Entre ellos, había un espejo antiguo con inscripciones en latín.

“¿Qué es esto?”, preguntó Harry, observando el espejo con curiosidad.

“Es el Espejo de Erised”, explicó Winky. “Muestra los deseos más profundos del corazón de quien lo mira.”

Harry se acercó al espejo y miró su reflejo. En el cristal, vio a sus padres sonriendo y sosteniéndolo en brazos. Sintió una oleada de tristeza y amor al mismo tiempo.

“Papá, mamá”, susurró, tocando el espejo. “Los extraño tanto.”

“Siempre estarán contigo, maestro”, dijo Sassha suavemente deslizandose hacia él. “Sus espíritus viven en ti y te guían.”

Harry pasó un largo rato frente al espejo, recordando a sus padres y prometiéndose a sí mismo que honraría su legado y el de la familia Potter.

Lord Potter BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora