El sí, acepto

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Finalmente, llegó el día de la boda. La tensión en el ambiente era palpable, pero ninguno de los dos podía escapar de su destino. Él se encontraba frente al altar, con el corazón destrozado, sabiendo que el amor verdadero se encontraba en otra persona.

-Hey! Compañero, al fin te nos casas!!!!! -Dijo Sergio, el mejor amigo de Alejandro

-Pues, sí – dijo Alejandro, con una sonrisa leve para que no se notase lo que realmente pensaba.

-Pero miren! Grande master!!!! El primero de nuestra generación en dárselas de valiente – ese era Jorge, uno de los amigos de Alejandro. Juguetón, infantil a sus 40 años recién cumplidos, enemigo de los compromisos y lleno de vitalidad, pero nada de sutil a la hora de conquistar mujeres, quienes lo rechazaban a los 10 minutos de hablar con él, porque sinceramente no tenía nada interesante que decir más que sus chistes machistas, que en vez de sacarte una sonrisa, te daban ganas de enterrarle el tacón de tus zapatos en los ojos.

Llegó la ceremonia. Él estaba guapísimo, vestido con un elegante traje negro, camisa blanca y corbata a juego. Su mirada estaba cargada de melancolía, pensando en cualquier cosa menos concentrado en su boda.

A pesar de estar rodeado de familiares y amigos, su mirada perdida y nostálgica delataba la tristeza que sentía en su corazón. A pesar de sonreír para las fotos y saludar a los invitados, su mente estaba en otro lugar, como si recordase momentos felices que había vivido con alguien más, alguien que no era Consuelo. Fue un día lleno de contradicciones para él, una mezcla de alegría por un nuevo comienzo y tristeza por dejar atrás a la persona que realmente amaba.

Una música lo sacó de sus pensamientos. Era la entrada nupcial, que anunciaba la entrada de la novia (...) de Consuelo, quien lucía radiante el día de su casamiento. Vestía un elegante vestido blanco con encaje y pedrería, que resaltaba su figura y realzaba su belleza. Su cabello estaba peinado de forma impecable, con suaves ondas y un velo que le daba un aire de princesa.

Su rostro estaba iluminado por una sonrisa que no se apagaba, reflejando la emoción y la felicidad que sentía en ese momento tan especial. Sus ojos brillaban de alegría y emoción, mientras caminaba hacia el altar con paso firme y decidido.

Sin embargo, antes de pronunciar sus votos, él tomó una decisión que cambiaría sus vidas para siempre. 

Dime que síDonde viven las historias. Descúbrelo ahora