Han pasado tres meses desde aquel beso penetrante entre Alejandro y yo. Y sigo sin dejar de pensar en aquello mientras me paso las manos por mis labios, aún sintiendo el sabor de su boca.
-Elena! – me dice Sandra, sacándome de mis pensamientos.
- Estás bien? – me preguntó preocupada- Te estoy hablando hace diez minutos y no me tomas en cuenta – me reclamó.
- Claro que no me pasa nada – le respondí – solo que estoy pensando en los pendientes que tengo – le respondí, escondiendo la mirada detrás del espejo que saqué de mi bolso para mirarme los labios, y así poder disimular lo que realmente me pasaba.
- Claro que te pasa algo – me dijo Sandra, quitándome el espejo de una forma sutil. – Si no me cuentas, me iré por esa puerta y ya no me verás (...) nunca más- dijo en forma dramática mientras caminaba lentamente hasta la puerta.
- De acuerdo – le dije, mientras reía a carcajadas – te contaré, pero debes jurarme por lo más sagrado de tu vida que no le contarás a nadie – le dije.
- Ay! Pero que misterio por Dios – me dijo – Acaso descubriste quién mató a Marilyn – respondió mientras me volteaba los ojos.
- Algo así – le respondí- pero sin la intensidad del crimen – le dije.
Cuando estaba apunto le contarle entró Marcela a la oficina, la secretaria de Alejandro, y la verdad no tenía confianza en ella, pues era una lambona de Alejandro y Consuelo, la prometida de él. Siempre iba y trayendo comentarios de todas partes. Pues hasta su estilista sabía cosas de nosotras gracias a su manejo en el arte del chisme.
-Encontré unas ofertas en Mercado Libre y pretendo comprar algunas cosas que necesito – le dije rápidamente a Sandra, tratando de cambiar el tema.
- Ahhh perfecto- me dijo Sandra, entendiendo lo que estaba haciendo.
De ahí nos quedamos en silencio, sabíamos que mientras Marcela estuviera husmeando por ahí no podíamos hablar de nuestras cosas.
La tarde pasaba lenta, mientras miraba mi laptop sin poder mover un músculo, al mismo tiempo que se entrecerraban los ojos vi como un pequeño papel de color amarillo volaba sobre mí: "Debes contarme urgentemente lo que tenías que contarme" ... era Sandra, que en vez de usar Whatsapp me enviaba pequeñas notas en un post-it.
Después de una hora interminable para nosotras, al fin Marcela se puso de pie y de forma petulante nos dice – Adiós chicas, las veo el lunes, ¡mañana no vengo!
-Y a nosotras qué! – esbocé entre dientes.
A penas se cerró la puerta, Sandra dio un salto en su silla girándola hacía mí. Y con la mirada fija en mis ojos me dijo – Ok. De aquí no te vas hasta que me cuentes todo! – me dijo como si fuese una orden.
No viene Alejandro hoy – le respondí. – Qué tal si vamos a tomarnos algo mientras te cuento mi aventura – le dije.
Llegamos al bar que estaba cerca de la oficina, cerca de las 6 de la tarde estaba casi lleno el lugar, pues a esa hora se llenaba de oficinistas que venían por el happy hour.
-Dos micheladas por favor – pidió Sandra a la mesera que amablemente nos atendió, quien de manera rápida nos trajo nuestro pedido acompañado de un pequeño bowl con frutos secos salados.
- Ahora cuéntamelo todo, ya me he aguantado mucho! - dijo Sandra con una sonrisa picarona.
Mientras tomaba mi primer sorbo de michelada le dije secamente – Alejandro y yo nos besamos-.
Sandra abrió sus ojos de par en par, pensaba que me diría lo peor o bien me dejaría de hablar o que ya no seríamos más amigas o peor aún...le contaría a Consuelo. Por qué no lo pensé antes me decía a mi misma, por qué eres así...tan estúpida, tan suelta de lengua...por qué!
-Qué!! -dijo Sandra, mientras (sorprendentemente para mi) esbozaba una sonrisa de oreja a oreja, de esas sonrisas que te aparecen las patas de gallo, en la que se te achinan los ojos. Como si le hubiese contado que el Príncipe Harry había dejado a Meghan para pedirme matrimonio.
-Pues eso- le contesté de forma cortante.
-YYYYYY- me dijo, esperando que le contara los detalles.
- Nada!- le respondí.
- Espera!- me dijo – Te besaste con tu jefe, con el que tienes conexión desde el día uno, con el que tienen sus coqueteos sutiles a diario, con miradas cómplices y risas de chistes que solo ustedes dos entienden y me dices "pues eso" – me reclamó.
Quedé en shock, después de su speech quedé sin palabras.
-No soy tonta, me hago que es diferente – Me dijo Sandra mientras me guiñaba un ojo. – Se que entre ustedes pasaba algo, no pensaba en besos ni nada, pero sabía que coqueteaban- me dijo mientras tomaba su jarra de michelada llevándosela a la boca en forma victoriosa.
-jajajaja -me reí de forma nerviosa. -Pues sí, todo lo que dices es sí – le dije sonriendo.
- Quiero que me cuentes todo por favor, sin mucho detalle por que no entiendo cómo alguien como tú se puede fijar en alguien como Alejandro jajajaj – dijo riéndose.
-No sé, quizás me cautivó su sonrisa – le dije riéndome.
Después de dos horas entre risas, contando detalles y chismeando sobre el resto, Sandra me dijo que debía irse, pues vivía lejos y aún debía tomar el transporte público que la llevaría a casa. Nos despedimos y cuando se subió al bus me fui tranquila a casa.
De camino agarro mi celular que estaba en el fondo en mi cartera. Quería publicar en mis stories de Instagram las fotos que habíamos tomado con Sandra en nuestra "salida laboral". Fue cuando vi tres llamadas perdidas de Alejandro y varios mensajes sin leer.
Iba a entrar en pánico cuando sonó mi celular, era él.
-Elena? Cómo estás? – era Alejandro detrás de la otra línea.
- Bien! – le respondí – pasó algo en la oficina? – le dije preocupada.
- No! – se apresuró en responderme – Es que...que lo que pasa es que quería hablar contigo – me dijo, con voz titubeante.
No sabía si preocuparme o no. Aún así le sugerí espontáneamente si quería que habláramos en la oficina. La verdad estaba cerca de ahí y así después él podía llevarme a casa y me evitaba el ajetreo de las 20 horas en que todo el mundo anda loco por las calles y el transporte lleno.
ESTÁS LEYENDO
Dime que sí
RomanceElena, una joven periodista apasionada por su trabajo, comienza a trabajar en una prestigiosa empresa. Allí, conoce a Alejandro, un hombre encantador comprometido con su novia y planeando su boda. A pesar de la barrera que les impide estar juntos, e...