El sol ya había aparecido en el horizonte cuando un joven de tez morena se despertó.
Con entusiasmo, se dispuso a levantarse, sintiendo la energía del nuevo día.
Se dirigió al baño y tomó una ducha caliente, mientras tarareaba alegremente su canción favorita, dejando que el agua caliente le relajara los músculos.
La razón de su buen humor era que Emz, con quien había desarrollado una relación cercana, le había invitado a una cita. Aunque él lo percibía más como una salida entre amigos, la invitación le hacía ilusión.
Después de vestirse con cuidado, se miró al espejo y, como toque final, se acomodó el cabello.
Mientras lo hacía, una pregunta surgió en su mente:
"¿Debería llevarle algo?" pensó en voz alta.
Le había parecido muy amable de su parte invitarlo a comer, y decidió que más adelante le llevaría unas flores o un postre de su amiga Piper.
Salió de su casa rápidamente, cerrando la puerta con llave por si acaso.
Había escuchado rumores sobre unos rufianes que vagaban por la zona, y eso le preocupaba.
Recientemente, habían asaltado el establecimiento de Mandy, lo cual era extraño, ya que, ¿quién querría robar unos miles de dulces? además, ese lugar estaba resguardado por mucha seguridad.
Con una sonrisa en el rostro, emprendió su camino hacia su cita, esperando que el día transcurriera de la mejor manera posible.
Por otro lado, Draco también había despertado recientemente.
Se levantó de su cama con un mal sabor de boca, sin saber exactamente por qué, pero con el presentimiento de que algo estaba a punto de suceder para arruinar su mañana.
Con pocas ganas, se lavó la cara y se cambió el pijama.
Cepilló su largo y fuerte cabello pelirrojo, y luego se colocó su casco, un complemento esencial para su look.
De repente, notó que en su mesa de noche estaba su celular, repleto de mensajes de Melody.
"Draco, ¿estás despierto? ¿Puedes venir a mi casa?"
Los mensajes estaban acompañados de miles de stickers.
Sonrió para sí mismo y rio a lo bajo. Rápidamente tomó un jugo de naranja de su refrigerador, lo bebió de un trago y salió apresurado hacia su paradero, dejando un plato de comida para su dragón, que dormía plácidamente.
En su camino, se encontró con algunos fans.
Estos le pidieron fotos y autógrafos, y él accedió con una sonrisa. Uno de ellos, con emoción, le preguntó:
— ¿¿Para cuándo una nueva canción??– dijo abrazando una de sus mercancías.
— Eh, pronto, pronto —respondió Draco, apurándose a seguir su camino.
No quería hacer esperar a Melody, pero también disfrutaba el cariño de sus seguidores.
Con el casco bien ajustado y la adrenalina corriendo por sus venas, se dirigió rápidamente a la casa de Melody
Al llegar a la puerta de la vivienda de Melody, Draco tocó de manera bromista.
— ¡Toc, toc! —canturreó—. Oh, Rapunzel, deja caer tu hermoso cabell—.
Su frase fue interrumpida por un chillido cuando la puerta se abrió de golpe y Melody lo cogió del cuello de su polera.
— ¡¿Por qué tardaste tanto?! ¡Pasa rápido! —dijo ella, tomándolo de la muñeca y arrastrándolo adentro.
