11: ¿Quieres ser mi novia?

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—Por favor, no digas nada, Nadine —Renata me suplica mientras Camila tiene la cara baja —. Nadie debe enterarse de esto, dime qué quieres que haga por tu silencio.

El primer instinto es reír, pero en lugar de eso, muerdo con fuerza mi labio para no burlarme de la situación. La miro fijamente, nerviosamente juguetea con sus dedos y evita el contacto visual. Las atrapé.

Cuando salí al baño a mitad de clase, no esperaba encontrar a Renata y Camila comiéndose la boca allí. No quería interrumpirlas ni hacerles saber de mi presencia, pero cuando estuve dispuesta a irme, golpeé la puerta haciendo un escándalo. Ambas se apartaron asustadas, sus rostros sonrojados y labios hinchados me dieron ganas de hacer un comentario ingenioso, sin embargo, ambas estaban aterradas por haber sido descubiertas, así que tuve un poco de consideración. Quizás después le sacaría provecho a esto.

—Respiren, ¿cuál es el problema? —digo sintiéndome traviesa. Incluso doy un paso adelante para poder apreciar mejor sus caras de miedo. La cara de Camila se levanta de golpe y frunce el ceño.

—¿Cuál es el problema?... ¿no lo ves?, nos estábamos besando —dice con los dientes apretados.

—¿Y?

—Por favor, Nadine, no le digas a nadie —vuelve a suplicar Renata.

—Es que no veo el problema, chicas. Solo es un beso, no es como si las hubiera encontrado consumiendo drogas —guardo silencio disfrutando la desesperación de ambas, luego abro escandalosamente los ojos y finjo estar escandalizada —. ¿Consumieron droga antes y por eso se besaron?

—¡No!

—Entonces no hay ningún problema, en estos tiempos besarse entre amigas es la moda ¿no?... aunque yo nunca he besado a mis amigas.

—¿Te estás burlando? —Camila se envalentona y da un paso en mi dirección. Una de mis cejas se eleva, creo que no entiende que está en una situación un poco complicada si decido no mantener su secreto.

—Claro que no —miento, la verdad es que sí me estoy divirtiendo a costa de ellas —. Si lo que les preocupa es que se me suelte la lengua, manténganse sin cuidado, no diré nada.

Ambas suspiran aliviadas, la curiosidad me pica, así que decido indagar.

—¿Entonces por qué se estaban besando? —Renata suelta una risita nerviosa y las mejillas de Camila se enrojecen —. Está bien si no quieren contarme.

—Nos gustamos.

—¡Renata!

—Oh... eso es genial, hacen una pareja preciosa —Sonrío para mis adentros —. No se preocupen, no les diré nada a nadie, ustedes decidirán cuándo hacerlo, pero... ¿no sería genial besarse sin tener que esconderse en los baños?

—Raquel...

—¿Qué tiene que ver ella con ustedes?

—Raquel dejará de hablarnos si se entera —murmura Camila.

—Raquel es su amiga, debe apoyarlas en esto, si no las apoya es porque esa amistad apesta. Cada quien es libre de amar a quien quiera —Trato de no levantar la voz —. ¿Es más valiosa Raquel que lo que ustedes dos tienen?

Ambas se miran fijamente. Camila es la primera en romper el contacto visual y sale del baño sin voltear o esperar a que Renata la siga.

—Esto es un buen giro de trama, ¿sabes? —trato de bromear para subirle el ánimo. Funciona, porque una sonrisita se dibuja en su rostro.

—Estos días sin Raquel han sido un gran respiro y he podido acercarme más a Camila —explica. Todos hemos descansado de Raquel y Santiago por su suspensión, pero desafortunadamente regresan mañana —. Quisiera que Camila dejara de querer esconder nuestra relación, pero teme mucho al qué dirán. Estoy tan enamorada de ella que estoy dispuesta a ser su secreto.

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