Mi padre sujeta mi mano con fuerza y trata de sacarme con rapidez de la sala. Las cosas salieron tal como él dijo que saldrían; nadie me tocaría. Es imposible no inflar el pecho con orgullo, mi padre nunca defrauda.
Me alivia saber que hoy es el último día en que volveré a ver a las escorias de mis excompañeros. Puedo respirar con facilidad y un gran peso de encima ha desaparecido de mis hombros. Sin duda alguna, este trago amargo lo olvidaré en un santiamén.—Antes de irnos, ¿puedo ir al baño? —Las náuseas amenazaban con hacerme devolver el estómago. Veo la preocupación en sus ojos, así que me aseguro de decir que todo estará bien. Después de unos segundos, suelta mi mano y me deja marchar, no sin antes decir que estará afuera, justo al lado de la puerta. Quiero bromear con él y decirle que parecerá un pervertido espiando en el baño de damas, pero las cosas ya están muy tensas y creo que no hay lugar para las bromas.
Mi sonrisa se borra cuando entro. Me detengo en seco al ver a cuatro de mis excompañeras frente al espejo. Cuando me ven, sus facciones se endurecen. Quiero darme la vuelta y salir corriendo, pero mis pies se niegan a responder, como si hubieran echado raíces.
—Maldita perra, después de todo te saliste con la tuya —Trato de no mostrar una pizca de debilidad, son como parásitos y querrán alimentarse de ella —. ¿Debemos darle una despedida? ¿Qué opinan, chicas?
—Estoy de acuerdo. ¿Ahora a dónde correrán, Nadine? ¿Qué tan lejos correrás de Corea? —Las cuatro se acercan lentamente. Maldigo bajo por no poder moverme, mi cuerpo simplemente dejó de reaccionar. Sonríen satisfechas cuando me ven temblar en mi lugar —. Te daremos un recuerdo, para que no nos olvides.
—No pueden dañarme, un grito y mi padre entra —Las palabras salen un poco entrecortadas y raras, después de tomo mi dominio en el coreano no es el mejor. Se detienen a escasos centímetros de mí y me rodean. A ninguna de ellas parece importarle mi amenaza, me conocen lo suficientemente bien para saber que mi orgullo no me hará pedir ayuda a mi padre —. Deberían estar agradecidas, gracias a mí salieron de esto.
Una risa carente de humor abandona sus labios.
—¿Agradecida contigo? Arruinaste nuestro futuro, idiota —Su mano empuja mi hombro no logrando mucho, su fuerza no hace nada conmigo. Quiero reírme, pero sé que es una invitación a que se ensañen más conmigo. Son como un jodido cerillo.
—Ustedes se lo arruinaron solas —escupo. Se abalanzan contra mí, haciendo a un lado mi jodido orgullo chillo fuerte, mi padre no tarda tanto en entrar al baño de damas. Los cuatro se alejan cuando ven su gran e imponente figura.
—Aléjense de mi hija —ruge, poniéndose frente a mí y sirviendo como un escudo humano. Su tono grave y sonoro hace que las cuatro se echen atrás asustadas. Papá es un hombre que impone y justo ahora está furioso. Solo un idiota se atrevería a enfrentarlo. Pero no se dejen engañar, él no haría nada para dañarlas —. Nunca más volverán a tocar a mi hija.
—¿Nosotras?
El ruido de la alarma me arrastra de los brazos de Morfeo. Abro los ojos y suspiro... maldigo entre dientes, ese sueño/recuerdo ha arruinado mi día y apenas vamos empezando. No debí leer los mensajes de mis excompañeros antes de dormir, siempre que lo hago me hacen volver a revivir cosas que no quiero recordar. Es una maldita tortura.
—Nadine, ¿estás despierta? —Dos golpes suenan en la puerta antes de ser abierta. Mamá asoma la cabeza y sonríe, pero de inmediato sé que algo está mal. La sonrisa no llega a sus ojos —. Necesito hablar contigo.
—Dime —Me recargo en el cabecero y doy dos palmaditas a mi lado, invitándola a tomar asiento. Se coloca a mi lado y acaricia mi cabello despeinado. Comienzo a inquietarme —. ¿Mamá? ¿Pasó algo? ¿Es papá?
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NADINE
Short StorySu cabeza volvió a ver el pavimento que estaba a metros de ella y por unos segundos se sintió tentada por la idea de escapar, de escapar de todo, de ellas, pero había algo que le gritaba en el fondo de su cabeza que bajara de ahí, esa voz gritaba at...