"Dy-na-na-na, na-na, na-na-na, na-na-na, life is dynamite
Shining through the city with a little funk and soul
So I'ma light it up like dynamite"Toda la sala del cine vocifera animada. Clara salta en su lugar y agita su army bomb de un lado mientras canta fuerte, hace un pequeño movimiento con su cadera y su tutú se agita, casi quiero unirme a ella. ¿En qué momento me dejé convencer?
No puedes decirle que no a Demian.
Ese idiota había usado sus encantos a su favor, había actuado lindo por dos semanas, con lindo me refiero a que él tomaba la iniciativa en hablarme y, cuando yo le hacía una pregunta, ya no solo me contestaba con monosílabos, podía responderme con una oración. ¿Pueden creer eso? Él puede decir oraciones enteras. Cuando estábamos en clase, dejaba caer la cabeza hacia atrás en mi escritorio y sonreía, provocaba que sintiera esas tan famosas mariposas por todo mi estómago. La cereza del pastel fue cuando llegó el viernes con un girasol que había arrancado de su jardín y me lo entregó, yo solo quedé anonadada. Si bien, en esas dos semanas nos habíamos acercado más, jamás esperé que llegara a darme una flor.
La realidad me golpeó al recibir su llamada a las ocho de la noche de ayer. Me pidió acompañar a Clara al cine, ya que iban a transmitir el concierto de su grupo favorito. Según Clara, quería que yo la acompañara, sin embargo, algo me dice que él no quería estar más de una hora en una sala de cine rodeado de chicas y chicos gritando y cantando las canciones de BTS.
Y así fue como entendí a qué se debía ese cambio de actitud. Él solo estaba ablandando el terreno y aquí estoy yo. Quisiera decir que la disolución fue una perra, pero no resultó ser tan malo. Es divertido, además los siete chicos saben cómo bailar y cantar. Ahora entiendo el enamoramiento que esta niña tiene por ellos.
—Baila conmigo —Clara no me deja responder, me hace ponerme de pie y saltar con ella. La alegría y diversión en la sala es contagiosa, dejo salir una risita cuando Clara intenta imitar un movimiento, es arrítmica, por Dios.
***
—¿Cómo estuvo? —pregunta Demian mientras nos espera fuera del cine, con las manos dentro de las bolsas delanteras de su pantalón. Me gusta cómo resalta el color negro en él.
—¿Haces ejercicio? —pregunto con mis ojos fijos en sus brazos abultados, mi mirada lo recorre hasta sus piernas y muerdo mi labio. El pantalón le queda lo suficientemente apretado como para parecer que está a punto de reventar. En definitiva, el uniforme del colegio no le hace justicia.
—Estás babeando —señala mi comisura, me siento estúpida cuando mi mano vuela a mi boca para comprobarlo, él se ríe. Luego se acerca a su hermana y la toma en sus brazos, la niña apenas puede sostenerse en pie, salió bastante cansada de la sala y no ha parado de bostezar —. ¿Quieres algo de comer?
A ti, si no es mucho pedir.
—La verdad, estoy algo atolondrada, me duele la cabeza. ¿Puedes llevarme a casa? —deseo pasar más tiempo con él, sin embargo, la migraña me está poniendo de mal humor.
—De acuerdo.
Mis cejas se juntan al notar que ha tomado un camino diferente al que lleva a mi casa. No le doy tanta importancia, recargo mi cabeza en el asiento y suspiro. Capto por el rabillo del ojo cómo me mira unos segundos y luego vuelve a fijar la mirada en la carretera. Cuando está lo suficientemente despejada para no colisionar con otro auto, vuelve a mirarme de reojo.
—¿Qué? —Digo irritada, sus miradas de soslayo me estaban poniendo inquieta.
—Gracias.
—¿Por qué? —Gruño, una de mis manos presiona mi sien. El dolor me hacía sentir mareada y con náuseas. La cabeza me quema y los ojos arden. Las luces de la carretera y de los autos me están lastimando e irritando.
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NADINE
Historia CortaSu cabeza volvió a ver el pavimento que estaba a metros de ella y por unos segundos se sintió tentada por la idea de escapar, de escapar de todo, de ellas, pero había algo que le gritaba en el fondo de su cabeza que bajara de ahí, esa voz gritaba at...