The conflict... the desire, the hate.... and the murder.... it's all coming...
Un montón de niños ricos creen que tienen el mundo a sus pies... hasta que uno de ellos encuentras un fatal final a manos de alguien en quien confiaba.
Los personajes son...
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Primeras Declaraciones.
Los eventos de esa noche de julio no estaban claros, había muchas personas involucradas y al mismo tiempo nadie, la policía tenía a un claro sospechoso, pero algo no cuadraba.
Cuatro jóvenes de alcurnia por alguna razón estaban involucrados, pero no tenían motivo, su amigo era el que yacía muerto, sin embargo, su comportamiento era cuestionable, en especial el de la persona mas cercana a su posible culpable.
Dentro de una pequeña sala de interrogatorio policial, fría, gris y deprimente, se encontraba el primero de los testigos, la oficial de policía francesa necesitaría de toda su experiencia para solucionar este caso, pero no sería fácil, los testigos se probaban difíciles y se creían con derecho divino sobre los demás, conseguir inclusive que declararán fue una proeza, los fiscales estaban del lado de la justicia, pero su equipo de abogados era poderoso.
-Buenas tardes Sr. Perez, queremos agradecer su cooperación, mi nombre es Olivia St. James y estaré conduciendo esta conversación, recuerde que usted solo está en calidad de testigo, no de acusado ¿le puedo ofrecer algo de tomar? - La oficial se escuchaba amable, pero a Sergio no le daba mucha confianza.
-No, estoy bien, terminemos con esto quiere, tengo cosas que hacer, cosas mas importantes que estar que entre estas cuatro paredes- Sergio se escuchaba desinteresado, estaba sentado con las piernas y brazos cruzados, su lenguaje corporal indicaba incomodidad, aunque pretendía desinterés.
Sergio Perez es un niño mimado, dinero de toda la vida, familia poderosa y ni un gramo de vergüenza, sabía bien quien era, lo que valía. Sabía que nada le podía afectar, su familia siempre lo respaldaría.
Su comportamiento en el interrogatorio fue justo así, desgarbado, sin interés, a veces gráfico, le divertía ver a la oficial actuar de manera incomoda. El joven era guapo, una cara suave con ojos tiernos, una sonrisa hermosa con dientes perfectos, lo veías y sentías empatía y sensación de bienestar. Distante eso era de su forma de ser, ya que era engreído, se creía el rey del mundo, nadie estaba a su altura. Su vestimenta era exquisita, al contrario, a los oficiales a su alrededor, el vestía Tom Ford mientras que ellos, trajes baratos de alguna tienda departamental, estabas dentro de su mundo o no, y si no estabas dentro no valías nada, esto incluía a las figuras de autoridad.
Y, aun con esto en mente, le permitió la entrada a este pequeño mundo de privilegio a un hombre, el cual, a pesar de aparentarlo, no pertenecía, eso a él no le importó, pero ahora, se arrepentía.
-Bien, empecemos entonces. Señor Perez, diga su nombre completo, edad, ocupación y lugar de residencia a la cámara- La oficial estaba leyendo unas notas así que no lo miró a los ojos.