10. Las palabras duelen más que un cuchillo

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Después de un tiempo en silencio presenciando el atardecer, Max envió un breve mensaje a Sergio.

**Te extraño, ven a mi**


Lando vio la sonrisa que se dibujó en el rostro de Max mientras leía la respuesta. No quería perder su atención.

- Ven, vamos a nadar- Propuso Lando de manera juguetona y jalándolo de la mano.

- ¡Pero no tengo traje de baño! - Contestó Max dejando el teléfono a un lado con una sonrisa traviesa.

-Eso cuando nos ha detenido antes- Esta vez el tono de Lando era coqueto, Max lo notó, pero no le dio importancia.

La conversación con Lando había sido profunda, pero los efectos de la mariguana los hacia risueños y la coquetería por parte de ambos no se dejó esperar. Despojándose de la ropa, se lanzaron a la alberca entre carcajadas y juegos, se aventaban agua, no podían divertirse más, eran como un par de niños.

Después de un tiempo, ambos se calmaron y empezaron solo a flotar, muy cerca uno del otro, Lando noto una peculiar marca morada y rojiza en el cuello de Max, obra de Sergio, marcando territorio por supuesto.

Mirando fijamente con unos ojos lascivos se dirigió a Max y le dijo. - ¿Cuánto te está pagando? Yo te puedo dar el doble, solo dime una cantidad.

Max contestó, pero no se alejó de él. -No es así, él me pagará por todo el verano.

-Solo una noche, él no está aquí, no tiene por qué enterarse- Lando insistió, esta vez acariciando muy delicadamente su pecho.

Lando notó que Max de verdad lo estaba pensando, así que sonrió y se acercó peligrosamente a él.

-Vamos solo una noche, todavía tengo recuerdos del año pasado- Lando estaba casi sobre él, acariciando su cuello, justo donde Sergio había dejado su marca.

Max, con los ojos cerrados, disfrutando la caricia, solo pudo contestar. -Si Sergio se entera podría ser el fin y me dejaría sin nada.

-Ves, lo estás pensando, y no, no se va a enterar- dijo Lando casi al oído.

Lando se atrevió a más, casi pegado al cuerpo de Max, le dio un muy pequeño beso en el lóbulo, y después en el cuello, no había protesta por parte de Max sus ojos estaban cerrados y respiraba fuertemente, así que no había nada que lo detuviera. De repente lo tomó por la cintura y su boca se aventuró de su cuello a su mejilla, y finalmente a sus carnosos labios rojos, era justo lo que Lando quería y Max lo estaba dejando.

Ya había caído la noche, así que a su alrededor poco a poco se empezaron a encender las luces de los jardines. Ambos ya estaban en un apasionado beso, Lando frotando su cuerpo contra el de Max, cuando de repente se encendieron las luces de la alberca, lo cual también despertó a Max de cualquier bruma mental por la que estaba pasando. Se separó de Lando sin decir una sola palabra, Lando no podía descifrar lo que había en su mirada, no sabía si era deseo o confusión. Lo que le quedaba claro es que Max había flaqueado, así que tenerlo para él, solo era cuestión de tiempo.

Max respiro profundo y salió de la alberca, su cabeza daba vueltas por la mariguana, el alcohol del medio día, aunque a decir verdad esa ya era una excusa que se daba a sí mismo. Ese beso nunca debió de pasar, sí Sergio se llegará a enterar no quería ni pensar que iba a pasar con él, pero, sobre todo, le dio miedo haberlo disfrutado.

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