16. What we do in the shadows

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La última fiesta de la temporada antes de que todos los integrantes de la alta sociedad regresaran a casa, ya habían hecho lo que querían durante el verano, ahora era hora de regresar a aparentar que eran absolutamente perfectos, no sin antes celebrar ser los amos del universo una vez más.

El ultimo baile se llevaba a cabo en Versalles, pero justo este año por remodelaciones al mítico castillo, la fiesta había sido trasladada a Saint Tropez, se había decidido hacerla mas pequeña, pero infinitamente mas exclusiva, solo la crema y nata de la sociedad estaba invitada.

Era un baile de máscaras, pretendía ser para una caridad, la restauración de algún edificio o la construcción de algún ala en de un hospital, en realidad no importaba, lo que las personas reunidas aquí en realidad hacían eran relaciones públicas, cerrar negocios, evitar pagar impuestos haciendo una gran donación, y para los más jóvenes, una excusa perfecta para entregarse a sus más bajos instintos sin ser fotografiados o juzgados no había límites.

En años anteriores, el grupo se unía a la gala solo por un rato, cenaban, participaban en la subasta, uno o dos bailes, y después se separaban para hacer entre ellos su propia fiesta privada junto con otros jóvenes de la alta sociedad que no querían estar en el acartonado mundo de sus padres, aunque sea por una noche.

Estas fiestas privadas consistían en alcohol, drogas, sexo inclusive engañar a las personas, todo era juego justo, para algunos solo sucedía una vez al año, pero para Sergio y su grupo ya era cosa habitual, pero este año era diferente, el grupo se sentía fracturado.

Sergio y Max estaban en el hotel, un poco más temprano había llegado el Concierge con un par de trajes de tres piezas hechos a la medida, eran negros por su puesto, con camisa blanca y pajarita negra.

El sastre de Sergio había viajado desde Nueva York hasta la Toscana tan solo para tomar las medidas, y un par de semanas después, ambos trajes estaban listos, la hechura, la tela, los detalles, todo era exquisito.

Después de un día de spa para tener cuerpo relajado y piel perfecta para el evento, Sergio instruyo a Max en etiqueta, temas de conversación y demás, era importante que no hubiera detalle sin estudiar, Max debería parecer que pertenecía, de lo contrario sería Sergio el que quedaría mal ante estas personas que no dudarían en hablar mal de él o de su familia. Por su puesto que no podían besarse, ni tomarse de las manos, la futura prometida de Sergio estaría en la fiesta, Charles y su prometida asistirían juntos, ya se lo había confirmado. Del único que no sabia nada era de Lando, pero no le interesaba, de hecho hizo lo posible para prohibir su entrada, pero su familia había enviado una donación enorme, era imposible negarle el acceso, pensó seriamente en presentar cargos, pero no sabia si Max estaba listo para saber la verdad de lo ocurrido, le daba miedo perderlo.

Así que se resignó, lo más seguro es que estaría ahí, solo podía esperar a que fuera discreto y se portara bien, cosa que sabía bien, era muy difícil.

Ya era de noche, hora de alistarse, tuvieron sexo por ultima ves antes de partir, quizá iba a ser la última vez juntos, Sergio sabía que su padre ya lo quería en Nueva York, de hecho, solo porque él no podía asistir a la gala es que estaba permitiendo que Sergio se quedara después de todo lo ocurrido en las vacaciones. Para su padre era de suma importancia sacarlo del ambiente de toxicidad en el que se estaba rodeando para por fin tomar las riendas de su futuro.

Tomaron una ducha y se alistaron, pieza a pieza, el traje les quedaba absolutamente perfecto, los zapatos Brioni negros, se sentían como mantequilla en sus pies, Max nunca se había sentido tan perfecto, se puso su propio reloj, un Rolex plateado, pero Sergio negó con la cabeza.

-Bebé, tengo un mejor reloj para ti- Saco de la caja fuerte una caja de madera oscura con rombos dorados, en relieve estaba escrito el nombre de la marca, Louis Moinet, abrió la caja para mostrarle el reloj, la correa era de una piel de cocodrilo, un negro exquisito a juego perfecto con el negro del traje y los zapatos, el reloj era de zafiro montado en una base de oro, pero al mismo tiempo no era ostentoso, era de esos relojes que, si sabías, sabías.

Dark ParadiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora