4. La fiesta

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TW. Uso de palabras altisonantes, consumo de drogas y alcohol. Contenido NSFW Maduro.



Max y Daniel iban manejando por la ciudad en ese pequeño auto negro, la música a todo volumen y botellas de cerveza vacías en el piso, a Daniel poco le importaba el decoro.


Max estaba nervioso, no lo mostraba, pero por dentro, su corazón iba a mil por hora y no entendía por qué, no era la primera vez que iba a este tipo de fiestas o tenía este tipo de clientes pero el no saber más su misterioso S, ni siquiera su nombre, lo ponía inquieto, pero aun así, quería verlo, conocerlo más, no pensaba en él como un cliente más. Tenía que sacudir esas ideas de su cabeza o sería una noche muy larga.

Llegaron a la empredada que daba la bienvenida al Chateau, pasando un campo de lavanda y cipreses altos, rodearon la gran fuente de la entrada principal hasta llegar al portón, todo al rededor estaba lleno de autos de ultra lujo, nada le sorprendió pues había vivido en Mónaco, mucha gente estaba elegantemente vestida, parecían supermodelos sacados de una revista.

-Oh wow, nunca me habia sentido tan fuera de lugar como esta noche- dijo Daniel con la boca abierta mientras miraba a su alrededor.

-Necesito que te comportes, debemos pasar desapercibidos- contestó Max igual viendo todo a su al rededor.

Si, había estado en fiestas de la alta sociedad, pero esto era demasiado.

El traje de Max era perfecto, hecho a la medida, un cliente que había tenido años atrás y que le doblaba la edad, le explico que un hombre no es nada sin un buen traje y un buen reloj.

Se estacionaron en la entrada principal, ya habia un valet esperándolos. Caminaron para entrar al castillo, ambos observando a su al rededor, se encontraron con una cuerda de terciopelo negro un par de hombres corpulentos a cada lado escoltado a un pequeño y escuálido hombre francés el cual los miraba de arriba a abajo juzgando su apariencia.

-Buenas noches caballeros, tienen su invitación?- el hombre dijo con una pequeña sonrisa nada sincera.

Max sacó la pequeña tarjeta negra del bolsillo interno de su saco, el hombre tomó la tarjeta, la miró detenidamente. -Bienvenidos caballeros, pasen por favor.

El hombrecillo les dió paso y ambos entraron al gran foyer, era impresionante, candelabros, obras de arte y esculturas ancestrales adornaban el impresionante salón. Se abrieron paso siguiendo el distante sonido de música electrónica.

Llegaron a lo que parecia un impresionante club nocturno, oscuro pero lleno de luces de colores, lasers y estrobos que de vez en cuando mostraban las paredes llenas de obras de arte.

El salón estaba lleno de gente, muchos olores se mezclaban entre sí, lo dulce de los perfumes caros y el alcohol hasta el duro olor del sudor, humedad y moho de un castillo viejo, a Max esta yuxtaposición le pareció ironica, no importa la cantidad de lujo que estaba presente, las pequeñas gritas del tiempo siempre se hacían presentes.

Con su mirada buscó hasta que encontró una gran mesa rodeada de mullidos sillones con lo que parecían cientos de cojines de diferentes colores, en esa mesa habían decenas de botellas de Champagne, Whiskey y Vodka, así como montañas de polvo blanco y pequeñas pastillas sobre espejos, espejos diseñados para que los usuarios de estos estimulantes, se vieran a si mismos mientras caían en decadencia.
En esa gran mesa también, se encontraba "S" , justo medio, rodeado de mujeres y hombres preciosos, él, con las piernas cruzadas y brazos extendidos, ya lo había visto atravesar el salón y con una mirada divertida le dio la bienvenida.

Pero justo antes de llegar al espacio prometido, fue interceptado por un hombrecillo, vestido diferente a los demás, era un traje morado con lining color naranja, camisa abierta a medio pecho y un collar grueso de oro.

-Hola guapo, me recuerdas- dijo el hombre mas bajo acariciando el brazo de Max.

-Mmmm, no bebé, ¿quieres refrescar mi memoria?- El tono de Max también era coqueto, en su línea de trabajo era un requisito.

-Monaco? el año pasado? La fiesta en el yate?

-Oh si, claro, Lando, verdad?

Al otro lado del salón, Sergio observaba la escena, hizo un gesto molesto, Lando siempre quería lo que el tenía.
Charles miraba celoso a Sergio -¿Por que lo invitaste? No sabía que podíamos traer putas- dijo Charles molesto.

Sergio lo volteó a ver arqueando una ceja, se puso de pie y se dirigió lentamente hacia él, se acercó a su oído sosteniéndose con los brazos del sillón, y le dijo muy suavemente.

Solo por que él esta aquí, no significa que tu y yo nos dejemos de divertir, esta última frase la dijo delineando con su dedo sus labios, ambos viéndose a los ojos, Sergio sabía como dominarlo, por que Charles solo se limitó a asentir.

Sergio levantó la vista y observó como Max había terminado su conversación con Lando y venia hacia él, junto con con otra persona que no reconocía.

-¡Verstappen! Lograste llegar y con... un amigo- La manera en que dijo "amigo" fue tan desdeñoza y con una expresión facial claramente disgustada que obligo a Max a pedirle a Daniel que fuera a la barra a pedir bebidas para ambos.

-Ven, siéntate conmigo, te presento a todos- Ambos se sentaron en el gran sillón, la mano de Sergio acariciando la pierna del rubio.

-El niño bonito con cara de enojado es Charles- lo dijo haciendo un puchero haciendo reír a Max pero molestando a Charles, quien no se digno a saludar.

-El es Carlos, cuídate te él o te robará de mi lado- dijo entre risas mientras el español le daba la mano. -él es George y su novia Carmen, querida, saluda a Max ¿quieres?

Dark ParadiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora