Capitulo 16:

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Fhobos
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Mis ojos no dejaban de mirar el horizonte, tenía que asumir que mi hermano era un traidor, pero; ¿Que hermano asume eso?
¿Quién asume que tu sangre te ha traicionado?, ¿Quién asume que tu compañero de vida ya no está de tu lado?
Podía sentir a mamá buscar a Deimos por el bosque, desesperada. Parecía no creerse nada, papá estaba detras de ella, intentando hacerla entrar en razón, ella se negaba a eso.

¿Su niño del alma?, ¿Haciendo eso?
Todos hubiésemos puesto la cabeza en la guillotina por el, y a todos nos hubiesen arrancado la cabeza por eso.

A lo lejos podía ver a Andy, quién entraba y salía de la tienda. No quería saber que pasaba por su cabeza ahora, verla encima de Deimos, golpeándolo con severidad sin piedad ni remordimiento me recordaron que la guerra eclipasa a a las personas. Hacía tantos años que no iba a una, pero no tenía el mismo sentimiento de gozo, pues en esta no disfrutaba.

El arrancar cabezas, infundir miedo, proyectar visiones no eran un disfrute para mí, más bien un martirio. No sabía con cuántos había acabado ya, usualmente me sentía bien al no saberlo, pues sabía que era una gran cantidad, pero ahora no. El saber que había acabado con la vida de tanta gente ciega por los engaños de Zeus me hacía sentir la peor persona que habia; un chispazo verde paso por mi lado, me gire y la vi.

—Maria... —ella sonrio de lado.
—¿Como vas vos?— murmuraba con su acento caracteristico. No supe responderle, ella apoyo la mano en mi hombro y negó:—Tranquilo amigo, todo pasará. Supongo yo...—no era la mejor dando ánimos, pero no podía juzgarla. Hacía pocos meses había perdido a su hermana, estaba en una guerra que no le correspondía, aprendía a controlar sus poderes en medio de todo. Su voz me distrajo.

—De chiquita siempre se me dificultó guardar esto... Papa decía que no debía enseñárselo a nadie...— susurro ella suave;—Una vez se lo enseñe a Maia y la muy pelotuda comenzó a gritar diciendo que yo eran un demonio, ¿Te lo podés creer?— le mire y sonreí, sus ojos verdes brillaban —Siempre supe que era rara, pero jamás pensé que sería la nieta de una diosa... — volvió a decir.— Bueno, habeces somos más de lo que nosotros mismos creemos, ¿No crees?— ella asintio, la mire de perfil, ella juegeaba con las llamas verdes que saltaban de sus dedos, su pelo castaño claro brillaba con la luz de la candela. Sus pecas distribuidas por sus pómulos marcados la hacian ver diferente.

Por un momento mi mente me traicionó, volví a ver a Daria, sacudí mi cabeza, no debía verla a ella, ella no estaba. Solo estaba María.
—Oye... ¿Como era la piba esa?— formuló ella. Supe de quién hablaba; —Daria...— afirme, ella asintio.
—Era... La gloria personificada... La conocí en Troya, años antes de la guerra. Tenía 18 años cuando la conocí en el templo de mi madre.— ella me miraba mientras le relataba la historia.
—Se parecía mucho a ti, a ella le gustaba llevar el pelo muy corto... Era una buena mujer, había nacido en Esparta.— murmure, podía ver cómo ella me miraba.

—Una mujer espartana, todo lo que un hombre podía desear en esos tiempos...— ella alzó las cejas.—¿Porque espartana?— cuestionó. —Porque ellas eran lo mas valioso de Esparta. Eran valientes, fuertes. No temian a nada ni a nadie, y solo ellas eran capaces de dar grandes guerreros a las tropas de Esparta.— ella me miró de reojo, no parecía muy convencida por lo que yo decía.
—Andy, ¿De donde es?— le mire, no sabía a qué vendría eso.— Del inframundo. Es la única de los hijos de Hades que ha nacido en ese lugar.— ella frunció el ceño.
—Y ¿Zagreo y sus hermanas?— sonreí.
—Ellos son bastardos de Hades, como yo y Deimos o la gran mayoría de mis hermanos, no nacieron bajo un matrimonio. Ellos nacieron si mal no recuerdo alejados del inframundo, para que la ira de Persefone no les alcanzará. Pero aún así, sucedió, cuando Zagreo tenía unos 10 años, Persefone convirtió a su madre en una planta frente a sus ojos...— ella miró al suelo y giro la cabeza, viendo a Hades a lo lejos.

Lady Shadow III:Las Armas de los Dioses Donde viven las historias. Descúbrelo ahora