Capitulo 7

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Andrómeda
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¿De una vez podría estar tranquila?, Ambos estaban para mí, solo para mí, sentía como si el pecho se me descomprimiese. Deimos nos abrazaba a ambos, Icar estaba colorado agarrándome de la cintura.
Me di la vuelta y los rizos cobrizos de Fhobos, el nos sonreia se acercó a nosotros y hablo con sonrra.

—Vaya, vaya… ¿Ya era hora no?, ¿sabéis que dolores de cabeza me habéis provocado todos?— sonreí viéndolo.

—Bueno, ¿nos vamos?, ya lo tengo.— levantó el bidente; —¿Como lo has conseguido sin despeinarte?— el sonrió orgulloso y saco pecho.

—Un mago nunca revela sus trucos, y más nos vale salir de aquí. Creo que me está persiguiendo un minotauro de tres cabezas.— mire detrás de él y era cierto, todos echamos a correr desperados, en la puerta estaba Zagreo y Macaria, el no me dirijo la palabra. Un pinchazo atacó mi pecho, me dolía saber que no quería saber nada de mí, ¿me lo merecía?, puede ser no lo iba a negar.

—Andrómeda, padre está por allí. Tened cuidado, por allí está Tifón escondido.— ella parecía preocupada, asentí y le dirijí la última mirada a Zagreo.

Icar me miro y negó, Deimos agarro mi mano y echamos a correr.

—Andy, no merece la pena, tranquila.— frunci el ceño, pero aún así aguarde el silencio.
Solo teníamos que encontrar a papá y salir de aquí.

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María
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Estar al lado de Hecate era sumamente sombrío y raro, al menos para mí. Ella era una mujer imponente, dominante y dura.
Ella hablaba de cosas que yo no llegaba a entender del todo, pero se parecía mi psicóloga en Buenos Aires.
Suspiré, ella me miro y alzo las cejas. Con voz tenue hablo;

—¿Que te ocurre?, tus sentimientos me generan acidez. — le mire sorpendida, sacudí la cabeza y negué.

—Usted sabe quién era Daría... y se que sabe dónde está el alma de mi hermana. Tengo dudas, muchas dudas. Estoy re harta de que me oculten cosas, la puta madre.— ella me miro de reojo y suspiró.

—Daria era la esposa de Fhobos como bien sabes. Cuando murio no espero a Fhobos, renació. El la estuvo buscando por siglos hasta que se cansó, decidió dejar de martirizarse buscando algo que estaba escapando de él, el pensaba que Daria no lo amaba, yo sí creo que Daria lo amaba, pero nunca supo como demostrárselo.— frunci el ceño.

—Se iban a casar, y la boluda esa estaba embarazada. ¿Como no le sabía desmostrar amor?— Hecate me miro.
—No todos somos capaces de decir lo que queremos o lo que sentimos con claridad, por ejemplo Andy. Ella no sabe manejar su ira, tiene un transtorno de ira intermitente explosivo. Deimos no es capaz de manejar su tristeza, ¿Alguna vez lo has visto llorar?, ¿o expresar tristeza?—  negué con la cabeza.

—Tu eres un alma vieja... quiero decir, tu alma no es como la de Andy o la de Icar. Ellos son almas nuevas, yo misma vi como fueron creadas sus almas.— le mire y cuestione; —¿Que queres decir?— ella sonrió con calma inquietante.

—Las almas al morir y renacer dejan los recuerdos en el río Leteo— me miro a los ojos y finalizó; —No recuerdas nada de lo que viviste con Fhobos, pero el si. Todavía sigue enamorado de Daria.— yo hable al momento.

—Ese es el problema. Que ama a Daria, no a María.— murmure yo, ella me miro de reojo y suspiro frustrada.
—Tampoco haces por qué se enamore de ti— le mire molesta; —¡Es que yo no quiero que me ame!, ¡No me gusta Fhobos!, ¡Me da miedo!, ¡Jamás me fijaría en alguien como el!— los ojos verdes de la diosa me miraban con detenimiento.

—¿Acaso le has dado la oportunidad?, si el dicho "no juzgues sin saber" tuviese una foto, saldria Fhobos. En los más de cinco mil seiscientos diecisiete años que tiene ha visto más de mil guerras, ha visto a mucha gente querida morir, ha tenido que matar mucha gente... ¿Crees que Fhobos era así de nacimiento?, nadie nace siendo malo, o cruel.— la voz gélida de la diosa me causaban escalofríos, pero aún así no de daba mi respuesta.

—¿Donde está mi hermana?— ella no hablo, solo siguió haciendo sus cosas, no sabia con exactitud qué estaba haciendo. Solo se que me estaba re cagando de miedo.

Sentí un temblor a mis pies, vi la tierra abrirse debajo de mi: una grandiosa grieta se abrió, y la cabellera naranja de Fhobos apareció con Hades, Deimos, Andy e Icar.

—¿Porque habéis tardado tanto?— exclamó Hecate molesta mirandolos.
—¿Cuánto hemos tardado?—murmuro Icar.
—Dos días.— el me miro con los ojos como platos; —¿Que?, eso es imposible — Andy negó.— No, si es cierto... en el inframundo pasa el tiempo mucho más lento, al Cronos estar encerrado ahí pasa más lento, contra más lento va es que estás más cerca de él. Y contra más lejos más rápido pasa.—  el parecía confuso. Tenía motivos a decir verdad, Fhobos no me quitaba ojo de encima, sospechaba algo, Hecate empezó ha hablar con Hades. 

Me acerque a Andy y empecé a hablar con ella;
—¿Como que habéis tardado tanto?— ella sonrió de lado y empezó a contarme.

Lady Shadow III:Las Armas de los Dioses Donde viven las historias. Descúbrelo ahora