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No quería hablar con nadie, no quería ver a nadie más que no fuera su ángel.

Choi Seungcheol que pareció enloquecer tan pronto se despertó, corrió hasta salir del pequeño edificio y deambuló por las calles en busca de aquel rostro que no puede sacar de su cabeza.

Su ángel no puede abandonarlo, él no puede dejarlo. Esperan un hijo, Jeonghan no es tan cruel como para dejar desprotegido a un pequeño que aún no nace.

"¡Ángel!" Grita.

Las personas lo miran, pero no le importa. Él sólo quiere encontrar a su ángel antes de que sea demasiado tarde.

"Un accidente"

Su cabeza duele.

"Joven, ¿se encuentra usted bien?" Escucha a alguien hablar pero no le presta atención y avanza mientras se tambalea de un lado para el otro.

"Iba conduciendo"

El rostro desfigurado de la gente a su alrededor... o burla, son como monstruos que lo juzgan.

"Todo parece indicar que habló con alguien, aunque su historial de llamadas estaba repleto del mismo número"

"¡¿Qué me miran?!" Arrebató contra las personas que lo miraban pasar. "¡¿A caso nunca han visto a alguien así?!" Gritó con brusquedad.

Cuando salió de casa no le importó lo más mínimo su apariencia, él quería encontrar a Jeonghan. Le faltaba uno de sus zapatos, su camisa estaba mal abotonada y solo estaba fajada por un costado. Su cabello que siempre se miraba perfectamente arreglado, ahora era nada más que un nido de calandrias mal hecho.

"¿Cree usted que su accidente se debió a que iba manejando mientras contestaba una llamada?"

"¡Ah!" Se quejó, llevando sus manos a su cabeza. Su cuerpo, que ya no pudo sostenerse más en pie se dejó caer, recargando su espalda contra la pared de baldosa. "Duele..." musitó, su voz quebradiza.

'Más bien... creo que el accidente ocurrió mientras trataba de desviar la llamada. Había más de diez llamadas rechazadas..."

"¿Oye, se encuentra bien?"

Seungcheol elevó un poco su vista del suelo, unas pequeñas franjas rubias se colaron en su visión. Pensando que era la persona que estaba buscando, tomó con desespero las manos que tocan sus hombros.

Elevó más si vista, encarando al rostro que lo miraba, asustado. Esa persona no es Jeonghan. Choi suelta las manos pálidas que había entrelazado con las suyas y solo asiente ante la pregunta de la mujer desconocida.

"... Estoy bien".

Pero no es así, las voces en su cabeza se siguen reproduciendo como la primera vez que las escuchó, tan claras y concisas que es como si los dos hombres que conversaban estuvieran a sólo unos pasos de él.

Además, el dolor en su corazón por la pérdida de la única persona que trató de acoplarse a su vida lo ha abandonado. Así que no está bien.

Se levanta con dificultad, el dolor en su cabeza sigue en aumento y su visión naturalmente se vuelve borrosa por el agua salada acumulada en sus ojos. Se las apaña y camina hasta un cruce peatonal, no sabe hacia donde más caminar, no tiene ni la más remota idea de camino tomar ¿su ángel estará cerca o ya habrá ido lo más lejos posible de él?

El mareo lo golpea nuevamente, trata de sujetarse de cualquier cosa pero no hay nada que pueda agarrar. La señal cambia a rojo, su cuerpo se balancea hacia la mitad de la calle y un camión se acerca a gran velocidad que es difícil detenerse a tiempo.

Ni Por Herencia  •Jeongcheol/Seventeen•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora