Lirio Araña

Capitulo 14

Shigeo camino hacia la oficina, calmado aunque sabía que habría problemas. De pronto se preocupó por que Mogami lo echara, y si lo hacía tal vez no podría aprender acerca de sus poderes.

Recordó cómo el hombre se hizo cargo de aquella maldición, él aún no se sentía capaz de controlar tanta energía, tal vez hubiese salido de control y no tenía buenos recuerdos de esas experiencias.

Arataka ya le había contado todas aquellas ocasiones en las que su maestro lo salvó de cualquier peligro en el que estuviera y como para el rubio Mogami era sorprendente. Mob no quería perder la oportunidad de aprender todo lo que pudiera de ese hombre.

Sin embargo, se notaba bastante la hostilidad del sujeto hacia él y los celos con los que estaba dispuesto a defender a Reigen, por su parte, Shigeo tampoco podía abandonar el recuerdo de aquella tarde y ese sentimiento creciente de molestia que trataba de callar.

Ver la cara de su maestro le hacía pensar que había algo en el que Shigeo no tenía y que a Reigen le gustaba. Sacudió su cabeza como queriendo alejarse de todo atisbo de celos.

Se debatía entre preguntarle a su amigo acerca de la relación que mantenía con Mogami, porque era obvio que no eran sólo maestro y alumno... No ver a Reigen le estaba matando, pero también le ayudaba a aclarar sus ideas.

Se desvió del camino que cruzaba por el parque, sabía bien que aquel rubio lo frecuentaba y no estaba listo, aunque moría de ganas, de cruzarse con él.

De pronto una voz conocida pero no anhelada llamó su atención. La ansiedad que le generó le hizo parar en seco, pero en segundos recobró el ímpetu de salir corriendo de ahí.

– Kageyama - le llamó aquel ojiazul que deseaba olvidar más que a nadie en el mundo.

El único encuentro que tuvieron resultó ser catastrófico y no quería revivirlo, no en ese momento, y de ser posible... nunca.

– Por favor no huyas - suplicó nuevamente Teruki Hanazawa - Necesito hablar contigo, por favor - lo había tomado del brazo, pero al tacto se dió cuenta de un pequeño temblor que sacudió al azabache.

Inmediatamente lo soltó, no quería incomodar y él más que nadie sabía los alcances de Shigeo Kageyama cuando no estaba tranquilo.

– No... - contestó con voz profunda y triste - No quiero hablar -

Su mente se llenaba de recuerdos.

Recuerdos vergonzosos, acciones que necesitaba olvidar. Su actuar en aquella ocasión, su nulo control...

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Era diciembre, Shigeo odiaba diciembre.

Le recordaba la ocasión en la que todo cambió para él y para Ritsu.

Además, un infarto se había llevado a su padre a finales de noviembre de ese año.

Diciembre apestaba.

Aunque las calles de la ciudad lucían adornadas y brillantes, él no tenía nada que celebrar.

Por tercer día consecutivo salió en pijama de su casa, sus ánimos estaban por los suelos y la necesidad de cambiarse de ropa no era imperiosa. Al fin y al cabo, su vida era una mierda como para preocuparse como se veía. A pesar de la depresión necesitaba comprar algo para comer, Ritsu estaba con el comité escolar y su mamá continuaba buscando trabajo.

Se alejó de casa más de lo necesario sólo para confirmar una vez más que la gente allá afuera es cruel, y ese era el caso de Hanazawa Teruki, el chico más inteligente, popular y guapo de Vinagre Negro.