Capitulo 1

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La rutina era la misma desde hace ya casi seis meses.

El ruido de la cama rechinando hacía obvio que en esa habitación oscura existían dos personas teniendo relaciones sexuales. Sus respiraciones entrecortadas indicaban que estaban al borde del éxtasis.

Un gemido profundo, casi ahogado salió de la boca del menor de ellos dos y fue seguido por el apagado suspiro de su compañero.

El moreno que se encontraba arrodillado frente a los muslos del rubio, lo miraba perplejo. Hace algunos meses no hubiese pensado que ese chico del parque se convirtiera en su amigo y amante ocasional.

¿Qué había visto ese joven adorable de cabellos dorados y ojos avellana en él?

– Traeré algo para limpiarte - intentaba recuperar el aliento mientras se retiraba del interior de Reigen, pero fue detenido al contacto de una mano que lo jaló hacia abajo

– Mejor preparemos un baño, hay que darnos una ducha. No puedo creer que una simple lluvia te pusiera tan caliente, maestro Mogami - el joven se abrazaba del cuerpo ajeno.

– Ya te dije que no me digas maestro Mogami después de... - al mayor le daba más pena que al adolescente.

– ¿Qué? ¿Después de haberme cogido? - se rió - No seas ridículo, es absurdo que después de todo esto sientas pena. Me haces creer que si te llamo Keiji te volverías loco - Unos labios exasperados lo callaron de golpe.

Y dicho y hecho, el veinteañero tomó nuevamente al rubio en un arrebato de pasión y apretó sus caderas contra las de él, generando nuevamente una erección en Reigen.

– Ha... ha... pa... ra... - intentaba articular el rubio pero los labios ajenos y las caricias llenas de erotismo le hacían perder la conciencia.

– ¿Quién diría que unos simples besos te pondrían tan caliente otra vez? - se burló el moreno llevando su mano al falo del rubio, el cuál ya estaba palpitante - Creo que sé que podría quitarte lo imprudente - le dijo al oído y sus labios se alejaron del rostro del joven, ubicándose rápidamente en su entrepierna.

El aliento caliente aumentó la sensibilidad de su amante, introdujo todo el pene de Arataka en su boca y le dio el primer sexo oral de su vida. Se esmeró para hacer que lo recordara por siempre, lamió a los costados y con sonidos huecos y húmedos masajeo con su lengua y mejillas la erección que había provocado.

Cuando el más joven estaba a punto de correrse, Mogami se detuvo... lo quería hacer arrepentirse de burlarse de él.

– Ha... Ha... ¡Maldita sea Keiji no hagas eso!.... Ha... Ha... - se quejó.

– Es tu culpa, eso pasa cuando molestas a tu maestro -

Reigen lanzó una almohada a la cara del mayor y escondió su rostro ruborizado. No había nada más frustrante que no poder llegar a un orgasmo que él no se había provocado.

Mogami se sentó en la cama, mientras Reigen le daba la espalda. Ambos quedaron en silencio durante algunos minutos.

Hasta que el maestro habló.

–Oye Reigen... creo que deberíamos dejar de hacer esto -

– ¡¿Qué?! ¡¿Por qué?! ¡¿Sólo por que te moleste?! ¡No seas inmaduro! - reclamó incorporándose en la cama, sin darse cuenta de lo desesperado que parecia.

– No es por eso... es algo que tú ya deberías saber - algo le picaba en el cuello, era la culpa - Tu eres menor que yo, y deberías experimentar todas estas cosas con alguien de tu edad -

– ¡No digas idioteces! Ni que 8 años fueran mucho... además ya puedo consentir legalmente mis relaciones, no es como si tuviera 15 -

El moreno se acercó – Lo que trato de decir es que... si seguimos así... no creo que pueda dejarte ir después - acarició su melena dorada - Y no sé si mañana te aburras de mí, no podría soportarlo - sus manos bajaron a sus mejillas sonrojadas.

Lirio ArañaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora