Capitulo 15

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Shigeo buscó la llave en su bolso, sin embargo un ruido le alertó de la presencia de alguien en la oficina.

¿Acaso Mogami había llegado antes? Eso solo aumentaría la reprimenda.

Abrió lentamente esperando un regaño, sin embargo la mirada de Reigen se clavó en la suya y ambos quedaron estupefactos.

Podrían haberse mantenido así de no ser porque de la tensión que sentía el azabache uno de los cristales de la vitrina a lado del escritorio estalló levemente sin romperse del todo.

– Lo... lo siento - masculló queriendo huir del lugar.

Era la segunda vez que encontraba a Reigen en esa oficina, la segunda vez que lo veía en el escritorio, pero las circunstancias eran completamente diferentes... ahora estaban sólo ellos dos y él no quitaba su vista de encima.

Arataka no pudo evitar voltear hacia la fuente del estallido, no sabía como reaccionar. Tenía la impresión de que cualquier cosa que dijera haría correr a Mob. Y él no quería eso, deseaba que se quedará con él y poder quitarle un poco de su valioso y hermoso tiempo.

Entonces hizo lo que hacía siempre que estaba nervioso. Comenzar a comportarse como un tonto.

– ¡No se preocupe joven cliente! Es uno de los gajes de la profesión, ese ruido sólo indica que hay un espíritu acechando. Y yo, Arataka Reigen lo ayudaré a liberarse de ese inconveniente -

Kageyama lo miró confundido, ¿a qué estaba jugando?

– Por favor, pase prepararé algo de té para que hablemos y me platique un poco más de su problema -

El otro no hizo más que seguirle el juego y se acomodo en uno de los sillones de la sala de espera. 

Reigen se acercó con dos tazas humeantes de té que había preparado con antelación en caso de que llegará su maestro.

– Una exquisita mezcla de canela con jengibre, que si me permite ser poco modesto me queda de maravilla -

Shigeo no pudo más que soltar una pequeña risa, ahora aquel hermoso rubio le parecía tonto, como un vende humos barato, pero gracioso.

Ese pequeño gesto hizo que Reigen entrara más en su papel. No sabía que estaba haciendo su amigo en la oficina de Mogami, pero lo que fuera le estaba permitiendo volver a verlo y no iba a tirar la oportunidad a la basura.

Aunque solo por un momento, quería tenerlo para él.

– Dígame, ¿Cuál es su problema? - se sentó frente a él como había visto varias veces lo hacía Mogami con sus clientes.

Shigeo miró la taza de té frente a él y suspiró.

– Creí que no querías volver a verme después de como desaparecí - con nervios rasco sus manos entre sí - Te mentí, permití que Ritsu te mintiera también y busqué la ayuda de Mogami sin decirte nada, y ahora creo que lo arruine todo - unas lágrimas comenzaban a asomar de sus ojos.

El azabache se levantó de golpe, ante la mirada atónita del rubio.

– Creo que debo irme - de pronto sintió un jalón en su mano. Arataka lo había detenido.

– Si piensas que te vas a deshacer tan fácil de mí, estás en un error, amigo - le dijo claramente molesto - No terminaste tus asesorías, si no mejoras ¿Cómo vas a entrar a la universidad? - ahora ya estaba más cerca y apretaba con un poco más de fuerza - Y, ¿Qué pasará si Asagiri vuelve a molestarte? ¿No te dije que te ayudaría también con eso? ¿Por qué me estás dejando atrás? - soltó su muñeca al darse cuenta que algunos de los libros que estaban en el escritorio ya se encontraban en el aire siendo sostenidos por una fuerza invisible - ¿Hice algo que te incomodará? Si es así lo lamento mucho, pero no te vayas sin decirme que hice mal - terminó bajando la cabeza escondiéndose en su flequillo.

Lirio ArañaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora