Capítulo 18

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Serizawa se mantuvo al margen en todo momento, las funerarias eran espacios llenos de espectros y no le agradaban mucho.

A pesar de los amuletos, a pesar de todas las protecciones, siempre era inevitable que llegaran ahí espectros perdidos o incluso algunos se anclaran en ese espacio. Intento ignorarlos, pero uno principalmente llamó su atención.

Deslizándose entre la penumbra que otorgaba la tormenta, parecía acechar. Pensó que sería la energía negativa acumulada en el lugar, pero cuando quiso darle seguimiento el celular de Reigen sonó.

El castaño se distrajo un segundo, y después de sacar el móvil de su bolsa, intentó nuevamente divisar aquella figura fantasmal, pero ya no estaba.

Juraba que no fue su imaginación, porque la sintió. Si alguien le preguntara, diría que era una sensación similar a la náusea, volvió su vista a la pantalla del aparato pensando que también podría ser el cansancio o la falta de alimento.

- Hola, Mob, lo siento Reigen está un poco ocupado - le contestó a Shigeo quién por millonésima vez en el día le había marcado al rubio.

-¿Todo está bien, Serizawa-san? - preguntó el chico dejando percibir el sonido de la lluvia en el fondo de la llamada - ¿Usted no sintió la energía del maestro Mogami? -

- Creo que no podría considerar que las cosas están bien - dijo con pesadumbre - Estamos en una funeraria, la madre de Keiji Mogami falleció y Reigen está haciéndole compañía, y sí, lo sentí aunque no sabía que era él hasta que llegamos aquí... es aterrador - confesó sentándose con cuidado en una de las bancas de la sala.

- Voy para allá -

- Te mandaré la ubicación, pero si te puedo ser sincero, preferiría que no vinieras. Aún así... - se detuvo - hay algo que me inquieta con respecto a esta situación... No sé si debí traer a Reigen a este lugar - el arrepentimiento se notaba en su voz, pero también estaba consciente que de haber tratado de evitarlo, su alumno habría encontrado la forma de llegar ahí.

- Por favor, dígame en dónde están -

- Te enviaré la ubicación, sólo ven con cuidado - el mayor contestó y terminó la llamada.

Reigen y Mogami simplemente miraban al suelo y mantenían unidas sus manos. El chico sentía remordimiento, no comprendía porque alguien como Asagiri le guardaría tanto rencor ¿si alguien más hubiese ayudado a Mob aquella tarde, habría sido lo mismo? ¿Le hubiera dedicado tanto tiempo y esfuerzo a "ponerlo en su lugar"?

También recordó cómo su amigo de cabello azabache le advirtió que ella era peligrosa - ¡Mierda! Siempre terminó arruinando todo - pensó y tomó con más fuerza la mano de su amigo. El pelinegro le correspondió y la mirada de Reigen busco el rostro del psíquico.

Pero no lo encontró, el moreno continuaba con la vista hacia el suelo. Tomando consciencia de dónde se encontraba, Arataka, inspeccionó su entorno y sé dio cuenta de que sólo eran ellos dos frente aquel altar con flores blancas.

En su mente se repitió otra de las pláticas, en ella Mogami le contaba cómo él odiaba aquellos poderes al principio porque toda su familia se había alejado de ellos por su causa.

- Era inevitable que salieran, trabajé mucho para lograr controlarlos - le ofreció una lata de té al chico - pero últimamente es más sencillo hacerlo - lo miró y le sonrió como si estuviese dándole las gracias, este gesto hizo que el rubio se sonrojará. Tal vez por fin estaba siendo reconocido por alguien más.

Reigen odiaba recordar, en el pasado siempre había cosas dolorosas.

Fracasos, abusos, abandonos, y sólo a veces, tiempos mejores, recuerdos dulces y distantes...

Lirio ArañaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora