Buena suerte, cariño!

Confuso

No podía dejar de reproducir la escena en mi mente mientras me dirigía a la mina. Haley parecía tan cercana a Alex últimamente, pero pensaba que solo lo veía como un amigo. Parte de mí quería respuestas, pero reunir el valor para preguntarle parecía casi imposible.

Una vez bajo tierra, me lancé a romper rocas y luchar contra los slimes, esperando que el trabajo físico pudiera distraerme de mis pensamientos turbulentos. Ayudó, por un tiempo, aunque más de una criatura desagradable me pilló desprevenida cuando las dudas volvieron a surgir.

Me quedé tan tarde que la medianoche pasó antes de que finalmente decidiera regresar a casa. Todo lo que pude hacer fue ducharme; estaba demasiado cansada para revisar a los animales o los cultivos. Pero por más exhausto que estuviera mi cuerpo, mi mente seguía corriendo. Tal vez Elliot tendría algún consejo.

Al día siguiente, me encontré desahogando mis preocupaciones con Elliot.

—Simplemente no sé qué pensar de todo esto. — suspiré desde su cama.

Él me escuchó pacientemente mientras trabajaba en su escritorio.

Cuando le pedí su opinión, primero repitió lo que había dicho antes: distanciarme de Haley. Pero ¿cómo podía hacer eso? Sabía que a Alex le gustaba ella, pero no estaba segura de lo que ella sentía. Frustrada, le dije que no era tan simple.

Elliot hizo una pausa en su escritura para dirigirse a mi.

—Entonces tal vez deberías pedirle ayuda an Emily, son hermanas después de todo. Quizás Emily podría averiguar qué está pasando realmente, sin que tengas que confrontar directamente a Haley.

Sus palabras me hicieron reflexionar. Como siempre, Elliot fue directo al grano. Le di las gracias y me puse en marcha, con la mente y los pasos un poco más ligeros.

—

—Necesito tu ayuda. — le dije a Emily en cuanto tomé asiento en el mostrador del saloon.

—Encantada de verte también, granjera. — dijo ella con una risa y la miré un poco avergonzada por ser tan directa.

Me disculpé y ella simplemente hizo un gesto con la mano para que continuara hablando.

—¿Sabes si a Haley le gusta Alex? De manera romántica. — hablé en voz baja para que otras personas no escucharan la conversación.

—No puedo ayudarte mucho con eso, sabes que Haley y yo no nos llevamos muy bien. — Esperaba esa respuesta, así que no me decepcioné. —Además, ¿por qué no vas y le preguntas directamente? Ustedes dos son amigos, ¿no?

Aparté la mirada frunciendo los labios y murmuré —No sé si todavía lo somos...ha estado un poco distante últimamente.

Volví la vista hacia ella. —Si voy y le pregunto directamente, sospechará, pero si lo haces tú, puedes encontrar una excusa más creíble. Por favor, Emily.

Ella lo pensó por unos minutos y cuando vi que suspiraba, supe su respuesta. —Está bien, pero espero un montón de gemas bajo mi almohada después. — La abracé por encima del mostrador y sonreí ampliamente.

—¡Todas las que quieras!

Ahora con eso resuelto, decidí quedarme un rato más y dirigirme a las máquinas de arcade donde encontré a Abigail. —¿Te importa si me uno? —Le sonreí cuando me miró.

—No hace falta que preguntes, no puedo completar este juego. — se quejó y me reí, colocándome a su lado y empezando a jugar.

Después de un rato, llegamos al último nivel del juego, pero lamentablemente perdimos. —¡Maldición! —maldijo ella y suspiré.

—Tal vez la próxima vez. Al menos nos divertimos. — intenté animarla y estiré los brazos.

Viendo la hora en mi teléfono, decidí que era hora de volver a la granja. —Es tarde, me voy a casa. Nos vemos, Abi.

Ella también se despidió y salí del saloon, caminando de regreso a la granja.

—

Me senté en las escaleras del porche, mirando los girasoles ya florecidos. Planté muchos de ellos porque son los favoritos de Haley, pero ahora, mirarlos solo me confundía más.

Moví mi mirada hacia las estrellas en el cielo negro, pensando en todo. Las palabras de Elliot pesaban más en mi mente con cada segundo que pasaba. Incluso si Haley dice que le gusta Alex, no le creeré. Sé muy bien que solo le gusta como amigo, pero... si termina diciendo lo contrario, no sé qué haré.

Aunque me gusta, no tengo el valor para confesarlo. No quiero romper nuestra amistad de esa manera. Suspiré mirando mis pies, tal vez Elliot tenía razón.

Me levanté de las escaleras y entré, yendo directamente a la cama para intentar no pensar más por esta noche.