Preparativos para el festival y verdades no dichas

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—¡Ay, no puedo atraparla!

Eso y algunos sonidos de saltos fueron lo que escuché al salir de la casa de Marnie después de comprar más animales.

Caminando hacia el bosque, llego al árbol cerca de la granja de Marnie y veo a Leah allí, tratando de alcanzar alguna fruta del árbol pero sin éxito. Es una escena graciosa, pero intento no reírme.

Me acerqué a ella con pasos silenciosos dejé mis manos en su cintura con un ruido, asustándola y viéndola sobresaltarse, lo que me hizo reír.

—¡Granjera! ¡Me asustaste!

Eso me hizo reír más, y después de unos segundos, logre calmarme y me disculpe.

—Así que estás tratando de alcanzar esa fruta, ¿eh? — Ambas miramos hacia arriba a la fruta colgando de la rama del árbol.

—Sí, se ve deliciosa, pero como puedes apreciar, no puedo alcanzarla. — Moví mi mirada a su rostro mientras ella sigue mirando la fruta, teniendo una idea en mente.

Con un movimiento ágil, la levante sobre mis hombros, escuchando su jadeo de sorpresa por el movimiento repentino, tratando de no perder el equilibrio con el nuevo peso sobre mí.

—Hehe... gracias.

—Mejor apúrate o te dejaré caer. — dije entre risas.

—¡No te atreverías!

Después de unos segundos y sintiendo cómo se mueve arriba, finalmente lo alcanza. —¡Listo... lo conseguí!

Con cuidado, la baje al suelo de nuevo, una sonrisa en su rostro y la fruta en la mano. —¡Eres más fuerte de lo que pareces!

—El trabajo en la granja tiene que dar sus frutos. — dije entre risas mientras ella me ofreció un bocado de la fruta, tan dulce y deliciosa como dijo que parecía.

El  silencio reino por un momento, el sonido de masticar llenando el aire hasta que ella rompe el silencio.

—Sabes, acabo de darme cuenta de algo.

Lleve mi mirada a su rostro, esperando a que siga hablando.

—Incluso si mi carrera artística fracasa, siempre te tendré para sostenerme en el camino hacia abajo.

Me sonroje un poco con sus palabras, apartando la mirada, tratando de ocultarlo. —Sabes que siempre estaré a tu lado. — susurre no teniendo nada más para decir.

Hay otro momento de silencio antes de que reúna valor. Había estado planeando invitar a Leah al laberinto de la Víspera de los Espíritus durante días, y este momento parecía perfecto, aunque me sentía un poco avergonzada de preguntar.

—Oye, Leah, quería preguntarte algo.

—Claro, ¿qué pasa? — ella respondió, dando otro bocado a la fruta.

—Con halloween acercándose, me preguntaba... Sé que vamos con Elliot juntos, pero ¿te gustaría pasar por el laberinto conmigo? Solo las dos.

Los ojos de Leah se iluminan de sorpresa y alegría. —¿De verdad? ¡Me encantaría! El laberinto siempre es más divertido con alguien más

Sonrío, sintiendo una calidez que me invade. —¡Genial! Será increíble. Y quien sabes, tal vez podamos encontrar la calabaza dorada.

Después de pasar la mañana con Leah en el bosque, ahora estoy en la casa de Emily. Hace unos días, le pedí ayuda porque quería un disfraz para la halloween aprovechando que ella sabía coser.

Buena suerte, cariño!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora