Danza de las medusas

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—Entonces, ¿qué te parece? ¿Te gusta, granjera? —

Me quedé sin palabras al ver la pintura de Leah. Cuando me pidió que viniera a su cabaña para ver su obra terminada, no esperaba algo tan increíble.

—No tengo palabras, Leah. Es absolutamente hermoso, realmente has capturado la esencia del lago — dije, tocando suavemente la pintura mientras la admiraba. Leah siempre hace un trabajo asombroso.

—¡Aw, gracias! Pensé que no lo terminaría antes de que acabara el verano, pero aquí estoy, en el último día de verano, con la pintura completa. — se rió de sus propias palabras, y no pude evitar unirme a ella. Se veía tan hermosa cuando reía.

—Hablando de eso, ¿tienes a alguien con quien ir a ver la Danza de las Medusas esta noche, granjera? —Su pregunta me tomó por sorpresa, dejándome sumida en mis pensamientos.

Desde que supe del evento a principios de verano, había estado planeando invitar a Haley a ver las medusas conmigo. Incluso tenía planes de pedirle con un ramo de girasoles. Pero ahora, esos planes se habían ido por la ventana. Había intentado tantas veces hablar con ella esta semana desde que le pedí ayuda a Emily, pero ella seguía evitándome.

—Bueno, no realmente. ¿Por qué preguntas? — inquirí, curiosa.

Mientras hablaba, observé a Leah colocar la pintura con las otras que había hecho en el suelo.

—Esperaba que pudieras venir con Elliot y conmigo a verlas. Es más divertido con amigos que estando sola, ¿no crees? — propuso.

—¡Por supuesto que lo es! Cuenta conmigo — respondí con alegría en mi voz.

Pase unas horas más con Leah hasta que decidí irme y terminar algunas tareas en la granja antes de que anocheciera.

Al salir de la casa de Leah, me quedé congelada en mi lugar cuando vi ese cabello rubio tan familiar. Una cabellera que reconocería en cualquier lugar.

Tenía la espalda hacia mí, así que no notó mi presencia. Me quedé en silencio durante unos minutos, ganando valor para a hablar y observándola tomar fotos del bosque con su cámara. Finalmente, decidí hablar lo suficientemente alto para que me escuchara.

—¿Disfrutando la vista? — pregunté, tratando de sonar casual aunque estaba algo nerviosa.

Ella dejó de tomar fotos, y una atmósfera tensa llenó el aire entre nosotras. Aún así, no se dio la vuelta.

—¿Quieres que te tome una foto, como solíamos hacer...? — dije y vi que ella empezó a alejarse, pero di un paso adelante y le agarré el brazo suavemente, sin querer que se fuera.

—No te vayas... por favor, Haley. Solo háblame... Dime qué hice mal para que te alejaras tanto. Al menos mírame a la cara — rogué, con un tono de desesperación a pesar de intentar mantener la calma.

El silencio reinaba entre nosotras, solo roto por el sonido del viento y los animales alrededor. No solté su brazo, temiendo que si lo hacía, ella se escaparía.

—Tengo algo que hacer. Déjame ir —respondió, tratando de liberarse de mi agarre.

No la soltaría, temía que si lo hacía, se escaparía y perdería mi oportunidad de hablar las cosas.

—Por favor, no me mientas. Si hice algo mal, solo dímelo, y trataré de arreglarlo. O dime por qué me estás evitando, porque me duele. Si no quieres que seamos amigas, no lo seremos, pero dame una razón. — La desesperación se filtraba en mi voz, aunque intentaba mantener la calma.

El silencio colgaba pesado entre nosotras. Solo el sonido del viento y los animales llenaban el vacío. No solté su brazo, temiendo lo que podría pasar si lo hacía.

Buena suerte, cariño!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora