IV | El Mundo Mira

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La noticia atravesó fronteras sobre el levantamiento de un nuevo rey, una nueva monarquía. Las imágenes eran escasas ante la poca cobertura que había del suceso y las críticas no se hicieron esperar ante los ojos de aquellos que lo veían como un suceso más. Las imprentas, redes sociales y medios de comunicación tenían la nota.

Compró el periódico, a pesar de que parecía de la vieja escuela, pero la nota internacional era tan llamativa. Estaba ansioso por saber el contenido, porque no podía creerlo. Subió al elevador con las compras para la semana y, después, entró dejando todo en la mesa. Leyó el contenido de la portada, con sus ojos paseándose de izquierda a derecha. Prácticamente devoró la hoja y siguió con la continuación en las hojas posteriores.

—Steve ¿Encontraste la leche para... Grant?— dijo Natasha con el bebé en brazos, pero vio a su esposo buscando algo en un lado y después cambió al otro extremo de la habitación.

Lo vio malabarear con el control del televisor y luego presionar el botón de encendido. La búsqueda continuó con un canal específico y, para su suerte, lo encontró en el momento idóneo. Natasha quiso volver a insistir en su pregunta, pero la nota también llamó su atención.

Las imágenes fueron imposibles de creer para el matrimonio, pero ahí estaban ante sus ojos. Conocían al rey James y a la princesa Wanda, al igual que la cantidad de seguridad que había en el castillo; pero era evidente que debilitaron a la guardia con el primer ataque.

—Steve... No creo que...

—¿Por qué no, Nat? Existen muchas monarquías alrededor del mundo y justamente esta, donde hace un año una plebeya se convierte en princesa y casi reina, cae y otro reinado surge con ella. ¿No crees que ella tuvo que ver en todo esto?

La pelirroja volvió a mirar el televisor, cuando Gabriel y Wanda estaban ante los habitantes que había en la capital. La chica de cabellos castaños era muy humana y sencilla, tanto que no le gustaba que le dijeran princesa o alteza, sólo como Wan o Wanda; ella era una de esas personas que le hablaba de tú.

—No— soltó muy segura de su respuesta y sujetó a su bebé para que ambos se sentaran en el sillón— Steve, tú conociste al rey y a la princesa. Esa chica está tan confundida que su rostro no es capaz de ocultarlo, tan sólo mírala.

El rubio le hizo caso y volvió a ver la pantalla. Parecía una expresión de miedo y tristeza. Suspiró al no saber qué podía ser verdad o mentira.

—Tal vez, ella sea una víctima más de esos rebeldes— continuó Nat.

—¿Desde cuándo confías tanto en alguien?

—Da igual, Steven. Pero ella es mi amiga y sé cuando alguien miente.

Rogers extendió su mano para acariciar el cabello de su hijo, que era delgado y cobrizo. Por ahora no podían viajar, ya que el pequeño Grant tenía pocos meses de haber llegado al mundo prematuramente y su salud era lo más importante ahora. 

No eran los únicos que veían dicha noticia, cerca del reino y a unos cuantos kilómetros de distancia, también el rey griego Loki se hacía muchos cuestionamientos sobre el bienestar y paradero de los Barnes, pero en especial de la reina madre, Winnifred. Esperaba que estuviera bien y a salvo, en el lugar en el que se mantenía escondida y... Si no lo estaba y la habían capturado o peor.

Se aseguró que no hubiera algún funcionario en los salones más cercanos y tampoco Torunn. Decidió guardar silencio y la escuchó entrenando con una espada al lado de su tío Heimdall. Sin duda, ella sería una líder y guerrera nata cuando tuviera más edad. Eso la mantendría ocupada por bastante tiempo, así que llamó a Fandral, el único miembro de su guardia personal al que le tenía una absoluta confianza, incluso era capaz de confiarle su vida.

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