Cuando llega al trabajo, antes de dejar caer su bolso a un costado de su cubículo, un ramo de flores hace de elefante en la habitación.
Carlos mira en todas direcciones, pensando en que el modesto arreglo de orquídeas azules puede traerle problemas, pues, en la oficina nadie a excepción de Raúl sabe que es gay. Y, aunque ha dejado varios años atrás la etapa de fingir ser heterosexual frente a su familia y cercanos, con las pololas inventadas y las excusas baratas, la ansiedad le gana por un momento.
Se acerca al arreglo, lo mira unos instantes, dejándose llevar por la belleza de las flores, abre el cajón de su escritorio y lo mete dentro, al menos hasta la hora del almuerzo.
No obstante, por más que trata de concentrarse en el trabajo, su mente y su mirada viajan hacia el cajón cada cierto rato, pensando en el origen de las flores.
¿Quién las envío? ¿se habrán equivocado de cubículo? ¿habrá sido Jaime? ¿Fernando...?
No, no puede ser Fernando, porque salió con el con suerte un par de veces, y la cosa quedó ahí.
¿Y qué si fue Jaime? ¿Por qué razón las habría mandado?
No es capaz de concentrarse, así que espera nervioso a la hora del almuerzo, va a buscar a Raúl a su oficina, y le planta el arreglo en el escritorio sin decir palabra.
—Carlos, tengo polola, no creo que sea bueno que volvamos a esto. —La cara de su amigo, seria y preocupada lo pone a la defensiva, empezando de inmediato a formular una aclaración, para cuando Raúl rompe a reír.
—Hay que hablar sobre tu sentido del humor... —La expresión molesta de Carlos preocupa a Raúl, que para de reír de inmediato, invirtiendo los papales con su amigo.
—Sorry, pensé que...
—Te estoy hueviando, ¡oh! —dice, quitando importancia al asunto con un gesto de la mano—. ¿Qué me puedes decir sobre estas flores?
Raúl mira el arreglo con detenimiento, aunque demora solo unos segundos en identificarlas.
—Orquídeas Azules...
—Sí sé que son orquídeas azules —acusa Carlos, con voz arrastrada y burlesca—. Quiero saber qué significan.
—Hasta donde recuerdo, pueden ser una buena opción entre compañeros de trabajo, ya que este color simboliza los negocios. Una orquídea azul también es perfecta para buscar una reconciliación... —Raúl mira hacia arriba, pausando su explicación de enciclopedia, como si intentase descargar el resto de la información—: El azul transmite paz, aprecio y armonía. Lo más probable es que sea artificial, porque las naturales son difíciles de encontrar, esta parece que es una Diane Labombarbe, son bonitas porque...
—Ya, sí entendí —interrumpe Carlos, llamando la atención de su amigo, que lo mira confundido, hasta entender que había empezado un info dumping.
—Perdón —dice Raúl, otra vez con preocupación.
—No, si no fue en mala —aclara Carlos—. Solo quiero saber quién las puede haber mandado.
—Como te dije, es opción para compañeros de trabajo, y para las reconciliaciones.
—Umm... podría haber sido el Jaime, entonces.
—¿No me habías dicho que lo cortaste?
—sí, pero igual lo he estado viendo. —Raúl mira a su amigo con cara de indignación.
—Tu mismo me dijiste que no te hace bien, como que asume que siempre estás disponible para el, y me da rabia eso —acusa Raúl.
—Sí sé.
—Pero...
—Nos vimos el sábado, carreteamos y pasaron cosas. —Raúl se pone de pie, guarda el arreglo en un cajón, indicándole a Carlos salir—. Pero ayer me mandó varios mensajes, y no quise responderle por lo mismo que dices tu...
—Te merecís algo mejor pos, y siendo sincero, dudo que ese weón te haya mandado flores a la oficina.
Carlos sigue a su amigo, mientras piensa en cuánta razón tiene, y una idea extraña aloja en su cabeza.
¿Y si no fue Jaime, quién fue?
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Orquídeas para Carlos
RomanceCarlos se ve envuelto en un misterio, pues una persona desconocida le ha hecho un hermoso e inesperado regalo, que pondrá su mundo de cabeza, haciéndolo enfrentar un pasado que no quiere recordar, y un futuro incierto que teme explorar.