No se necesitan palabras.
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El aire fresco de la montaña llenaba los pulmones de Tanjiro mientras caminaba por los senderos de la finca de entrenamiento de los cazadores de demonios.
Había pasado tiempo desde su última misión, y ahora se encontraba en un breve periodo de descanso.
La finca estaba en calma, pero siempre había alguien entrenando o recuperándose. Entre ellos, Tanjiro notó a Genya.
Ellos ya se conocían desde hace un tiempo, habiendo combatido juntos en varias ocasiones.
Genya se encontraba entrenando solo, golpeando con fuerza un tronco de entrenamiento con una determinación feroz en sus ojos.
Tanjiro, ahora más tranquila tras su recuperación, decidió acercarse y ofrecer su compañía.
—Hola, Genya —saludó Tanjirou con una sonrisa amigable—. ¿Te importa si entreno contigo?
Genya se giró, su expresión inicialmente dura suavizándose ligeramente al reconocerla.
—Kamado —dijo, bajando un poco la guardia—. Claro, no me importa. Haz lo que quieras.
Tanjiro asintió, agradecida por la aceptación.
Se unió a Genya, golpeando su propio tronco de entrenamiento y manteniendo el ritmo con él.
Trabajaron en silencio por un tiempo, cada uno concentrado en su propio entrenamiento.
Pero Tanjiro no pudo evitar notar la intensidad en los movimientos de Genya, como si estuviera luchando contra algo más que un simple tronco.
Después de un rato, decidieron tomar un descanso. Se sentaron en una roca cercana, sudorosos pero satisfechos por el arduo trabajo.
—Eres muy fuerte, Genya —comentó Tanjirou, rompiendo el silencio—. Siempre me impresionas.
Genya gruñó, pero había un matiz de agradecimiento en su mirada.
—Tú también eres fuerte, Tanjiro. He visto cómo luchas. No te rindes, sin importar qué.
Tanjiro sonrió, agradecida por el reconocimiento.
—Luchamos por lo mismo, Genya. Para proteger a los que amamos y hacer de este mundo un lugar mejor.
Genya asintió, su mirada se endureció al recordar a su hermano Sanemi y las razones por las que se unió a los cazadores de demonios.
—Sí. Tengo que hacerme más fuerte, por él. No puedo fallar.
Tanjiro puso una mano en el hombro de Genya, su gesto lleno de apoyo y comprensión.
—Y lo harás. Ya eres increíblemente fuerte, Genya. Pero no estás solo en esto. Estamos todos juntos en esta lucha.
Genya miró la mano de Tanjirou en su hombro, sorprendido por la calidez y la honestidad en sus palabras. No estaba acostumbrado a recibir tanto apoyo, especialmente de alguien fuera de su familia. Sintió un nudo en su garganta, pero lo disimuló rápidamente.
—Gracias, Tanjiro —dijo finalmente, su voz más suave—. Aprecio lo que dices.
Pasaron los días y Tanjiro y Genya comenzaron a entrenar juntos regularmente.
Se forjó una camaradería entre ellos, basada en el respeto mutuo y la comprensión compartida de sus luchas.
Aunque Genya aún mantenía su actitud áspera, Tanjiro podía ver más allá de eso, notando la bondad y la vulnerabilidad en su interior.
De cierta manera, se sentía bien, ella se sentía especial al saber que Genya solo tenía esa actitud suave y gentil con ella.
Una noche, después de una intensa sesión de entrenamiento, se sentaron bajo el cielo estrellado.
La conversación fluía con naturalidad, pero ambos sentían una creciente tensión que ninguno de los dos se atrevía a mencionar.
—Genya, ¿alguna vez te has preguntado qué harás cuando todo esto termine? —preguntó Tanjiro, mirando las estrellas.
Genya se quedó en silencio por un momento, luego respondió con honestidad.
—Supongo que no he pensado mucho en ello. Todo lo que sé es que quiero proteger a mi hermano y asegurarme de que el sacrificio de todos haya valido la pena.
Tanjiro asintió, comprendiendo profundamente sus sentimientos.
—Entiendo. Yo también quiero proteger a los que amo. Pero también me gustaría encontrar un lugar donde pueda estar en paz.
Genya la miró, sus ojos oscuros llenos de una emoción que no pudo ocultar del todo.
—Tú ya eres una fuente de paz para muchos, Tanjiro. Incluyéndome a mí.
El corazón de Tanjirou latió con fuerza ante sus palabras, pero mantuvo la compostura.
Había algo entre ellos, una conexión que iba más allá de las palabras.
—Gracias, Genya. Eso significa mucho para mí —respondió Tanjiro, su voz suave.
Se miraron el uno al otro, el silencio entre ellos cargado de una tensión palpable. Bajo el cielo nocturno, sentados en la tranquila finca de entrenamiento, ambos sabían que había algo especial en su relación, algo que no necesitaba ser dicho en voz alta.
Esa noche, mientras las estrellas brillaban sobre ellos, Tanjiro y Genya encontraron consuelo en la compañía del otro, dejando que la tensión romántica permaneciera como un susurro silencioso en el viento.
Aunque no se confesaron, ambos entendieron que su vínculo era fuerte y significativo, y que, pase lo que pase, siempre tendrían el apoyo mutuo en la lucha contra la oscuridad.
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Tanjiro se rió al sentir un par de manos fuertes y calidas en su cintura.
—¿Cómo estás, cariño?
Genya sonrió y enterró su cabeza en su hombro.
—Eh estado cansando, no tienes idea de cuántas ganas tenía de verte, deseaba terminar con mi entrenamiento de una vez.
Tanjiro acaricio su cabello, se volteo y le dió un beso en la frente.
—Muy bien, ¿Quieres dormir conmigo hoy, cariño? —Tanjiro sonrió.—
El se le quedó mirando y luego asintió, inesperadamente, la sostuvo con fuerza y le dió un beso en los labios.
Tanjiro se había sobresaltado Pero luego le correspondió, enrollando sus brazos en su cuello.
Cuando se separaron, Genya se rió nerviosamente.
—Si Shinobu llega a ver esto me mataría. —Comento con miedo.—
Para nadie era un secreto que Shinobu era muy sobreprotector con Tanjiro.
De hecho, cuando la peliburdea y Genya hicieron pública su relación Shinobu fue el primero en pararse e intentar cortarle el cuello a el.
No hace falta decir que su hermanito, Sanemi lo defendió (aunque luego le dió un sermón por qué pues...no hace falta decir que Sanemi y Tanjiro no se llevan muy bien.)
Aunque...bueno, todos eran sobreprotectores con Kamado, ni siquiera el sabe cómo logro salir vivo de esta.
—Te amo, Tanjiro.
Ella se sonrojo y asintió.
—Lo se, yo también te amo, Genya.
Y luego, unieron sus labios, en otro tierno beso.
Fin del onet shot.
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Tanjiro fem x All onet shot
Hayran KurguEstás serán historias cortas de Tanjiro mujer con todos, si no te gustan este tipo de ships te pido que te vayas y no dejes ningun comentario de odio. por último, Kimetsu no Yaiba no me pertenece, Créditos a Goyoharu Gotouge.