Capitulo 11

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Me salvó la patria un estruendo que bajaba del segundo piso. Llegaron a mitad de las escaleras Dinah y Ally, ruidosamente; la risa de Dinah sacudió la estancia y pronto, como era usual, la atención de todos estuvo sobre ellas. Anne regresaba con sus amigas dejando a Di sola en el marco de la puerta exterior, con la mirada nostálgica y alegre que se le veía desde la noche pasada. Y yo casi me había olvidado de la existencia de mi amiga ¡ups! Por su parte, Camila me sonrió antes de subir también con ellas. Dianne y yo compartimos una mirada significativa; no terminabamos de acostumbrarnos del todo a lo que estaba sucediendo, pero tampoco podíamos hacer mucho al respecto más que ver a dónde nos conducian esas excéntricas mujeres.

No supe exactamente en que momento el salón se había llenado de gente. Conversaciones en varios idiomas se mezclaban indistintamente, haciendo que yo me preguntara cómo era que en cualquier lugar en el que estuviera Camila siempre se encontraba la gente más interesante, cómo lograba crear ese ambiente tan suyo. Esa energía segura y despreocupada; se podía palpar la promesa de la aventura que sería esa velada, la que prometía su presencia. Eso, esa era la palabra. Camila Cabello tenía presencia.

-Amigos, gracias por venir hoy a este pequeño gathering- Anunció Camila, después de que Dinah callará a todos con un silbido que se me hizo super cómico.

-De mi familia tomé la costumbre de celebrar los equinoccios y los solsticios- Anne tomó la palabra enseguida -Hoy, en el solsticio de verano, quiero agradecer al universo por regalarnos estos meses de sol, conexión, diversión y ocio. ¿No es hoy un día simplemente esplendido?- se levantaron gritos y aplausos de la multitud -Es aún más memorable por estar aquí en compañía de tantas caras diferentes, de tantas almas tan distintas bajo un mismo techo.

-Y tanto alcohol en un solo cuarto- agregó Dinah, provocando algarabía y risas.

-¡Ay, Allah!- la regañó Ally, aunque también ella reía -Mejor empecemos esta fiesta ¡Música maestro!

Con un último vitor del improvisado público, la música llenó la estancia. Yo seguía bajo el hechizo del discurso de las chicas que ahora se abrazaban en las escaleras, transmitiendo una amistad tan sincera como bonita. Camila beso las manos de Ally y Dinah la frente de Anne. El cariño que se tenían era radiante, llegaba hasta mí como un rayito de sol; me generaba intriga conocer su historia. Es curioso como se forjan las amistades, como las personas se encuentran por casualidad y se comienzan a querer por decisión.

Di llegó hasta mí, sacándome de mi burbujita mental con una copa de dios-sabe-que. Se la recibí de buena gana, detallando su semblante mucho más relajado que antes; o, tal vez, todos nos veíamos más relajados bajo la tenue luz de colores.

-¡Lauren, Dianne!- nos sorprendió el saludo de Ally, quien llegaba de brazos abiertos, acompañada de las demás -¡Que bueno que pudieran venir!

-No nos lo hubiéramos perdido por nada- le respondí devolviéndole el abrazo para luego pasar a Dinah y Anne.

-Camila estaba preocupadisima de que no aparecieras- me dijo Dinah en voz baja, con una sonrisa cómplice.

Camila al ver la expresión de su amiga me separó de ella antes de que pudiera responder.

-¿Quieres bailar?

Con una mirada como todo permiso me llevó a la pista de baile y la fiesta no demoró en encenderse. He de admitir que descuide por completo mi regla de no mezclar bebidas. Recibí copas a diestra y siniestra sin darme cuenta de en qué momento comenzamos a saltar de un género musical a otro; sin prestar mucha atención a mis parejas de baile, que cambiaban regularmente. De hecho, en algún punto me encontré enseñando unos pasos básicos de salsa a un chico francés de lo más amable que trató de hablarme en un español machado. Le abone puntos por el esfuerzo.

Overseas (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora