10. Un Vaivén

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A la mañana siguiente, era como si la furia de Harry se hubiera transformado en una peligrosa y constante indignación. No estaba seguro de cuánto sabía Malfoy o había deducido sobre su infancia, pero claramente sabía que algo no estaba bien. Harry tenía que estar enfadado porque, de no ser así, estaría muerto de miedo al ver que Malfoy estaba peligrosamente cerca de descubrir su secreto más oscuro.

Mientras Harry se iba convenciendo cada vez más de que Snape no iba a contarle a nadie sobre los Dursley, o al menos de que tenía la intención de mantenerlo en secreto, no creía ni por un segundo que Malfoy fuera a comportarse con discreción. Harry ya podía oír a Malfoy describiendo los moretones con voz burlona: ¿Ni siquiera puedes defenderte de un grupo de Muggles, Potter? De verdad que eres un mago patético. Las carcajadas estridentes de Pansy Parkinson se elevarían por encima de las risas de los Slytherins, y Harry nunca podría volver a mostrar su rostro en Hogwarts.

Así que sí, Harry estaba furioso. Y si eso significaba que empujaba a Malfoy de camino al baño con tal fuerza que lo hacía tropezar contra la pared, pues que así fuera. O si significaba que Harry le pisaba 'accidentalmente' el pie con toda la fuerza que podía mientras se sentaban a desayunar, pensaba que merecía ser perdonado.

Malfoy, que nunca desaprovechaba una oportunidad para chivarse de alguien, especialmente de Harry, sorprendentemente no dijo nada. Solo soltó un pequeño gemido de dolor. Eso sorprendió a Harry, especialmente porque Snape estaba justo allí, listo para intervenir y tomar el lado de Malfoy, como tanto le gustaba hacer. ¿Por qué no estaba armando un escándalo?

Harry no lo sabía, y no saberlo lo enfurecía aún más. No sabía qué le pasaba hoy, pero sentía que la más mínima provocación lo haría explotar. De hecho, estaba tan consumido por su ira que toda la conversación se convirtió en un zumbido en sus oídos, y no se dio cuenta de que Snape intentaba hablar con él hasta que sintió que el hombre le daba un toque en el hombro. Harry estaba tan fuera de foco que se estremeció ante el contacto antes de tener tiempo de pensar en lo que estaba haciendo. Esa muestra de absoluta debilidad, de patético miedo y vulnerabilidad, solo lo exasperó más. Quería golpear a alguien, preferiblemente a Malfoy...

—¿Qué dijiste? —logró preguntar.

—Dije que esperes aquí un momento mientras dejo a Draco arriba —la mandíbula de Snape estaba tensa. Harry esperaba que no pensara que lo había estado ignorando intencionadamente. En este momento, le resultaba imposible siquiera pensar con claridad, y mucho menos escuchar—. Necesitamos hablar.

Harry se alegró de haber terminado de comer, ya que su estómago se contrajo incómodamente ante esa idea. Mientras Snape escoltaba a Malfoy fuera, quedó pensando en sobre qué podría ser esa conversación. Aunque no era una pregunta difícil. Harry tenía una buena idea: era hora de su interrogatorio diario sobre los Dursley.

Y desafortunadamente, tenía razón. Snape se sentó frente a Harry y lo fijó con esa horrible, penetrante mirada de concentración.

—Ahora, Harry.

De nuevo con los nombres de pila. Siempre era 'Harry' cuando se trataba de los estúpidos Dursley, ¿verdad? Luego volvía a ser Potter cuando Snape no quería nada. La manipulación del hombre sentado frente a él solo servía para empeorar el mal humor de Harry.

—Me gustaría continuar nuestra conversación de ayer por la mañana, si te parece.

—Pues no, no me parece —respondió Harry con brusquedad.

Snape exhaló ruidosamente.

—Te dije ayer por la mañana que continuaríamos, y soy un hombre de palabra.

—No me importa, no quiero hablar, déjame en paz —murmuró Harry, fulminando a Snape con la mirada. El hombre empezaba a parecer tan frustrado como Harry se sentía.

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⏰ Última actualización: Jul 09 ⏰

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