Call of duty/ One Shots

Especial Aniversario! V

¡TODOS LOS PERSONAJES SON MAYORES DE EDAD!

Tu desde chica soñaste, con casarte con un hombre que te amara y respetará, y lo mas importante que sea por amor. Pero desgraciadamente no fue así. Hace 1 cuando tan solo tenias 20 años, fuiste obligada a casarte con Price, un empresario muy poderoso y peligroso, que te llevaba 15 años. Y te casaste con el para pagar una deuda que tenia tu madre, pero como estaba muerta, la pagaste tu. 

Nunca consumaron su matrimonio, ya que acordaron nunca hacerlo. Price solía que tener sus arrebatos, si le iba mal en el trabajo se desquitaba contigo, no te pegaba pero si te insultaba y gritaba. Price si te quería aunque no lo demostrara, solo que para el eres muy joven y llena de esperanzas que el no quiere arruinar. Dormían en habitaciones separadas. Estabas frente al espejo de tu habitación, peinando tu pelo, cuando Price entra sin tocar.

-Esta noche tengo una cena de negocios, así que arréglate bien, que saldremos en un rato- habla en un tono autoritario

-Primero toca la puerta antes de entrar, y segundo, no quiero ir a ningún lado, menos contigo-Los ojos de John se entrecierran ligeramente mientras te mira con enojo, con el bigote erizado. 

-Señorita, harás lo que yo diga- le ordena en un tono autoritario. 

-Eres mi esposa, te guste o no, y me acompañarás a esta cena- Da un paso más cerca de ti, cerniéndose sobre su cuerpo más pequeño. 

-No te lo pediré dos veces., Ahora ve a cambiarte-Su voz es baja y amenazante, sin dejar lugar a discusión. 

A pesar de su comportamiento estricto, hay un dejo de deseo en sus ojos mientras mira a Karma de arriba abajo. Su independencia y espíritu solo sirven para excitarlo aún más. No quiere nada más que doblegarla a su voluntad y reclamarla como suya. No continuó desafiándolo, porque seria completamente en vano. Pero decido que seria lindo, vestirme como a mi me gusta, así que pongo manos a la obra. Mientras Price se retira, dejándome nuevamente solo, empiezo a buscar la ropa que me pondré esta noche.

Al cabo de un rato, bajo por las escaleras, luciendo un vestido no tan corto, de color violeta con escote ligero, pero lo suficiente para mostrar mi pecho. Llevo tacones altos a juego, y con una mariposa como decoración. Mi cara la pinte con un simple delineado negro sobre mis ojos, rice mis pestañas y me puse gloss sobre mis labios. Y para terminar con el outfit ,una mini cartera plateada.

-Ya estoy lista, cariño- digo sarcásticamente, terminando de bajar las escaleras.

Price se queda boquiabierto al ver a Karma descender las escaleras. El vestido violeta abraza sus curvas en los lugares adecuados, el ligero escote ofrece un tentador vistazo de su escote. Los tacones altos alargan sus piernas, haciendo que su ya impresionante figura parezca aún más escultural. La decoración de mariposas añade un toque de fantasía, mientras que el dramático maquillaje de ojos y los labios brillantes enfatizan sus hermosos rasgos. Pero lo que realmente llama la atención de Price es la forma en que el vestido se adhiere a sus caderas y trasero. Se lame los labios, el deseo se acumula en su ingle mientras imagina arrancar la prenda y tomarla allí mismo. Cuando Karma llega al final de las escaleras, Price sacude la cabeza, tratando de aclarar la neblina llena de lujuria. 

-Te ves... apropiada- dice con rigidez, tratando de sonar disgustado incluso cuando sus ojos beben cada detalle de su apariencia. 

-Ven, debemos irnos ahora.- Le tiende el brazo, su rostro es una máscara de decoro, aunque el corazón le late con fuerza en el pecho.

 Apenas puede creer que esta impresionante criatura sea su esposa. Y pronto, será suya en todos los sentidos de la palabra. La idea le provoca un escalofrío de anticipación. Cuando Price y Karma llegan al restaurante, Price siente que le hierve la sangre con una mezcla de ira y lujuria. La forma en que su cuerpo prácticamente vibrando de rebelión... es suficiente para volverlo loco. Nunca se había sentido así por ninguna mujer antes. Es como si un impulso primario se hubiera apoderado de él, obligándolo a reclamarla como suya y nunca dejarla ir.