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Esa tarde, ligeramente fría, Stan se encontraba saliendo de la peluquería luego de haberse hecho un pequeño corte, no mucho, solo lo suficiente para que él estuviera satisfecho. Al salir, sacó un paquete de goma de mascar de su bolsillo para desenvolver el dulce de color rosado y llevarlo a su boca.

Estaba por irse de vuelta a su casa, pero terminó por toparse con la señora Denbrough, llevando a Georgie de la mano junto a ella.

—Hola, Stan —La señora Denbrough saludó de forma amable, sonriéndole a su yerno.

—Hola, señora Denbrough —Stan saludó a la mujer con una sonrisa, la cual mantuvo para ver al niño—, y hola, Georgie.

—Hola, Stan —Georgie saludó, pero no con su tono de fingida inocencia que siempre ponía cuando estaban rodeados, al contrario, ahora lucía algo molesto y estaba haciendo un pequeño puchero.

—¿Por qué la cara larga? —Stan preguntó con un legítimo tono de intriga.

—Es que traje a que le cortaran el cabello a Georgie, pero el niño no quiere cortárselo —Explicó la mujer, dedicándole una mirada a su hijo menor.

—Pero a mí me gusta mi cabello largo mamá —El niño se quejó, mirando a la mujer.

—Ya lo se cariño, pero en tu escuela no les gusta y debes cortártelo —La mujer iba a seguir hablando con su hijo, pero el sonido del ringtone de su teléfono la interrumpió y ella tuvo que sacar el aparato de su bolsa—. Georgie cariño siéntate en la banca mientras contesto, es importante.

La señora Denbrough comentó y empezó a alejarse, dejando a Georgie sentándose en la banca, cruzando sus brazos, muy molesto por su ceño fruncido. Stanley por su parte se quedó mascando su dulce y una idea cruzó por su mente y sonriente llevó la mano izquierda a su boca para sacar el chicle y procedió a sentarse al lado de Georgie.

—¿Sabes Georgie? Soporto tus dardos en la cara, pero nunca más vuelvas a usar canicas en mi contra, aún tengo marcas de esas estúpidas canicas en mi espalda —Stan dijo con molestia y discretamente dejó la goma de mascar en la banca justo detrás de la cabeza de Georgie.

—Como si me importara, baboso —El niño reclamó y Stan frunció el ceño.

—Espero y no te lo dejen muy corto —Comentó Stan hablando con burla y le dio un leve empujón al niño, quien solo le enseñó la lengua y se dejó recargar en la madera.

—Como si te importara —Dijo el niño justo cuando la señora Denbrough volvía.

—Bueno, debo irme —Stan habló, sonriéndole a su suegra—. Fue bueno verlos, hasta luego señora Denbrough, adiós Georgie disfruta tu corte.

—Hasta luego Stanley, Georgie despídete —Dijo la mujer adulta.

—Adiós, Stan —Dijo Georgie con poco ánimo y se enderezó, sintiendo algo en el cabello, el niño se llevó una mano al cabello, sintiendo una cosa pegajosa ahí—. ¡Ay mamá!

—¿Qué pasa Georgie? —Preguntó la mujer, alarmada por el grito.

—Se me pego un chicle al cabello —El niño chilló, haciéndose al frente, mostrando la masa de goma de mascar estirándose con un trozo en la madera y otro en su cabello.

—Ay Georgie, ¿pero por qué no te fijas? —La mujer reclamó.

Y es así como esa tarde el pobre niño terminó con un corte de pelo bastante corto.

Georgie vs Stan (Mitto's Version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora